Turismo: Laurencigh y una elogiable postura
|No fue una entrevista. Nos encontramos casualmente con Juan Laurencigh, secretario de Turismo de Paraná. Primero en la avenida Costanera y luego en la Esso de Buenos Aires y Cervantes. El tiempo de periodista y funcionario daba para una charla a modo de coloquio. La aprovechamos para sacar jugosos conceptos. Hubo expresiones que quedarán en el terreno de lo off the récord, pero fueron mínimas. El resto, imperdible. Autenticidad, honestidad, franqueza pura.
La “Juana” es un personaje en la capital entrerriana. Hijo de un matrimonio tan intachable como querido de la ciudad, deportista, arquitecto, opuesto a ejercicio de oficina o despacho, y fiel exponente de afecto a las relaciones públicas, a dar la cara permanentemente sin vueltas para el “no” o para el “sí”.
Un tipo particular, en general, querible, salvo cuando se pone chinchudo y esgrime un tono sanguíneo, pasional algo que suele ocurrirle cuando compite ya que no le gusta perder ni al “veo, veo…”. Menos aún…No se le ocurra a nadie defenderlo duro…Te tira todo el acoplado encima ni bien te descuidaste. Pero todo dentro de la caballerosidad deportiva, aclaramos.
De hecho que gracias al deporte se dio el lujo de representar al país en contiendas Seniors del Básquet Mundial.
Volviendo a lo que fue el encuentro casual, “Juana” había estado junto a la fuente de la Costanera Baja ante una cámara de un medio del Interior, y un grabador digital después ya en el shop de la Esso.
Esas habían sido entrevistas preacordadas. Lo nuestro se plasmó como una consulta en calidad de ciudadanos y por ello preferimos apagar cualquier herramienta periodística, apostando a la buena fe de ambas partes, en hablar de todo más allá que -por ahí cuando se dieron preguntas agudas- terminamos evitando llevar al contenido formal de la entrevista determinados conceptos extremadamente sinceros esgrimidos por el funcionario amigo.
Sin embargo, teniendo en cuenta porcentuales de básquet, disciplina que periodista y reporteado aman, hubo solo un 10 % que no se vuelca en la nota, donde Juan Laurencigh, el principal referente turístico paranaense a nivel Comuna, desnuda lo que realmente piensa de su gestión como en sí del accionar municipal ligado a sus funciones.
“No estoy conforme”
“Si apelo al balance del presupuesto con el que contamos y las limitaciones, carencias o dificultades generadas por otras esferas debería estar conforme o más que satisfecho. Pero no lo estoy. Sí considero que se hizo mucho con poco, que nadie podrá decir ‘éste se quedó con algo…’, o ‘benefició a tal o a cual…’. Lo hecho se concretó en el marco de una austeridad que si te expongo las cifras directamente no lo podrías creer. Se logró más por buenas relaciones que por dinero ya que el presupuesto fue muy reducido. No es una queja, no es una crítica. Cuando acepté ésta función sabía que sería así. Me hago cargo. Lo que honestamente no tenía idea era de cuán mal había dejado la Municipalidad la gestión Solanas y como repercutiría en el desarrollo de la gestión Halle. Dejaron a la Comuna mal, muy mal, y costó demasiado levantarla, ponerla en orden. Han sido tres años de fundamentalmente pagar deudas”. Así arrancó, como a manera de monólogo y siguió sin necesidad de preguntas.
