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¡Sean eternos los laureles! Paraná gritó fuerte por la Copa Mundial FIFA

Argentina está de fiesta. Y distintos paseos de Paraná, en especial el microcentro, se desbordaron de gente que dio rienda suelta a su algarabía con público de todas las edades. Desde los que supieron ver a la selección campeona en el ’78 y en el ’86 como los jóvenes que nunca habían sentido semejante emoción por ser los n° 1 del fútbol FIFA.

Más de tres décadas y media pasaron, con desilusiones, decepciones, tristezas, broncas, hasta que se volvió a oír el grito sagrado: “Argentina campeón del mundo” y dejar en el olvido la canción que precisamente remontaba el sueño de “volveremos a ser campeones como en el ‘86”.

Todo Paraná se unió, tiñendo las calles de “Celeste y Blanco”. Así se ve el peregrinar constante de una eufórica muchedumbre por las veredas y de autos, camionetas, motos y toda clase de vehículos ornamentados con los colores de esta bendita Nación.

El hit de “La Mosca”, ese cuyo estribillo dice: “Muchachos… ahora nos volvimos a ilusionar; quiero ganar la tercera… quiero ser campeón mundial”, es el más escuchado a lo largo y ancho de la Capital, aunque, el sueño ya se hizo realidad, con el aliento de Diego Armando, Don Diego y la Tota a Lionel y sus colosales gladiadores.

En la Plaza de Mayo, el histórico reducto para los festejos, los primeros que llegaron se apostaron frente al Palacio Municipal y la Catedral, de a poco, se fue llenando toda la manzana y continúa movilizándose una multitud.

La gloria futbolística se abrazó con el fervor popular, la euforia no se hizo esperar. Con banderas, camisetas, gorros, banderas, bombos y estridentes vuvuzelas albicelestes, en medio de cánticos que celebran la gesta de la “Scaloneta”, se desató una incontenible fiesta para vitorear a Lionel Messi, “Dibu” Martínez y todo el equipo que se coronó de gloria.

En la cima de los carteles de las calles, en lo alto de los semáforos y en las copas de los árboles también se ubicaron personas que, desde las alturas, gritan, festejan, lloran.

Así podemos resumir la alegría de todo un pueblo. Un pueblo que abraza a estos colosos a la distancia y sube a Lio Messi al pedestal del mayor ídolo popular para las generaciones que vienen.

El mejor Messi de la historia consiguió la tercera estrella para la selección después de 36 años. El último en lograr la hazaña había sido Diego Maradona y en el Mundial más “Maradoniano” de todos, el primero sin el capitán eterno, Lio se acordó en cada partido de su antecesor.

“Juntos somos mejores”. Así como amalgamó ideas y propuestas, el seleccionado argentino unió con su propuesta a un país dividido en muchos aspectos, en un impensado diciembre. El mecanismo es trasladable a otros aspectos de la vida. Si lo consiguiéramos, seguramente, seríamos mucho menos permeables a las fisuras. O a las grietas.

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