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Todos tenemos a derecho a trabajar… Pero no a perjudicarnos mutuamente

ESPECIAL (Por Francisco Pancho Calderón).- Manteros cortaron el tránsito frente a la Municipalidad de Paraná y encendieron gomas generando un humo de peligrosísimos efectos, en especial para quienes se han establecidos legalmente en carpas montadas por la Comuna con motivo de las Fiestas Navideñas y Año Nuevo. Galería de fotos exclusivas.

 

“El derecho de uno, empieza donde termina el de los demás”.  Esta certera frase, atribuida al célebre jurisconsulto romano Ulpiano, debería constituir por estos días una verdadera regla de convivencia social.

Y lo ocurrido en la tarde de hoy revela con creces una situación muy incómoda para personas que aspiran a vivir dignamente, sin recurrir a ilícitos o a ser mendigos.

 

Los vendedores ambulantes en Paraná tienen ese derecho a ganarse el pan pero sin extorsiones, sin coacciones. De hecho, la característica ambulatoria implica que se trasladen por toda la ciudad ofreciendo sus mercancías, si es posible verificadas en cuanto a su estado de conservación y otros resguardos para evitar suspicacias o más grave aún, denuncias de distinto calibre ante problemáticas generadas a partir de dicha operación mercantil.

 

Establecer puestos fijos con total improvisación, transgrediendo ordenanzas y precisamente el derecho del ciudadano a transitar normalmente por la Peatonal, plazas u otras arterias y paseos es un despropósito.

Más delicado aún es hacerlo vendiendo mercadería quizás apócrifa, tal vez adulterada o sencillamente de dudosa procedencia.

 

Pero aparte, lo hemos dicho en innumerables artículos que pueden recabarse en nuestros archivos, no está mal otra apertura o un reacondicionamiento de Feria de Pulgas, constatándose esencialmente que los trabajadores sean locales y/o priorizando a los ciudadanos entrerrianos.

Por ello concebimos que esta no es una lucha en soledad de la Municipalidad sino también del Gobierno de Entre Ríos, actuando drásticamente con la Fuerza Pública para constatar que esos vendedores ambulantes, reiteramos, NO MANTEROS, sean de Paraná o como mínimo de la Provincia.

 

Y no es una cuestión de negarles ganar el pan de cada día a los inmigrantes. Eso no está en tela de juicio. De hecho nos ha provocado una alegría inconmensurable ver a ex manteros senegaleses habilitar sus negocios y a varios de ellos les está yendo felizmente muy bien, trabajando en absoluta regla, con tarjetas de débito y crédito, y hasta tomando personal.

 

Hablamos del despotismo de ciertos personajes que invaden la Peatonal venidos desde Santa Fe u otras localidades, y no solo que lo hacen con sus cajas y trastos, sino que arman una especie de campamentos en los cuales se observa a menores de edad en condiciones no acordes, y en determinados casos se observan comportamientos inapropiados (peleas entre ellos, amenazas, cruces subidos de tono, etc…).

 

Eso está mal. Podrán querer trabajar con honestidad y eso lo valoramos. Pero si todos decidiéramos ser “manteros” esto se transformaría en la Vieja Persia y sería un “sálvese quién pueda”. Por consiguiente, lo mejor es un marco normativo. Y si hay una norma, debe respetarse.

Lógicamente, por sobre la norma, está la VIDA HUMANA y el Estado debe saber REGULAR cómo proceder en esta clase de circunstancias.

 

Para ello hay legisladores y ediles, teniendo cada uno de ellos asesores que cobran muy favorables emolumentos. De tal manera, este sigue siendo un tema no abordado con la seriedad y celeridad que amerita.

Está visto que se aproximan las fiestas y siempre pasa lo mismo. Cuestión Entrerriana va a cumplir una década, y en todo este período, año a año, hablamos de lo mismo. ¿Por qué? Por falta de hacer cumplir a rajatabla una ley, pero a la vez, que esa ley contemple en profundidad la problemática del trabajo en la Argentina, y se brinde toda clase de resguardo y garantías a todos aquellos ciudadanos que aspiren a desarrollar una gestión mercantil.

 

Justamente en la última década se han impulsado innumerables Ferias. ¿Por qué no censar a todos los manteros o vendedores ambulantes, suministrarles una credencial habilitante, controlar los productos que ofrecen, y liberar áreas donde no represente su despliegue una molestia para el resto de los vecinos?

 

Si analizamos la frase de Ulpiano, será fácil advertir cómo todos tenemos derechos y así entonces es fundamental que esos derechos tengan fronteras claras y que no permitan la invasión de un derecho sobre el otro.

 

Este fenómeno social de los manteros, con un crecimiento desmesurado e incontrolado por la crítica situación del país, debe ser custodiado y monitoriado permanentemente por quienes tienen responsabilidades en tal sentido; pues como decíamos al principio de esta nota, el derecho de uno empieza donde termina el de los demás.