Tedeum por el Bicentenario: Maulión llamó a la reconciliación y unidad
|“En toda convivencia se sufren momentos de conflictividad. En esas situaciones concretas el modo de abordar las diferencias es lograr consenso desde el diálogo”, dijo el arzobispo de Paraná al presidir el solemne el Tedeum.
“En sus 200 años la Patria requiere de nosotros la esperanza. Tenemos la oportunidad única de alejarnos del peligro de los intereses egoístas y de posturas intransigentes que fragmentan y dividen a la sociedad. En la construcción comunitaria es esencial el camino del diálogo, porque amplía la perspectiva”, pronunció monseñor Mario Bautista Maulión, arzobispo de Paraná, al presidir el solemne el Tedéum.
El religioso enfatizó: “En toda convivencia se sufren momentos de conflictividad. En esas situaciones concretas el modo de abordar las diferencias es lograr consenso desde el diálogo”, dijo, y aseguró que no se llegará a la capacidad de dialogar sin una verdadera reconciliación, porque es fundamental renovar la confianza mutua entre las personas.
Durante la homilía, que contó con la presencia de numerosos funcionarios municipales y representantes de las fuerzas vivas, el arzobispo exhortó a los presentes a promover el diálogo, a la reconciliación, a vivir en libertad plena y responsabilidad ciudadana.
“Las heridas abiertas en nuestra historia, de las cuales también nos sentimos responsables, pueden cicatrizar si evitamos las parcialidades. Se debe evitar las concepciones que nos dividen entre puros e impuros y no alimentar nuevas exasperaciones y polarizaciones. Debemos aspirar a un Bicentenario de la reconciliación, y de la unidad de los argentinos”, resaltó.
El religioso se retrotrajo al origen mismo de la Patria. En ese momento “autoridades y pueblo elevaron su oración al Señor, a quien nuestra ley fundamental reconoce como fuente de gobernación y justicia”.
Aquel el 25 de Mayo de 1810, el Cabildo abierto de Buenos Aires expresó el primer viento de libertad para la Patria y los hombres de la época iniciaron el trabajoso camino que llegó a un 9 de julio de 1816 con la declaración de la Independencia.
“Los valores cristianos, incluso antes de la emancipación, impregnaron la vida pública en estas tierras. Esos valores se unieron a la sabiduría de los pueblos originarios y se enriquecieron con las sucesivas inmigraciones. Así se formó la compleja cultura que nos caracteriza a los argentinos”, expresó Maulión, y aseguró que respetar y honrar esos orígenes no es quedarse anclados en el pasado, sino valorar el presente y construir el futuro.
El arzobispo sostuvo que la Patria es un don de Dios confiado a la libertad y destacó la necesidad de cuidarla y perfeccionarla.
“Podemos crecer sanamente como Nación si reafirmamos nuestra identidad común en la búsqueda del bienestar de todos. Cuando priman intereses particulares sobre el bien común o cuando el afán de dominio se impone por encima del diálogo y la justicia, se menoscaba la dignidad de las personas e indefectiblemente crece en la sociedad la pobreza, no sólo en lo económico, también en la cultura y la vida social”, especificó, y dijo: “Modernas y actuales manifestaciones de pobreza marcan y ensombrecen nuestra vida social”.
Fotos: Manuela Calderón Bourband.-