Salud reporta 5 muertes asociadas a Coronavirus sin oficializar el deceso de la enfermera de Clínica Modelo
El Ministerio de Salud de Entre Ríos informó que se registraron en la provincia 5 muertes asociadas a Coronavirus. Entre los occisos no se menciona (ayer tampoco) el deceso de la enfermera de Clínica Modelo, Liliana Rodríguez.
En concreto, el último parte da a conocer que cuatro decesos corresponden a hombres, oriundos de Paraná. Dos de estos pacientes, de 62 y 48 años respectivamente, estaban internados en el hospital de La Baxada de la Capital provincial.
En tanto que otro de los hombres, de 47 años, se encontraba en el hospital San Martín; mientras que el restante, de 80 años, permanecía institucionalizado en una residencia geriátrica privada.
Además, se reportó el fallecimiento de una mujer de 60 años, oriunda de Victoria, que se encontraba internada en el hospital San Martin de Paraná.
De esta manera, según la Subsecretaria de Prensa y Políticas de Comunicación son 164 los fallecidos con Covid-19 en la provincia.
Ahora, reiteramos, ni ayer ni hoy se oficializó desde la Cartera Sanitaria la muerte de Liliana Rodríguez, reconocida trabajadora de la Salud quien falleciera luego de estar internada varios días contagiada de Coronavirus.
Un rompecabezas que nadie se atreve a armar…
Puede entenderse y dejando de lado las malas interpretaciones que la pandemia para la ciencia argentina representó un descomunal desafío. Y también es cierto que el ecosistema científico argentino -en cada uno de sus eslabones fue poniéndose a la altura de las circunstancias debido a su gran trabajo mancomunado, y a la puesta en marcha de vafios proyectos de investigación contra el SARS-CoV-2 que estuvieron por encima de la media mundial y que expresaron una robusta interacción público-privada del sector.
Sin embargo, en lo político, en la instrumentación de medidas, en la toma de decisiones, y/o en las omisiones, queda un manto de duda acerca de cómo se trabajó y esencialmente cómo se está trabajando para mitigar un amesetamiento alto de contagios a lo largo y ancho del país.
Con la llegada de la pandemia al país y la declaración del ASPO (Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio) el 20 de marzo 2020, defendimos la Cuarentena del comienzo como una medida anticipatoria-instrumental para la planificación y optimización del sistema sanitario.
Pero las extensiones sucesivas que dictaron las autoridades sobre el confinamiento social nos generaron paulatina desconfianza, contemplando otros modelos de gestión, y de modo esencial pensando en si íbamos a estar encerrados dos años más hasta que llegue una vacuna al país con los consecuentes daños colaterales.
La desinformación, el manejo contradictorio de la Comunicación en los organismos gubernamentales, los dispares controles, el encierro prolongado y un ánimo social desgastado comenzaron a ser factores que de una u otra manera incidieron en el sistema inmunológico de todos, facilitando el ambiente propicio para el desarrollo de este virus.
Cueste reconocerse o no, estamos en una situación de desgaste muy difícil ordenar lo que ya se ha desordenado casi por completo. La sensación es que cada gobernante tiene una pieza del rompecabezas, pero nadie se sienta a armarlo.