“La pobreza es el problema principal” según Sarghini
|El economista Jorge Sarghini, que participó de un seminario organizado por el Peronismo Federal, aseguró que el principal problema nacional es la pobreza, que afecta a uno de cada tres argentinos. Defendió el concepto de un Estado regulador y aseveró que los inconvenientes que se plantean en el escenario cercano son más “políticos que económicos”.
“He venido por una invitación de Jorge Busti y del resto de los diputados con los cuales hemos compartido el trabajo en la Cámara, para conversar sobre temas candentes, como el federalismo y los problemas sociales. En el país hay debates de fondo, y es hora de que empecemos a darlos en profundidad, en la búsqueda de los mayores consensos”, dijo Sarghini.
El ex diputado nacional y ex – secretario de Hacienda de la Nación, participó de un encuentro organizado por el peronismo federal entrerriano. Junto a él estuvo Eduardo Amadeo, actual legislador nacional y también ex – funcionario de Eduardo Duhalde.
“El problema más importante que hay que abordar, desde lo estructural, es la pobreza. Hoy tenemos un tercio de la población por debajo de esa línea. En lo inmediato, hay dos temas que están absolutamente vinculados con la pobreza: la posibilidad de generar fuentes de trabajo y la urgente necesidad de parar la inflación”, consideró.
“Hay dos condiciones que se tienen que dar de manera conjunta y simultánea para ir achicando el alto nivel de pobreza: la creación de nuevos puestos de trabajo, esto se llama inversión, y la otra es que haya estabilidad de precios”, expresó.
La suba de precios es “multicausal”, definió. Al origen lo situó en el 2007 por el “estrangulamiento de oferta. La tasa de demanda y de crecimiento de la economía venía al 8% anual con una capacidad instalada que no crecía. Como había capacidad productiva ociosa y un fuerte nivel de desempleo, fue posible el crecimiento con estabilidad. Faltó (luego) anticipo, incentivo a la inversión que fuera corriendo la frontera productiva para que ese crecimiento pudiera mantenerse de manera sostenida y sin tensión inflacionaria”.
“Cuando esta apareció, en lugar de reconocerla y actuar rápido, se la negó. Detrás, se escondieron los índices de precios y esto hizo que las expectativas se colocaran por encima de la inflación real. Aquí comienza la multicausa: hay un efecto estructural por insuficiencia de oferta, expectativas que siempre se colocan por sobre lo real, más una puja por quién llega primero a reposicionarse en ese esquema”, narró.
“La puja distributiva entre los factores económicos, el trabajo y la renta, “siempre está en el mundo capitalista, pero de una manera se da en esquemas de estabilidad, y de otra bajo esquemas inflacionarios”, puntualizó.
A esto sumó otro elemento: la monetización “que hoy se está haciendo como consecuencia de una situación fiscal que la demanda”.
Sarghini consideró a la concentración y oligopolización de la economía nacional como “uno de los factores” que actúan en la restricción de la oferta de bienes y servicios y que aumenta los precios. “Es determinante para la estructura de precios relativos. Quienes tienen poder monopólico, tienen mayor posibilidad de posicionamiento, pero no son causa de inflación. Es una gran confusión mezclar la estructura de mercados oligopólicos con la inflación”, argumentó.
Para contrarrestar esta situación del mercado nacional “hay legislación, y si no, hay que corregirla y atacarla. Para eso están todas las leyes antimonopólicas y la Comisión de Defensa del Consumidor”, mencionó.
“Participo de la idea de un Estado regulador de la economía para generar las mejores condiciones de bienestar, que tiene que generarlas aún en mercados oligopólicos o monopólicos, usando los instrumentos que hay para que no obtengan superganancias”, dijo.
“Si el diagnóstico de la inflación queda localizado en esa falla del mercado, no se entiende el proceso de suba de precios. Superganancias es una cosa, la inflación es otra. Cuando se equivoca el diagnóstico, no aparece la solución y pagan los que menos tienen”, destacó.
Para que haya inversión y capitalización del sector privado, es necesario “inducirlas” con “política económicas”, sentenció. “Del sector empresario, si algo que no se puede pedir, es que piense en el bienestar general. Quien debe pensar en esto, es el Estado, teniendo la capacidad de regulación del mercado para que ese bienestar general sea posible”, consignó.
Entrando en el terreno fiscal, definió: “El impuesto a la ganancia tiene que ser progresivo. Es el más justo de los tributos”. El gravamen sobre el cheque, por otro lado, es “un mal impuesto. No hay duda de esto. En un esquema impositivo ideal, cuando menos, debería tender a un mínimo, porque (el impuesto) es un muy buen sistema de información, pero nunca en niveles que desincentiven la bancarización y las transacciones formales de la economía”, afirmó.
“¿Por qué la coparticipación del impuesto al cheque? Porque hoy las provincias no tienen otra vía más directa” de acceder a recursos, arguyó. En un esquema de rediscusión de la distribución de fondos entre Nación y provincias “coparticiparía más los impuestos permanentes, como IVA y ganancias. Y volvería atrás la reforma que se hizo cuando el Estado se desprendió del sistema jubilatorio (al crear las AFJP), que ahora volvió y la Nación debería devolver a las provincias lo que les sacó en aquel momento”, apuntó.
El estado de la situación a futuro de la Argentina dependerá “de lo que hagamos”, consignó. “No veo en el país problemas que no tengan solución o que sean de una gravedad comparable con otras crisis que hemos tenido. Sí me preocupa no ver al Gobierno enfocado en la resolución”, aseveró.
“La situación fiscal se ha ido deteriorando. Y en vez de buscar soluciones, se buscan cajas alternativas para ir financiando un esquema que es divergente. Ha habido fuerte desinversión en el sector energético y una maraña de subsidios de la que no es fácil salir. Pero nada de esto predice explosiones o crisis como las que hemos sabido tener. Ahora, se van acumulando y la política del Gobierno tiende a agudizarlas y a no salir de ellas”, relató.
“El problema es más político que económico”, concluyó.