“Con mi fiel equipo de trabajo, del cual estoy realmente orgulloso por su capacidad de laburo, hemos proyectado a Paraná a nivel nacional e internacional. Paraná ya está impuesto en la plaza turística del país, por lo que debemos conservarla y propiciar una mayor participación del ciudadano en cuanto a la prestación de los servicios para que quien nos visite sea el mejor difusor de las bondades con las que cuenta la ciudad. Esto genera un gran movimiento económico en la capital de la provincia como el derivar gente a Villa Urquiza, Oro Verde, Diamante y la misma Santa Fe que también cosechan importantes recursos. Por todo esto es que entiendo que el potencial turístico con el cual cuenta nuestra ciudad debería transformarse en orgullo de los paranaenses, sentir una identidad en cuanto a ser una plaza turística afianzada donde todos los sectores deben sacar réditos”. En lo gestual, uno que lo conoce, sabe que la ‘Juana’ dice mucho y cuando se refiere al desempeño acometido se denota una saludable jactancia, pero ello no le impide ser autocrítico.
“Pienso que nos falta mucho aún para otorgar al turista condiciones ideales, no obstante tengo la convicción que ese débito no se vincula a un déficit de mi área sino a lo que aduje respecto a la pesada herencia en lo económico, en lo estructural y a tantos años en los que se reconoció a Paraná como ciudad ‘de paso’ o ‘puente’ para pernoctar una noche en tránsito hacia otra ciudad donde se atienda mejor al viajero. Ojo que no hablo de mi antecesor pues reconozco su preocupación por concretar una gestión que por algo vino desde otro gobierno. Aún no puedo creer que se haya invertido tan mal y no se logre modificar el tendido lumínico de distintos sectores importantes de ésta capital. No es necesario solo plata, sino inteligencia o hasta picardía. Es como que todo cuesta doble. Ver la Costanera semi-apagada en los últimos días me produce un dolor de cabeza insoportable. Lo mismo Avenida Rivadavia o Alameda de la Federación con tantas luminarias quemadas. Peor aún ver luces encendidas en plena mañana (EN UNA DE LAS FOTOS SE APRECIA CLARAMENTE ELLO CON UNA LAMPARA ENCENDIDA EN PLENA AVENIDA COSTANERA). Soy conciente que eso afea a la ciudad y el turista toma nota, y cuenta cuando llega. Yo camino habitualmente por la Costanera y me parece increíble ver tres días seguidos un lugar perfectamente visible con vidrios diseminados de varios días atrás. Vale aclarar que en cada repartición se procura responder a esas carencias o imperfecciones. Siempre que he pedido encontré predisposición de los responsables pero todo choca finalmente con determinadas limitaciones”. No es común escuchar tanta franqueza. Pero sabemos que Juan Laurencigh es así y disfrutamos de un razonamiento a manera coloquial que tiene más matices de envergadura.
“Halle confió en mí y me comprometí a no defraudarlo. Creo que esa misión está cumplida. Pero a tres años de gestión me queda el sabor amargo de poder hacerse muchísimas cosas y tener tantos obstáculos para concretarlo. Sin ir más lejos Lalo Macri ante las fiestas y el período vacacional me comunicó que se reducía el presupuesto al máximo y no te queda remedio que aceptar. Uno había bosquejado un montón de ideas y hay que guardarlas para otro momento. No te podés pelear con todo el mundo por el simple hecho de no hallar el eco esperado. En ésta función hay mucho de psicología, de saber entender al otro. Por eso es que entiendo al intendente como entendí al secretario de Hacienda y respeté lo decidido. Por eso es que entiendo a cada director de área ligada de algún modo al Turismo, quienes siempre evidenciaron una actitud positiva más allá de plantearme las carencias que imposibilitan el cumplir más rápido con mis pedidos o consejos. Lo que ocurre es que uno interpreta, uno es paciente, percibe cuál es la situación de cada repartición pero también es imposible evitar entender que a veces no todo se soluciona con plata. Eso es lo que sí entendimos y así realizamos tanto con el equipo que me acompaña. Y se perfectamente que a veces no alcanza, no basta, que aún hay muchísimo por hacer”. La mirada es directa, incisiva. Hay convicción firme en lo que expone. Se le cree, sin hesitar.
