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River en jaque: Patronato incentivado por San Sebastián, el Patrono de los Humildes

ESPECIAL.- Patronato puso en serio peligro el ascenso directo de River Plate al ganarle, por la 37ª fecha, al “Millonario”. Sebastián Bértoli fue el héroe en el “Cementerio de los Elefantes” al contener un penal del “Chori” Domínguez a los 43’ del complemento. El “Rojinegro” paranaense re-editó la tradición del estadio “Brigadier López” tumbando a un grande. Leo Acosta, otro valor surgido del “Semillero” paranaense, el autor de la conquista “Santa” a los 7’ del primer capítulo. Los de Paraná concluyeron con diez jugadores por la expulsión de Ignacio Boggino.

No hay dudas que Patronato es el “Verdugo” de los cuatro equipos que pelean el ascenso a la Primera División. Esto, jugando en condición de local, ya sea en su estadio como en el de Colón de Santa Fe.

El primero en padecerlo fue Instituto, que por la 24ª fecha perdió en Paraná 3-1. Después, le tocó a Quilmes, que también en la capital entrerriana cayó por 2-1, por la 30ª jornada.

Ya fuera del “Grella” por cuestiones netamente económicas, y haciendo de anfitrión en el estadio de Colón de Santa Fe, también sucumbieron, de forma consecutiva, Rosario Central y River.

Así, termina ubicándose en la quinta colocación con 56 puntos. Precisamente detrás de los cuatro equipos a los cuales no les otorgó una bienvenida.

El equipo de Matías Almeyda entró a la cancha de Colón de Santa Fe sabiendo que no podría ascender este sábado por la temprana victoria de Instituto. Y después, ya a los siete minutos del encuentro, tenía el marcador en contra. Fue cuando a través de una pelota parada llegó un centro desde la izquierda que picó una vez en el área y Leo Acosta apareció con su cabeza para romper la paridad y decretar la 8ª conquista en contra de los “Millo” en acciones aéreas.

Tras el gol, Patronato cerró sus filas. Fue más consistente, se apoyó en una fantástica tarde del Seba Bértoli preciso y se llevó los tres puntos desnudando el poco volumen de juego que tiene el equipo porteño, edificando este sábado once situaciones, pero la mayoría sin juego elaborado y probando en forma forzada con remates de media distancia.

River, más allá de hacer figura a Bértoli (esencialmente en el primer capítulo), nunca le encontró la vuelta al planteo de Patronato, que puso cinco volantes y un solo punta, pero que atacó cuando pudo y le generó problemas a un medio campo millonario con dos volantes centrales que no hicieron pie nunca.

River arrancó mal y luego se dejó envolver por el vértigo. Nadie se tomó unos segundos para pensar las jugadas, salvo en algunos pasajes de la primera etapa. Y, en el final, ni siquiera logró rescatar un empate por la vía del penal. En líneas generales, más allá de las virtudes admirables de los entrerrianos, ésas son las razones del tropiezo riverplatense.

 

La crónica

El primer tiempo fue intenso y lo tuvo a River prácticamente como protagonista, pero Patronato lo madrugó y a los 7m anotó el gol que luego le serviría para ganar el encuentro, por parte del mediocampista Leonardo Acosta de cabeza, ante la pasividad de la defensa visitante.

Tres minutos antes, David Trezeguet había quedado mano a mano con Bértoli y éste le ahogó el grito al “apagado” goleador francés.

River sintió unos momentos el gol tempranero de los entrerrianos, pero a pesar de sus dificultades para sostener orden en el medio y defensa, contó con varias ocasiones para empatar el encuentro.

Las más claras: a los 27m Cavenaghi probó desde afuera del área, la pelota pegó en el palo izquierdo y el rebote en la espalda de Bértoli para irse al corner; y unos minutos más tarde Bértoli, en gran reacción, desvió un remate de Trezeguet.

 

En ese período, River se sostuvo en el empuje de Cirigliano desde el fondo, pero realizado más por ímpetu que por claridad.

El conjunto de Fuentes, por su parte, se animó a armar alguna contra para llevar peligro al arco de Daniel Vega. A los 21’, Quiroga casi pone el segundo con un cabezazo alto que sacó el arquero. Y a los 26’ Urresti probó de lejos y su remate se fue apenas desviado por arriba del travesaño.

A cinco minutos del cierre de la primera parte, otra vez se lució el arquero. Esta vez fue en un mano a mano con Cavenaghi que sacó un derechazo envenenado.

 

Ni los cambios variaron el panorama

En el complemento, Almeyda buscó la solución desde el banco. El DT mandó a la cancha a Villalba pero nada cambió. Luego acumuló jugadores en ataque con el ingreso de Rogelio Funes Mori, pero los nervios fueron más fuertes que la puntada final para River.

River no creó situaciones de gol. Estuvo inseguro en la marca y sin ideas para la creación, a pesar de que los entrerrianos tampoco llegaron a inquietar a Daniel Vega.

Patronato aguantó con tranquilidad ante la impotencia y la falta de ideas de River. La fórmula de los paranaenses fue sencilla, con mucha gente agrupada en el fondo, volantes como el “Chelo” Guzmán luciendo una autoridad digna de ovación, y salida rápida para tratar de aprovechar los espacios que regalaba la última línea de River.

No obstante, cuando el reloj marcaba el minuto 40 aparecía una leve luz de esperanza para el Millonario. Ignacio Boggino lo tomó de la camiseta a Rogelio Funes Mori en el área y el árbitro Pablo Lunati no dudó en sancionar el penal y echar al defensor de Patronato por doble amarilla.

El Chori Domínguez agarró la pelota, la apoyó en el punto penal y remato fuerte pero al medio del arco. Así, Bértolii evitó el grito de gol y le puso el moño a una tarde brillante para el. Ahí murieron las esperanzas de River. La última imagen, con sus jugadores derrumbados y llorando en la mitad del campo, como si todo ya estuviese perdido, seguirá retumbando durante toda la semana, por más que River sigue dependiendo de sí mismo para ascender.

Sólo quedó tiempo para la alegría de los jugadores de Patronato, que con todo lo que se había hablado en la semana de la incentivación por el triunfo sobre Central, se daba el gusto de bajar a otro de los grandes del fútbol argentino.

El conjunto entrerriano le dio una lección táctica que le fue exigua en el marcador, porque más allá de que River estuvo cerca de la igualdad en el primer tiempo, corrió peligro de principio a fin. Le dio un cachetazo histórico en el aspecto futbolístico y, obviamente, en el anímico.

Una producción para el olvido del ciclo de Almeyda. Su equipo deambuló como un fantasma y entregó una serie de signos preocupantes, justo en el momento menos pensado, ante un adversario que no desperdició la chance que se hable de él, al menos por unas horas, en el mundo entero.