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Rechazo oficial a agravios de Bonafini

Hubo rechazos en el oficialismo al ataque de Bonafini a la Corte. El primero en diferenciarse fue Scioli, quien advirtió: “Tenemos que respetarnos más”. Lo mismo pidió el gobernador de San Juan, Gioja. Su colega Urtubey calificó los agravios de “absurdos” y reclamó “bajar los decibeles de la confrontación”.

Hebe de Bonafini recién tomaba el micrófono para dar su discurso contra la Corte Suprema y Gabriel Mariotto estaba sonriente; así se lo ve, sentado detrás de ella. A medida que la líder de las Madres de Plaza de Mayo empieza a hablar, y sobre todo cuando levanta la voz y califica de “turros” a los integrantes del Corte, el titular de la Autoridad de Servicios de Comunicación Audiovisual se va poniendo serio, se incomoda, se tira para atrás, hace mohínes, se aprieta los labios.

Mariotto había tratado de instalar la idea de que el acto organizado el martes por el oficialismo, en Plaza Lavalle, “no era una presión” a la Corte para “destrabar” la ley de medios: fueron declaraciones hechas justo un rato antes de que Bonafini cerrara el evento diciendo que los jueces “cobraban sobres” y eran “cómplices” de la “dictadura” y la “tortura”, por lo que invitaba al pueblo a “tomar” los Tribunales.

Esos conceptos generaron un amplio rechazo en sectores del oficialismo. Gobernadores, dirigentes sociales, intelectuales e incluso el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) –una agrupación de Derechos Humanos cercaba al Gobierno– repudiaron a Bonafini.

El propio gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, un dirigente que suele ser muy moderado en sus definiciones, se animó ayer a discrepar con Bonafini, una dirigente que lo descalifica cada vez que puede. “Todos tenemos que respetarnos más. Podemos vivir en una democracia intensa, que haya mucho debate, pero tenemos que respetarnos más”, dijo el mandatario durante una entrevista radial por la mañana.

Fue el primer dirigente de peso del oficialismo en criticar, a su modo, a la titular de las Madres de Plaza de Mayo. Le siguieron otros. Al contrario de lo suele ocurrir cada día, en las cuentas de Twitter de los ministros no se hacía alusión al tema político del día. Cero caracteres al respecto.

Por la tarde, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, también salió a diferenciarse de Bonafini. Ante una pregunta de Clarín, dijo que “la lógica me inhibe de hacer comentarios. Es absurdo”. Después pidió que se termine la embestida oficial contra la Corte: “Todos debemos aportar un granito de arena para bajar los decibeles de la confrotación y trabajar en lo que los argentinos necesitan”.

Su colega de San Juan, el también kirchnerista José Luis Gioja, también fue crítico: “Somos parte de un país que tiene un sistema representativo, republicano y republicano implica la división de poderes, y obviamente tenemos que respetarnos”, explicó.

Más tarde, fue el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) el que difundió un durísimo comunicado donde se describen a las palabras de Bonafini como “horribles e inaceptables”.

Hasta uno de los ideólogos de Carta Abierta, el filósofo Ricardo Forster, presente en el acto de Tribunales, se quejó por el discurso “extemporáneo” y “muy poco feliz” de la titular de las Madres: “A veces me parece que Hebe se deja llevar por una suerte de construcción imaginaria. No creo que sea el sentir generalizado del Gobierno”, analizó.

En un mismo sentido habló el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, alineado con el oficialismo: “Comparto el tema de fondo que es la necesidad de una nueva ley de medios, pero no comparto el juicio contra la Corte Suprema”.

El discurso de Bonafini es otro acontecimiento de varios por el estilo que generaron un debate interno dentro del oficialismo. Aunque por ahora no se hace público, cada vez más dirigentes K creen que para intentar llegar al 40 por ciento de los votos en las elecciones del 2011 –necesarios para eludir un balotaje– el kirchnerismo debería realizar gestos de apertura y consenso, y no de confrontación, contaron fuentes que participan a menudo de reuniones en Olivos. Kirchner, por ahora, no escucha a esa ala más moderada de su Gobierno.

Ayer, Forster pidió un gesto de ese estilo respecto a los dichos de Bonafini: “Hubiera sido bueno que alguien del Gobierno se haya despegado de esto”, dijo.