“La beatificación de Juan Pablo II está en manos del Papa”
|El cardenal Stanislaw Dziwisz, por 40 años secretario privado de Juan Pablo II, dijo hoy que no conoce las versiones periodísticas en cuanto a la inminente beatificación de Karol Wojtyla, y reiteró que “todo depende del Papa” Benedicto XXI.
“Los obispos polacos no queremos interferir (en la causa). No queremos que el Papa vaya apurado, debe analizarlo bien porque también a él lo une la figura de Juan Pablo II”, precisó en una conferencia de prensa en la pinacoteca de la Nunciatura Apostólica, en el marco de su visita al país.
Y hasta bromeó con la corresponsal de Radio Vaticano: “Pregúntele a ella, el Papa siempre es el último en conocer las noticias. Primero lo sabe Radio Vaticano”.
No obstante, dijo que la gente “reconoce su herencia” y lo demuestra en las habituales procesiones a su tumba en el Vaticano o en su visita a Cracovia, para “conocer cómo vivía, cuál era su cultura”.
Consultado sobre si se tenía constancia de que Juan Pablo II realizó milagros en vida, el purpurado polaco respondió: “De eso no podíamos hablar, lo teníamos prohibido, pero ya muerto, hay muchas cosas registradas, y documentadas”.
El actual arzobispo de Cracovia puso el ejemplo de un obispo que se había curado de cáncer y algunos comentaban el caso, a lo que Juan Pablo II interrumpió para decirles: “No es obra del hombre, es obra de Dios”. Aclaró que esto lo hacía “en base a hechos y no para crear leyenda”.
Anécdotas
El cardenal Dziwisz contó además anécdotas de la vida cotidiana de Juan Pablo II, a quien definió como “un hombre sencillo, no era exigente, ni buscaba nada para él”.
El purpurado precisó, entre otras cosas, que a Juan Pablo II le gustaba “escaparse del Vaticano”, sobre todo para tener contacto con la naturaleza. “No era una diversión, lo necesitaba. Al principio hablaba con su ocasionales acompañantes, pero después se quedaba en silencio, porque decía que era el momento de su encuentro con el Creador”.
Asimismo, reveló que “no usaba computadora, sino que escribía con lapicera” y precisó que cuando tenía que pensar cosas importantes lo hacía en la montaña. “Al comienzo iba a esquiar y sorprendía. Nadie podía pensar que un Papa hiciera fila como otros y esperara su turno para esquiar. Algunos lo miraban con sospecha, otros no lo podían crear”.
“Un día un niño lo reconoció y le dijo: ‘Santo Padre’. Desde entonces hubo que cuidarse más”, admitió.
El cardenal Dziwisz contó también la anécdota con un trabajador de la zona montañosa de las Dolomitas, que al reconocerlo lo invitó a su casa y “tomaron un vaso de vino”. “Mire usted, mi mujer es muy piadosa. Mi esposa va a la Iglesia a buscar al Papa y el Papa está en mi casa”, recordó que le dijo, entre sonrisas, aquel parroquiano.
Su relación con la Argentina
El arzobispo dijo que Juan Pablo II siempre estuvo muy unido a la Argentina y recordó las dos visitas “pastorales y no protocolares” que el pontífice hizo al país.
Interrogado sobre si veía diferencia entre aquella Argentina de 1982 y 1987, y la de hoy, el cardenal Dziwisz respondió: “No conozco los problemas actuales, pero, por lo que percibo en la calle, el pueblo es libre y se ve alegre, antes lo ví triste”.