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Volcadero de Paraná: naturalizamos lo desnatural

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Ha pasado casi un Centenario y la zona oeste de la Capital entrerriana, con su impactante belleza oteando el horizonte santafesino, sigue siendo ocupada por un basural interminable que genera riesgos de toda índole, y del cual, paradójicamente, “viven” numerosas familias. Pero cuidado, además, alberga toda clase de insectos, roedores, reptiles, alimañas de altísimo peligro, y como si esto fuera poco suelen esconderse allí malhechores. En medio de este perturbador marco, muchas personas extremadamente humildes, indigentes, vulnerables, toman de allí lo imprescindible para sobrevivir. Ni un gobernador o intendente democrático, como autoridades de facto en aciagas dictaduras, lograron transformar un predio que contiene innumerables irregularidades y podría ser una de las postales más sublimes de la ciudad de Paraná. Galería de fotos.-

 

Han transcurrido casi 100 años desde que, poco a poco, tan hermoso páramo fue elegido para ser depósito de basura y reconvertir su fisonomía para transmutar en un inconmensurable basural donde se vuelcan toneladas de desechos, los cuales son trocados por decenas y decenas de familias que lo reconvierten en alimentos o hasta toda clase de tratos o remanentes diversos.

 

Desde hace décadas, una postal que pudo ser encantadora, es hoy una de los retratos más duros de la sociedad paranaense.

Y no solo ello, también se erige en innumerables, incalculables riegos para TODA la comunidad de esta Capital, desde toda arista en que se mire la coyuntura.

 

Un vasto sector costero impenetrable, precarios asentamientos, siniestros personajes que observan acechantes, olores nauseabundos, quema con un impacto ambiental-sanitario extremadamente adverso y la imagen desgarradora de ver innumerables niños “cirujeando”, es la mínima percepción que forja el “Volca”.

 

Y no solo soportan ello los estoicos vecinos, también en los establecimientos educativos se sufre desde todo punto de vista esa situación fatídica, por el humo insalubre, los hedores o pestilencias inaguantables y las condiciones en que llegan varios de los alumnos por formar parte de ese círculo funesto inevitable que ocasiona toda clase de padecimientos.

De hecho, desde hace décadas, numerosos niños deben ser buscados por los docentes en el basural al estar cooperando con sus tutores, en vez de estar en clases. Maestros y maestras abnegados, encomiables, que han dado o dan sus vidas por sacar a los gurises del analfabetismo.

 

Sí, hay pequeños que desde temprana edad ya trabajan en la recolección y selección de desperdicios u objetos que luego pueda utilizar, consumir o vender.

Hubo funcionarios que “taparon” el problema con tierra. Hubo otros que erigieron plantas recicladoras. Pero NADIE solucionó de modo definitivo tan dramático flagelo, el cual se ha agravado al depositarse la basura directamente en la ribera, como denuncian algunos pobladores del borrascoso predio.

 

Hoy nos preguntamos qué ocurrió con la Planta de Clasificación y Transferencia de Residuos “Manuel Belgrano”, la cual fue rotulada como una referencia en la provincia y el país, calificada como la más grande de la Argentina y con características que la hacían un modelo de tecnología de punta. ¿Sirvió de algo? Al parecer, los resultados están a la vista.

 

Es harto elocuente que faltan políticas de Estado, pero a la vez falta sentido común acerca de todo el daño que se hizo, se hace y … ¿se seguirá haciendo?

La deuda social y ambiental que este coloso rebosante en basura provoca, sigue pendiente de enmienda.

 

Basura al por mayor y pobreza extrema con gente hasta durmiendo entre los desechos, ranchos precarios, toda clase de animales y bichos se conjugan en la imagen de ese borde contiguo a los anegadizos.

Los trastornos ocasionados han traspasado el estándar de tolerancia razonable y no hay amparo que valga para erradicar tanto daño y perjuicio junto. El impacto físico, psíquico y moral es inconmensurable.

 

Las promesas de extirpación y saneamiento quedaron en la nada. Así es la política, hoy un juramento, mañana una traición… Así estamos…