“¿Qué solucionaría primero?… Lo de la iluminación es importantísimo. Exige un replanteo profundo. Yo se que Paraná es mucho más que el Parque, la Costanera, el centro o Avenida Rivadavia. Se que hay barrios, se que hay sectores marginales que necesitan atención urgente y extrema para evitar profundas dificultades hasta en lo social. Pero nadie puede discutir que el Turismo deja mucha plata. Hoteleros, restaurantes, bares, artesanos, taxistas, remiseros y tantos más actores de la sociedad paranaense deberían agradecer que Paraná haya crecido tanto turísticamente. Y aún se puede crecer más. Estamos en condiciones de transformar ésta ciudad, pero debemos hacerlo todos. Ya desde nuestros hogares con la selección de la basura, el sacar las bolsas a horarios apropiados, el no ensuciar las veredas, las calles, las plazas, las zonas parquizadas, las playas, la costanera, el cuidar no se derroche agua que afecta no solo a ese líquido elemento sino a que las calles no se deterioren tan rápido, o que los frentistas reparen sus veredas. Si todos pusiéramos nuestro grano de arena tendríamos una ciudad donde dé gusto vivir. Me parece que el turista no quiere estar dentro de un hotel y no se le puede ofrecer solo el río o las bellezas naturales. Las plazas deben aportar juegos modernos, areneros limpios, canteros floridos, árboles en buen estado, bancos donde a uno no le de asco sentarse. Plazas donde no haya gente ya al parecer afincada, o jóvenes tomando o fumando entre los arbustos, o hasta con roedores paseándose con todo desparpajo. Y para ello las plazas deben tener personal especializado permanente. Lo mismo el Parque. No basta con la Policía en moto o bicicleta para dar seguridad. Tiene que haber personal que permanentemente vele por tener un parque bien iluminado y mantenido a la perfección. Con baños públicos limpios. Andá a Mendoza por ejemplo. Sienten orgullo por su parque y así en tantas ciudades donde el turismo se genera a partir de un símbolo. Nuestro río es un símbolo, pero si no tenés playas en condiciones es difícil disfrutarlo. Y el estado de las mismas no solo debe ser preocupación de la Comuna sino también del propio usuario. La municipalidad o los concesionarios deben dar servicios, y quien los utilice debe cuidarlos y Paraná tiene muchísimos ciudadanos que no hacen bien los deberes. Tal vez falten leyes, u ordenanzas que penen a quienes perjudican los parques y paseos o atenten contra la limpieza de veredas y arterias. Sin ir más lejos fijate el estado de varias veredas…Hay muchas cosas por hacer. Primero hay que proponérselo y no tener tanto el ‘no’ en la boca”. Impactan sus expresiones, pero uno aprehende que quien habla es un ciudadano más, desprovisto de toda investidura de funcionario. Con el agregado que es un hombre que ha viajado por el mundo y sabe cómo debería tratarse al turista.
“Estoy seguro que las inauguraciones de las nuevas galerías (Española, Paseo Las Luces y La Recova) ya han empezado a transformar el escenario céntrico. Por lo que cuando estén listos los nuevos Shopping Paraná ganará otro incentivo más como plaza turística. Si a eso le agregáramos espectáculos de teatro, recitales, la propuesta seria superior. Hoy captamos mucha afluencia turística con el deporte, especialmente con el automovilismo, y también a nivel congresos de profesionales. Nos está faltando fortalecer lo simbólico, el sello distintivo. O sea, ‘voy a Paraná porque tiene esto…’. No que vengan acá porque es ‘tranquilo’ y se queden uno o dos días, máximo.
Soy conciente que hemos tenido tirones de orejas. Paraná debería ser algo más que sus impactantes barrancas, el río Paraná, sus costas, el Parque Urquiza, o la posibilidad de desarrollar un turismo de tipo aventura.
Debe atraer por algo más que su ubicación geográfica ideal para conocer otras ciudades.
Debemos mejorar el explotar la arquitectura de sus principales monumentos, la atención de los museos, hacer del Puerto un lugar con mayores encantos. Recuperar todas las estructuras ociosas. Remodelar la zona del “Parque Nuevo” y Bajada Grande.
