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Una horda furiosa en el “Grella”: ya es tiempo que la Policía de Entre Ríos, la dirigencia y el Gobierno tomen cartas en el asunto

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- La feroz golpiza que propinó una horda de inadaptados a pequeños jugadores del Club Deportivo Strobel, cuerpo técnico, dirigencia y padres, como además sufriendo tanta barbarie personal policial presente en la tribuna “Ayacucho” del estadio “Grella”, motiva una rigurosa intervención del Gobierno de Entre Ríos, de la propia fuerza policial y de la dirigencia de Patronato. Ni hablar que esperamos una sanción irrevocable de AFA.

 

Ya es tiempo de poner punto final a una connivencia, directa o indirecta, con personajes nefastos que utilizan el fútbol para sus manejos espurios.

La cuestión no es de hoy. Sí, la coyuntura amerita ubicarnos en el pretérito próximo, o sea, focalizar el incidente en la tarde del sábado 25. Sin embargo, desde hace muchos años ahondamos nuestra línea editorial en promover una honda reflexión respecto a la conveniencia o perjuicio de contar en las tribunas del mítico estadio con estos energúmenos promotores de un sinfín de ilícitos que estremecen a la sociedad paranaense.

 

Fuimos agudos, incisivos no solo a través de este humilde Diario Digital sino también frente a los micrófonos de LT 14 Radio General Urquiza.

Alertamos, advertimos que la influencia incontrolable de ciertos pandilleros había cambiado el espíritu de la “Barra Fuerte”.

 

Supimos transmitir nuestra inquietud, nuestro desasosiego al ver un cambio notable de caras, de gestos, de actitudes y peor aún, constatar que hasta algunos ámbitos de la entidad “Rojinegra” habían sido tomados por estos bravucones, lejos del espíritu original, del sentimiento auténtico del verdadero hincha, y en las antípodas de la sana pasión del fiel socio.

 

Fuimos testigos de ello. Nadie nos puede negar lo que vimos. Y lo dijimos. Sin miedo. Obviamente, llegaron las amenazas pero paralelamente, las presiones para que modifiquemos el mensaje. Hasta que un día, nos silenciaron radialmente. Alguien (o “alguienes”…) desde el mismo Gobierno de Entre Ríos “recomendó” una dolorosa salida de LT 14.

Hoy, a 7 años de ese despido, luego de décadas de aportar nuestros servicios sin ser recompensados con una justa y formal designación en Planta Permanente como tantos compañeros que lo consiguieron, y por ende ser una especie de “paria” desde 1991, surge inequívoca la prueba cabal que no estábamos equivocados.

 

Ni siquiera pudimos despedirnos. Un 8 de julio de 2010, los adalides de la violencia, de la droga, de la coima, y de tantas ilegalidades perfectamente constatables, se dieron el gusto de callar una voz contraria a semejante mafia. Los cojones, la intrepidez no alcanzaron.

Siete años después, nos consterna tanta tibieza. ¿Será miedo…? La sociedad toda debería repudiar enérgicamente lo ocurrido en el “Presbítero Bartolomé Grella”, pero la prensa tendría que actuar con una meticulosidad férrea y son pocos los colegas que esgrimen agallas para recusar y/o despreciar a estos delincuentes.

 

Lo admitimos… Sufrimos una decepción, una desilusión, una impotencia irremediables. De hecho, nos quitaron “el aire” y las ganas de combatir un flagelo que comenzaba a estremecer a Villa Sarmiento y el Tiro.

De hecho, dejamos que el tiempo cicatrice las heridas y nos abocamos a otros temas, entre ellos, exigir una reivindicación de nuestros Derechos inalienables ante la Justicia.

 

Siete años y medio pasaron para que se desate lo que pudo ser una tragedia. En este lapso, hubo episodios que tiraron destellos de la ferocidad que se vio este sábado, y ojo… recuerden… Si Gobierno, Policía y dirigencia (inclusive la AFA) no se ponen duros, lo que vendrá será peor.

Nos cuentan socios, simpatizantes y/o aficionados que se va disipando el deseo de ir a la cancha. Precio de entradas (y otras yerbas…) como la campaña generan un desinterés creciente, amén de la programación de partidos en días u horas poco favorables para “el ser paranaense” (actividades laborales/comerciales/profesionales y hasta deportivas propias del potencial espectador).

 

A ello le sumamos una inseguridad permanente, un lidiar con “trapitos”, vendedores, etc, algunos de ellos (¿o casi todos?) estrechamente vinculados a esos mismos delincuentes cobardes que se la agarraron con gurises de Strobel y sus acompañantes, o hirieron de gravedad a uniformados que actuaron con extrema prudencia y sin PREVENIR lo que finalmente sucedió.

Más delicado todavía… Los “Operativos de Seguridad” cuentan con uniformados irreflexivos, incongruentes, que meten en la misma bolsa a todos y no saben tratar al ciudadano común, a ese que obla su entrada, a ese que no tiene antecedentes penales, a ese que va a la cancha a disfrutar de un SANO espectáculo deportivo.

 

Pero a la vez, los propios vecinos ya no saben qué hacer con estos tarados, irracionales que promueven toda clase de actos virulentos.

 

Y ante semejante cuadro, lo contradictorio es que NADIE actúa con drasticidad, con inflexibilidad, con firmeza, con rigor. Y así la extorsión de estos forajidos pesa más que la investidura de un gobernador, de un intendente, de legisladores y ni que hablar de directivos quizás, tal vez, conminados a “hacer la vista gorda” para evitar males mayores.

Obviamente… Esto NO ES un problema puntual. Es una coyuntura GLOBAL. Pero, focalizada la problemática en este ámbito es la HORA EXACTA de proceder con energía y con VALENTÍA.

La Policía SABE dónde ubicar a cada uno de estos malvivientes. Por Logística, por Inteligencia, por PROFESIONALISMO y por una mera cuestión de HONOR, la Policía debería ya haber aprehendido a TODOS estos bandidos y que los jueces decidan su futuro ateniéndose al peso de la responsabilidad por sus eventuales libertades.

 

De hecho, en Redes Sociales se habla del accionar de prófugos de la Justicia… ¡Es una locura!!! No hablamos de Buenos Aires, de Boca, de River, etc, etc… Esto es Paraná… Nos conocemos todos… Sabemos quién es quién… Imposible que un evadido penal tenga íntima relación con una hinchada y hasta sea cabecilla. Es INAUDITO.

Reconocemos… las redes del hampa crecen a límites insospechados. Es aberrante y preocupante. Pero es imprescindible el surgir una reacción en cadena de autoridades provinciales, municipales, judiciales, legisladores, ediles, policía y la sociedad toda para erradicar tanta furia.

 

¿Qué estamos esperando? Ya hubo niños, adolescentes y mayores golpeados cobardemente por una horda de salvajes, de irracionales. ¿Hay que aguardar una tragedia para cortar con tanta maldad?