Una ciudadanía que no protesta, que no se revela…
|ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- El título es claro. A los paranaenses les cuesta denunciar o exhibe una indolencia palmaria ante la injusticia. ¿Será una cuestión de descrédito de la Justicia? ¿Será por comodidad o por temor a represalias? ¿Por qué tienen tanto “’éxito” los foros de opinión donde “se preserva” justamente la identidad real y se ocupan pseudónimos? Algunos dirán que “el Pueblo habla por (o a través de) las urnas…”.
Robos o daños a autos, sustracciones de celulares, carteras o mochilas, son ilícitos que cotidianamente el ciudadano de Paraná soporta estoicamente y no delata por las vías procedentes.
“La Policía cumple un protocolo anticuado que solo te provoca demoras para después no solucionar nada…”; “Vas a la Comisaría y no solo tenés que esperar sino rezar para que te atienda personal idóneo y sobre todo con predisposición atendiendo la dificultad que estás atravesando…”; “fui un par de veces con indicios de dónde podían estar las cosas que me robaron y me dijeron que necesitaban la orden del juez o del fiscal para actuar…”; “abrieron el auto de mi amigo en el que nos trasladábamos, sacaron mi mochila, denunciamos en el acto, no vino nadie a dónde estábamos, tuvimos que ir a la Comisaría y ahí nos sacaron las huellas a todos para comprobar si había huellas del ladrón. Al día de hoy ni de Tribunales me llamaron. Pasó más de un año…”; “fui a la Comisaría y me dijeron que volviera al día siguiente porque estaban excedidos con otros ilícitos…”; algunas anécdotas de lectores amigos que llegaron a nuestra Redacción sobre esta problemática.
Pero hay algo más que no se denuncia… Hay algo gravísimo que ocurre frente a nuestras propias narices, y no se reclama airadamente. ¿Por qué pasan las gestiones municipales de turno y se siguen pregonando obras de “recuperación de trama vial y/o reconstrucción de badenes”, obras de cloacas, o de distribución de agua con una difusión altisonante, cuando en verdad se procede a reparar lo que se hizo mal en la gestión anterior o en la propia???
Nadie se resiste al Archivo. Invitamos a los vecinos que pongan en Google palabras identificatorias o alertas como “Paraná+reasfaltado de calle tal o cual”, o “Municipalidad de Paraná+Recuperación o Reconstrucción de Trama Vial”; o “Paraná+Municipalidad de Paraná+badenes”; “Paraná+rotura de caño”; “Paraná+Municipalidad de Paraná+cloacas”; etc, etc…
O apelen a un sano ejercicio de la memoria. Recuerden las postales que hoy ven frente a sus domicilios o adyacencias, con máquinas fresando/repavimentando, reconstruyendo capas asfálticas, rehaciendo badenes, solucionando inconvenientes en el fluido de agua, reparando sistemas de desagües, etc, etc…
Se percatarán que no más de un año atrás o quizás dos o tres como máximo, desde la Comuna se transmitió orgullosamente esa responsabilidad.
O les proponemos algo más moderno. Salgan a la vereda, y cuando vean por sus casas, por sus barrios, cuadrillas de la Comuna, maquinaria municipal o sobre todo de empresas locales que actúan en el marco de las distintas licitaciones hechas por el Gobierno municipal de Paraná, tomen unas fotos y súbanlas a las redes.
Podrán constatar así, como -a la brevedad- esa imagen se reeditará asombrosamente.
Sobran archivos para interpretar que esta Columna Editorial es inequívoca. Ahora bien… lo que no sobran es presentaciones judiciales inculpando a los intendentes de turno por malversación de fondos o mínimamente por una administración incorrecta de los fondos públicos.
De hecho, desde la misma Municipalidad jamás se somete a las empresas responsables de las obras a una investigación profunda por cómo ejecutan las obras encomendadas y tan rápidamente sufren gravísimos deterioros.
¿No llegó la hora que los intendentes comiencen a hablarle SIMPLE al Pueblo, con sencillez, con humildad, y en vez de obras faraónicas afronten el deber de emprender tareas que perduren con el tiempo y no necesiten abordarse nuevamente generando no solo gastos irracionales sino molestias de diferente índole al vecino?
Quizás lo que falte es que truene el escarmiento y nosotros, los ciudadanos afectados, comencemos a hacer oír nuestra voz.