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¿Red Bull mata?

ESPECIAL (Por Francisco Pancho Calderón).- La noche paranaense tiene como bebida predilecta de adolescentes, jóvenes y adultos a las bebidas energizantes mezcladas con alcohol. En otros países del Primer Mundo han sido prohibidas inicialmente para coordinar campañas de prevención en cuanto a su ingesta, y luego vueltas al mercado tras concientizar a sus consumidores. Hay mucho de sensacionalismo en algunas campañas que rechazan su venta libre. Pero también puede haber parte de verdad que las propias empresas o especialistas gubernamentales en Salud deberían desentrañar con mayor insistencia y profundidad.

Red Bull y otras bebidas energizantes de venta libre, están hace rato de moda, y cualquiera de nosotros la puede consumir y probarla aunque mas no sea por curiosidad, generando quizpas mucho daño de no tomarse los recaudos pertinentes.

Red Bull  se comercializa a nivel mundial con su slogan: “Aumenta la resistencia  física, agiliza la capacidad de concentración y la velocidad de reacción, brindando mas energía y mejorando el estado de animo” (palabras más, palabras menos…), llegando a casi 100 países de todo el mundo y seduciendo a dos segmentos que han sido cautivados por el estimulo que produce la bebida: jóvenes y deportistas.

Dietrich Mateschitz, descubrió la bebida -a base de cafeína y taurina- en un viaje de negocios a Tailandia, cuando trabajaba para una empresa fabricante de pasta dental.
Fue éste austriaco quien se convirtió en empresario llevándola a Europa y desde allí se extendió por todo el globo terráqueo.

Lo que -aparentemente- no midió Mateschitz fue que el contenido de éste líquido, combinado con un carbohidrato natural producido por el sistema metabólico humano (Glaucuronalctone), podría generar efectos devastadores con una ingesta sucesiva y sin medida o peor aún combinándolo con alcohol.

Cabe acotar que se dice en cadena de mails que el glucuronolactone “es un químico altamente peligroso, desarrollado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos en los año 60 para estimular la moral de las tropas acantonadas en Vietnam, el cual actuaba como una droga alucinógena que calmaba el stress de la guerra.  Pero sus efectos en el organismo fueron devastadores y fue descontinuado ante el alto índice de casos de migrañas, tumores cerebrales y enfermedades del hígado que mostraron los soldados que lo consumieron”.

Por añadidura, está claro que por alguna razón seguramente vinculada a “negocios” de alguien que se opuso alguna vez para hallar una “recompensa” por el silencio o la rectificación, hay un sinfín de expresiones encontradas.

Sin embargo, no hay refutación en lo inherente a que la función energizante acelera el ritmo cardíaco y en personas que no sean conscientes de alguna insuficiencia coronaria y peor aún, que no realicen habitualmente ejercicios físicos o sus vidas transcurran sedentariamente, abusar de la cantidad ingerida puede transformarse en un episodio coronario grave más aún en quienes sean sensibles a la cafeína.

Del mismo modo, estaría latente que al realizar un abrupto esfuerzo físico mayor que el cotidiano, con menos agotamiento, y el flujo sanguíneo provocar un bombeo anormal, quizás podrían suscitarse lesiones cerebrales.

Amén de ello, alegan científicos que su mezcla  con alcohol podría devenir en riesgos para el hígado, asignándole un factor importante de gravidez en éste aspecto a la vitamina B12 que incluye, la cual puede provocar -en organismos sensibles- hipertensión y un estado de excitabilidad excepcional.

En conclusión, su consumo regular sin seguimiento, sin medición, y solo con el propósito de “desinhibirte” indudablemente podría acarrear males insondables en lo hepático, en lo coronario, y/o en lo neurológico.
Hoy, en la Argentina, el alcohol es un problema grave, en todas las edades, clases sociales y momentos del año, pero más se agrava todo cuando se asocia sin medida, descontroladamente a bebidas energizantes.

Red Bull no debería matar si su uso es a consciencia, o sea con medida. Por consiguiente, salvo que alguien lo documente fehacientemente, el exceso de toda bebida energizante se puede vincular o comparar tranquilamente con el exceso de parrilladas, tabaco, alcohol, café, fármacos diversos, etc, etc…
Sobran casos de muertos tras una suculenta comida, o ni hablar de los cánceres de pulmón, o las úlceras hemorrágicas por superabundancia de café, o los accidentes de tránsito que se producen por los desbordes en el estado emocional de quien consume dosis desaconsejables de alcohol inhibiéndose los reflejos necesarios para manejar, o los comas etílicos, o las graves insuficiencias hepáticas por alcoholismo, o las interacciones medicamentosas, o hasta por una “maratón” sexual.

No somos eruditos, pero tampoco ignorantes. Todo abuso es nocivo. Por ello, concebimos que el uso racional de Red Bull no debería matar. Ahora bien… Es INNEGABLE. Red Bull y las demás empresas fabricantes de éste tipo de bebidas deberían ser conminadas LEGALMENTE a ejecutar campañas de concientización de la población, especialmente de los jóvenes tan proclives a incurrir en desproporciones.

Y asimismo, el propio gobierno que autoriza su uso indiscriminado, debería elaborar promociones clarificantes, o desde las esferas legislativas promover de una buena vez por todas análisis profundos de la coyuntura y darles difusión a los proyectos generados y las leyes aprobadas. En tanto ello no ocurra, seguiremos leyendo y escuchando un amplio repertorio de acusaciones y consejos, consensuados o desvirtuados, dependiendo de la conveniencia de cada parte.