Yamandú Orsi asumió la presidencia en Uruguay y el Frente Amplio vuelve al poder después de cinco años de Gobierno conservador

Yamandú Orsi asumió este sábado como presidente de Uruguay, tomando la antorcha de su mentor y padrino político, el popular ex mandatario José “Pepe” Mujica, en el retorno del Frente Amplio al poder tras cinco años de Gobierno de centroderecha.
Orsi, de 57 años, se comprometió ante el Parlamento a “guardar y defender” la Constitución, en una ceremonia solemne antes de trasladarse a la Plaza Independencia, en el centro de Montevideo, para recibir la banda presidencial de Luis Lacalle Pou para gobernar hasta 2030.
“Llego a la Presidencia con la misma convicción y vocación de servicio de siempre”, indicó Orsi, que dijo llegar con las enseñanzas de Marcos Carámbula, Tabaré Vázquez y José Mujica.
“Llegamos en representación de un partido político que mantiene desde hace décadas principios y valores puestos a prueba incluso en las circunstancias más trágicas”, señaló y agregó que buscará “revertir problemas urgentes que padecen sectores importantes”.
El presidente se propuso “recuperar la senda de crecimiento que permita generar, a partir del desarrollo del conocimiento y de la inversión, mayor cantidad y calidad de trabajo que permita un piso de dignidad salarial y con ello una mejor distribución del ingreso”.
El nuevo presidente de Uruguay, un profesor de historia de 57 años que gobernó durante una década Canelones, el departamento más poblado del país después de Montevideo, juró su cargo en el Palacio Legislativo minutos después de las 14.30, y luego de que asumiera su vicepresidenta, Carolina Posse.
Orsi recordó y agradeció a los ex presidentes que lo precedieron, entre ellos Mujica, quien pese a su grave enfermedad estuvo presente, a Julio María Sanguinetti (del conservador Partido Colorado) y también al fallecido Tabaré Vázquez, del FA.
El noveno presidente de la democracia
Orsi será el noveno presidente desde 1985, cuando terminó una dictadura cívico-militar de 13 años que dejó unos 200 detenidos-desaparecidos, una herida abierta para muchos que claman por verdad y justicia.
Mujica, de 89 años y enfermo de un cáncer irreversible, no se perdió la asunción de su discípulo. Además, prevé reunirse con su viejo amigo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, un aliado clave para la apuesta del nuevo gobierno por “el sur global”.
Además de Lula, delegados de más de 60 países, entre ellos el rey de España y los presidentes de Alemania, Armenia, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y República Dominicana serán testigos de la asunción. De los vecinos sólo faltará el presidente Javier Milei, debido a la inauguración de la nueva legislatura en Argentina.
Orsi ya sostuvo varios encuentros bilaterales el viernes, cuando también compartió un asado con Lula, Gabriel Boric de Chile y Gustavo Petro de Colombia.
Orsi, que prometió beneficiar a los más desfavorecidos con “un cambio seguro que no será radical”, lidiará con un Parlamento dividido, en el que el FA solo controlará el Senado y habrá voces antisistema en la Cámara Baja. Pero según analistas, la interna del oficialismo le generará aún más problemas.