Maran Suites & Towers

Si no se cambia la estrategia comunicacional a tiempo la tercera ola de Coronavirus puede provocar un desastre

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Cuando uno escucha a altos funcionarios de la Cartera Sanitaria nacional resaltando una supuesta baja de contagios en la provincia, resulta inevitable el surgir una mezcla de sentimientos que van del estupor a la indignación. Es que seguimos sosteniendo que hace falta comunicar mejor, y no se trata solo de cifras frías, más allá que los números sean el primordial fundamento de nuestra inquietud. La expresión de concientización es casi intrascendente.

Acentuamos la idea… Es necesario que el Gobierno nacional, a través del Ministerio de Salud, asuma una profunda metamorfosis comunicacional; en todo sentido.

El común denominador de la gente, sumida en una crisis socioeconómica insoportable, NO LEE cuadros estadísticos, mucho menos invierte tiempo en apreciar filminas exhibiéndose el comportamiento de la curva de contagios de Coronavirus o de fallecimientos asociados a cuadros de Covid-19.

Pero a la vez, no comprende las restricciones para unos y libertades para otros. Y la “bajada de línea” de los medios periodísticos de mayor repercusión pública influye para que el ánimo de la ciudadanía esté por el piso a la hora de leer o escuchar la palabra de quienes -desde el Oficialismo- replican un mensaje confuso, poco concreto, para nada contundente; mientras la Oposición, salvo raras excepciones, coopera en ese desconcierto desconociendo -con una soberbia execrable- su plena responsabilidad tanto en el rol opositor como especialmente cuando tuvieron la chance de modificar los destinos de la Patria y la sumieron en un desastre histórico.

Entonces, el cóctel es explosivo. La falta de credibilidad es rotunda.

Mientras, el virus acecha, intimidante. Y ataca, golpea, infecta, debilita, mata.

El mundo, en una amplísima proporción, no consigue discernir, comprender, interpretar lo que se procura difundir, con estrategias equivocadas o tácticas de difusión carentes de profundidad, inconsistentes, mediante un mensaje endeble y hasta contradictorio.

Inclusive las medidas de restricción son indefinidas, imprecisas, porque está la norma, sí, es veraz; pero los controles son nimios, insignificantes y en más de un año de pandemia nuestros parlamentarios han demorado demasiado en gestar leyes terminantes, concluyentes, para que al menos desde lo normativo se alcance un índice de respeto comunitario oportuno y adecuado.

¿Cómo llegarle a un público que no solo está hondamente atribulado por la inflación, los precios, la injusticia social, la inseguridad y muy ofuscado por los malos ejemplos que se dan desde la propia esfera política, sino que a la vez está desesperado por la pérdida de empleos, los cierres de empresas, comercios, emprendimientos y hasta ven tambalear profesiones?

La respuesta es sencilla: con CRUDO realismo y con un manejo COHERENTE y CONSTANTE de la divulgación puntual de datos.

Hay que mostrar más, respetando obviamente los límites de la privacidad, la conmovedora labor de nuestros médicos, de enfermeros, de auxiliares. Lo que se vive día a día en una guardia, en una posta respiratoria, en las UTI.

Cómo se trabaja en la Administración Central, a destajo, sin pausas, a lo largo de una larga y extenuante jornada.

Y los directores de cada efector, las yo los ministras/os, los miembros de Comités de Emergencia decir la más ajustada VERDAD, sin titubeos, sin vacilaciones, sin temor a lo que le puedan “corregir” desde las más altas esferas.

Hay que darle mayor espacio a los científicos INDEPENDIENTES que con idoneidad, con erudición exhiban la más estricta REALIDAD por más cruenta que sea.

No sirven esos galenos, por más prestigio que hayan cimentado con sus carreras, resignados a “cuidar” el contenido de sus mensajes de acuerdo a la línea que se baja desde tal o cual medio, desde tal o cual área gubernamental.

Los argentinos necesitamos un estímulo para que estalle la COMPRENSIÓN de cómo salir juntos de este azote, de este flagelo que nos está colapsando como sociedad. Nos ha estresado hasta la desesperación.

Basta de desafiar a tan nefasto virus saliendo a la calle sin barbijo. Basta de fiestas clandestinas. Basta de nutridos encuentros sociales o familiares. Y la lista de recomendaciones continúa:

-Lavémonos las manos con frecuencia. Usemos agua y jabón o un desinfectante de manos a base de alcohol.

-Mantengamos una distancia de seguridad con las demás personas.

-Evitemos tocarnos los ojos, la nariz ni la boca sin asearnos las manos.

-Cuando tosamos o estornudemos, cubrámonos la nariz y la boca con el codo flexionado o con un pañuelo.

-Mantengamos una distancia de al menos dos brazos extendidos de otras personas ajenas a su hogar.

-Evitemos las multitudes y los espacios interiores con mala ventilación.

-Si viajamos a otra provincia o país comprometidos con esta coyuntura no dejemos de hacernos a nuestra llegada los estudios pertinentes y guardemos el tiempo necesario para verificar que estamos bien.

-Procurar no trabajar durante muchas horas en oficinas sin la necesaria aireación.

-Limpie las superficies de alto contacto a diario. Esto incluye las mesas, las manijas de las puertas, los interruptores de luz, los mesones, las barandas, los escritorios, los teléfonos, los teclados, los inodoros, los grifos, los lavamanos y los lavaplatos.

-Evitemos dar la mano, abrazar o besar a otras personas ajenas a nuestro núcleo familiar reducido.

-No compartamos el mate, vajilla, y utensilios.

-Evitemos visitar a personas vulnerables, como las que se encuentran en centros de atención para personas mayores u hospitales, bebés o personas con sistemas inmunes comprometidos debido a enfermedades o tratamiento médico.

-Si no nos sentimos bien, quedémonos en casa.

-En caso de que tengamos fiebre, tos o dificultad para respirar, busquemos inmediata atención médica.

-Comprendamos que otros síntomas más comunes de la COVID-19 son: cansancio, pérdida del gusto o el olfato, dolores, dolor de cabeza, faringoamigdalitis, congestión nasal, ojos enrojecidos, diarrea o erupción cutánea.

-Llamemos por teléfono antes de acudir a cualquier proveedor de servicios sanitarios para que nos dirijan al centro médico adecuado. De esta forma, nos protegemos y evitamos la propagación de virus y otras infecciones.

En tan solo una semana, Entre Ríos, sufrió un promedio de 16 muertos por día y sumó más de 900 contagiados por jornada. ¿Cómo no zozobrar nuestros hospitales, sanatorios, clínicas, centros de salud?

¿O el Covid es la única patología que implica utilizar plazas sanitarias? ¿O no hay más accidentes domésticos, de tránsito o víctimas de la criminalidad?

Entonces, cada uno de nosotros podemos colaborar en esta batalla interminable contra el Coronavirus. ¿Cómo? Con EMPATÍA. Despojándonos de cualquier pose soberbia y CREYENDO que esta plaga solo puede mitigarse vacunándonos y cuidándonos unos a otros.

El Estado, nuestros políticos deben dar el ejemplo. Como primera medida, ser claros. Específicos. Y de una buena vez por todas, terminar con tanta retórica discursiva tóxica.

En la última semana murieron, por día, casi 600 personas a lo largo y ancho de la República. Ya basta de tan nefasta dialéctica. En poco más de una semana comienza el invierno y la hipotética “tercera ola” amenaza con ser devastadora si no llegan a tiempo más vacunas y no se consigue sensibilizar, mentalizar a un pueblo descreído, escéptico.

Add a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *