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¿Tinelli rumbo al ocaso por soberbia y prepotencia propia?

La turbulencia que atravesó esta semana Marcelo Tinelli con su vuelta a la televisión, es más digna de un principiante que de un gran conocedor del pulso de la televisión. Con décadas de oficio en sus espaldas, el conductor regresó con su habitual apertura a todo despliegue, pero sin una pizca de empatía hacia los tiempos que corren. ¿Las cabezas que orquestan el programa no previeron el nivel de impacto negativo que tendría el suculento festín? ¿Nadie instruyó al conductor para dar una respuesta más atinada tras el aluvión de críticas?

Como artífice de su propia debacle, en cuestión de cuatro días, el que supo ser el ciclo más popular de la televisión argentina se desmoronó estruendosamente en el rating, quedando muy por debajo de sus competencia en Telefe, la telenovela turca Doctor Amor y el reality gastronómico MasterChef Celebrity. El bofetón en las mediciones fue tan contundente, que los productos que están en la pantalla del canal de las pelotas llegaron a duplicar o triplicar los desinflados números de Tinelli y compañía.

Si bien es probable que más allá de la polémica alrededor de la concurrida apertura de ShowMatch, el público le esté dando el pulgar hacia abajo a La Academia por agotamiento de una fórmula que artísticamente ya tuvo su momento de gloria, lo cierto es que el conductor no ha tenido cintura para sortear la controversia. Llama la atención que una figura tan popular en la televisión haya practicado un descargo tan caldeado de prepotencia cuando el país atraviesa un momento por demás sensible. Expresiones teñidas de cierta altanería como: “Si alguno se sintió mal, lo lamento”, no están a la altura de las circunstancias, ni de un líder que supuestamente se ganó el mote de “hombre televisión”.

Lo que llama poderosamente la atención es que lejos de practicar un golpe de timón, a medida que pasaron los días, Tinelli siguió adelante con su cadena de torpezas llegando a increpar frente a cámaras al ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán. El funcionario había asegurado que lo que sucedió el lunes en la pista de ShowMatch fue una “escena absolutamente negativa”. El conductor respondió a la crítica con un apriete propio de un adolescente enojado. “El Ministro de Salud seguramente se preocupa por esta imagen pero por ahí también te acordás que fue el ministro procesado, que había metido licitaciones que tenían unos kit medio truchos en el 2016. Después voy a hablar de él. ¿Daniel Gollán se llama, no? El ministro de Kicillof. Hay que ver el juicio con Gollán dónde está. Lo deben tener en la Justicia. Pero eso no es mala imagen ministro, por ahí era mala imagen esto de acá”, lanzó en modo bravucón.

Como es sabido, en otras oportunidades el conductor ha sabido resurgir cual ave fénix. Se viene una semana fundamental en la que el “Cabezón” debería aprender a bajar el copete, y erradicar gestos como el de dar besos a los concursantes en la pista; mientras el público observa desde la incertidumbre del confinamiento. Después de todo, la mayor clave de un programa popular siempre ha sido la de dar en la tecla con la empatía. Hoy más que nunca, Marcelo Tinelli está en la disyuntiva entre la reconquista y el ocaso.

Fuente: L.M.-Mdzol.-

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