Ya se mejoró notoriamente la señalización de los ingresos y egresos a la ciudad, ahora estaría muy bueno que la cartelería de las calles principales se reacondicionen. En fin… Hay tanto por hacer, pero mucho de esto, diría que la mayoría de las cosas, no dependen de la Secretaría de Turismo sino de otras áreas. Es un trabajo en conjunto”. La charla llegaba a su fin. ‘Juana’ tenía que irse pero antes hubo un lapso para analizar el rubro gastronomía, esparcimiento nocturno, y situaciones como el ejemplo de ser “asaltados” por taxistas o remiseros.
“He sido destinatario de algunas críticas en cuanto a los precios, horarios y atención en restaurantes y bares. Vuelvo a lo mismo…Todos tenemos que ser participes del cambio. El asador, el lavacopas, el que lava los baños, los mozos. No solo el dueño de restaurante o bar que debe tener a sus empleados en regla y motivados para trabajar bien, sino quienes trabajan allí deben entender que al cliente y en especial al turista hay que mimarlo para que vuelva. Eso, en las principales plazas turísticas no solo de aquí sino en todo el mundo, se entiende. Lo mismo ocurre con el tema horario. Es algo que ya hemos debatido con la Cámara. No te digo que un lunes, martes, miércoles o jueves estés abierto todo el día, pero viernes, sábado y domingo debés abrir todo el tiempo posible y con la mejor onda. Es imposible que un paranaense o un turista luego de las tres de la tarde o después de la medianoche solo pueda ir a almorzar o cenar en una estación de servicio más allá de lo bien que se puede comer algo rápido en éstos lugares. Se que eso del cierre ocurre hasta en hoteles. Mi postura es que el fin de semana, en especial esos donde hay enorme caudal de turistas, hay que trabajar si es posible 24 horas.” Clarísimo, sin vueltas.
“Estoy de acuerdo con que falten locales nocturnos de un nivel superior para disfrutar de buena música, tragos, gente linda, que te sientas seguro y puedas bailar. Casi todo está dedicado a la juventud porque los adultos no son de salir mucho. Creo que cualquier empresario de la noche debe hacer sus estudios respecto a la conveniencia de abrir un lugar exclusivo para grandes. Pienso que no es un tema neurálgico y en sí se está solucionando con la apertura de un Complejo en La Toma, un nuevo Parador en el Thompson y otro en la Costanera. Mucho más trascendente es el salir a caminar temprano un sábado o un domingo y que signifique una aventura riesgosa por la cantidad de jóvenes embriagados o excitados en la zona del Puerto o la Costanera como se ha denunciado. Es un punto muy importante que debe controlarse”. Disentimos con esto pues creemos que no se motiva al sector de ‘+40’. Solo se apela al ya repetitivo “los de +40 no salen todos los fines de semana…”. No obstante, si bien diferimos, respetamos el parecer de Laurencigh.
Para concluir, Laurencigh se explayó en torno a lo que le comentamos sobre varias denuncias por conductas fraudulentas de taxistas y/o remiseros, en especial de algunos que trabajan en la Terminal: “Turismo no puede hacer nada contra esto. Volvemos a las responsabilidades de otras áreas. Si te sirve de consuelo, vos sabés que esto es muy argentino. Ocurre a lo largo y a lo ancho del país. Por eso al turista se lo asesora de todo esto en nuestras oficinas”.
Se iba y no vaciló en acotar respecto a la Terminal: “muchos turistas nos han comentado que es muy pequeña, incómoda en distintos aspectos. Pienso que Paraná se merece una Terminal que otorgue mayores comodidades y mayor seguridad”.
Una entrevista jugosísima. Como para leerse con mucha atención. Es que TODOS somos parte de esas reflexiones deslizadas por Juan Laurencigh. TODOS podemos hacer de Paraná una ciudad más linda.