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Salud en alerta por el virus sincicial respiratorio

El virus sincicial respiratorio (VSR) está asociado en el imaginario popular a la bronquiolitis y los bebés, ya que cada invierno es la causa que desborda las guardias pediátricas. Pero el VSR pega igual, o incluso peor, en el otro extremo de la vida: los adultos mayores.

Este invierno, por primera vez vacuna disponible para prevenirlo, aunque en los + 60 no está incluida en el calendario nacional de vacunación.

El 1° de marzo, el Ministerio de Salud comenzó la campaña de vacunación contra el VSR para las embarazadas entre las semanas 32 y 36 de gestación, con el objetivo de que los anticuerpos pasen a través de la placenta y los bebés estén protegidos durante los primeros seis meses de vida, el momento de mayor vulnerabilidad. Esta vacuna es gratuita y obligatoria.

El año pasado, el virus sincicial respiratorio tuvo un impacto importante. Hubo casi 225.000 casos de bronquiolitis en menores de dos años, con un ascenso de casos y un inicio más temprano en comparación con el período anterior y también con los años pre pandémicos. Esto, sumado a la crisis por la falta de pediatras, derivó en un combo de colapso en la atención médica.

Se espera que este año, con la vacuna, esa situación empiece a cambiar: según datos de Salud, en las primeras ocho semanas de implementada la estrategia de inmunización ya se vacunaron más de 45.000 embarazadas, con una cobertura hasta el momento del 64,2% de la población objetivo.

Pero el VSR puede ser incluso más peligroso en los adultos mayores que en los chicos. “Suelen considerarse a las infecciones respiratorias por VSR como ‘patología de niños’, pero es erróneo. La verdad es que puede afectar a todas las edades, pero su presencia en adultos ha sido muy subvalorada. Es necesario mejorar la vigilancia epidemiológica en adultos, especialmente mayores”, advierte Daniel Colodenco, director de la Carrera de Especialistas en Neumonología de la UBA y ex presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

Florencia Cahn, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología, coincide: “Se conoce menos que el virus sincicial respiratorio también puede afectar a las personas mayores de 60 años y sobre todo aquellas que además tengan enfermedad pulmonar crónica o enfermedad cardíaca crónica, que son condiciones que aumentan el riesgo de tener ya no bronquiolitis sino neumonía en los adultos mayores”.

Vuelven a coincidir los expertos en que hay un problema en esta población: el subdiagnóstico. Justamente como suele considerarse una enfermedad que afecta a los lactantes, no se hace una búsqueda activa del virus en los adultos. Colodenco comparte, basado en estimaciones por esta razón, que en Argentina hay 14.000 internaciones y 3.500 muertes al año en mayores de 20 años, y señala que la mayor proporción de esas hospitalizaciones y muertes ocurren en las personas de mayor edad.

Cuáles son los síntomas del virus sincicial respiratorio
“Muchas veces la infección está subdiagnosticada por interpretarse como un simple cuadro viral, que luego puede escalar a estadíos más graves”, advierte Cahn y agrega que “como no se lo sospecha desde el equipo médico, no se pide el test diagnóstico. Pero es importante pedirlo porque si tenemos una neumonía por VSR podemos hacer el aislamiento del paciente y evitar el uso indiscriminado de antibióticos que lo que lleva es a la resistencia a los antimicrobianos”.

Es que los síntomas de la infección por VSR son similares a los de un resfrío. Pero en las poblaciones de riesgo, como los lactantes y los adultos mayores, puede expandirse al aparato respiratorio inferior y causar la inflamación de las pequeñas vías respiratorias que ingresan a los pulmones. Ahí, los síntomas se agravan: fiebre, tos intensa, sibilancia y dificultad para respirar.

Este virus se transmite a través de las gotitas que diseminan las personas infectadas al toser o respirar, y también por contacto directo porque puede sobrevivir muchas horas en superficies duras (como una mesa o la baranda de una cuna) y también por períodos más breves en pañuelos o en las manos. Por eso, las principales medidas de prevención son las mismas que para todos los virus respiratorios: lavado frecuente de manos, cubrirse con un pañuelo al toser y estornudar y desecharlo, y aislamiento en casa si estamos enfermos.

Las nuevas vacunas contra el virus sincicial respiratorio
Respecto de la nueva vacuna, en realidad son dos las que estarán disponibles este invierno. Una ya está aplicándose en los vacunatorios privados, y es la que desarrolló la compañía estadounidense Pfizer. Es de una dosis, y de acuerdo a la información disponible en la página web de Stamboulian Servicios de Salud, su costo es de $ 183.342. No hay por ahora cobertura de prepagas u obras sociales. Esta es la misma vacuna que está aprobada para las embarazadas, aunque en este caso sí está cubierta por estar incluida en el calendario obligatorio.

La otra vacuna acaba de ser aprobada por la ANMAT y estará disponible seguramente antes del inicio del invierno. Es la que diseñó el laboratorio británico GSK, que también es de una dosis y fue la primera autorizada globalmente. En ambos casos, las vacunas están indicadas para mayores de 60 años, en especial aquellos con comorbilidades como asma, EPOC, insuficiencia cardíaca, diabetes, enfermedad coronaria y/o enfermedad renal crónica.

“Esta vacuna en adultos mayores de 60 años se suma a otras indicadas en este grupo etario como la antigripal, la vacuna contra el Covid, y la vacuna contra el neumococo. Es importante que cada persona pueda hablar con su profesional de cabecera. Más allá de que no esté incorporada al calendario, sí es una recomendación que en el consultorio les podemos dar a nuestros pacientes”, explicó Cahn. Por ahora no está previsto discutir a nivel o a partir de los 60 años y en embarazadas.

Los estudios clínicos con ambas vacunas dieron buenos resultados. La de Pfizer, que se probó con voluntarios argentinos, tuvo un 85,7% de eficacia en mayores de 60 años con al menos tres signos o síntomas. La de GSK demostró una eficacia del 82,6% en la prevención de enfermedades respiratorias bajas (como neumonía) en mayores de 60 y del 94,6% en pacientes con enfermedades crónicas hasta al menos dos temporadas después de la vacunación, y se esperan pronto los resultados de eficacia a tres años.

Colodenco comentó que no hay disponibles estudios comparativos de ambas, pero resaltó que “la introducción de más vacunas, más potentes y protectoras, hará que se reduzca notablemente la carga de enfermedades como las infecciones respiratorias altas y bajas por VSR, lo que implicará menos muertes y menos internaciones, un desiderátum de primer orden en salud pública”.

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