QUÉ SE COME EN EL TRADICIONAL ROSH HASHANÁ, AÑO NUEVO JUDÍO
|El Año Nuevo judío se celebra los primeros dos días del mes Tishrei, el séptimo mes del calendario hebreo. Desde el atardecer del 25 de septiembre hasta el atardecer del 27 se dará la bienvenida al año 5783 con un conjunto de tradiciones que buscan reflexionar acerca del año que se deja atrás, un momento de arrepentimiento, reparación, cambio y nuevas expectativas.
Como es habitual en algunas celebraciones judías, no solo hay una parte de profunda introspección, sino también un seder, un tradicional ritual espiritual y gastronómico en el que se sigue una hagadá u orden en las oraciones que se dicen y las comidas que se realizan. La costumbre es ingerir alimentos de naturaleza simbólica, simanim, basada en la forma de este o en su nombre, acompañados de plegarias y deseos de cara al nuevo año.
Dado que la comunidad judía está expandida por el mundo, hay algunas costumbres que se han adaptado a las culturas, los alimentos disponibles y otros hábitos de cada familia y sociedad. Aun así, aquí se presentan los manjares más habituales de este día, aquellos que transmiten buenos augurios para los siguientes meses y para los cuales se dedica una bendición antes de consumirlos.
Los comensales se desean un Shaná Tová umetuká (un año bueno y dulce) no solo con el lenguaje, sino con los alimentos y preparaciones que se sirven.
VINO KOSHER
Tras encender las velas y pronunciar el Sheejeianu para agradecer a Dios por la vida y la salud, la cena del Rosh Hashaná se inicia con el kidush, una bendición que se recita sobre el vino durante el Shabat y otras festividades. Sin embargo, el que se realiza durante el Rosh Hashaná es diferente y exclusivo para esa celebración, ya que en él se hace referencia al Éxodo de Egipto, el shofar (instrumento sagrado) y la remembranza. El vino kosher es dulce, lo que hace referencia al dulzor del nuevo año, y es un símbolo de alegría que tiene una gran importancia en la reuniones.
JALÁ
El jalá o pan trenzado, tan habitual en el Sabath y en otras mesas festivas, se puede hornear, sin embargo, de maneras diferentes: con más trenzas, en forma de llave o incluso circular, como es el caso del Rosh Hashaná. Este cambio se debe a la pretensión de simbolizar el fin y el comienzo del ciclo anual, la circularidad del tiempo, otro guiño a reflexionar sobre cómo se termina y empieza un nuevo periodo. Tal y como se hace durante el Sabath, la jalá se unta tres veces en sal, un ingrediente que simboliza lo indestructible, pero durante el seder, se añade a esta tradición la de mojarlo también en miel, como otro de los augurios de un nuevo año dulce.
DÁTIL
La costumbre recomienda comenzar la comida con los dátiles, pues esta es una de las siete frutas que la Torá señala como ejemplares en Israel. tamar, su nombre en hebreo, es similar a tam, que significa final, y en el Rosh Hashaná se interpreta como la supresión de los enemigos o personas con malas intenciones, así que es una forma de invocar la paz en el nuevo año. Aunque en algunos lugares no crece este fruto o no se puede adquirir, se puede servir relleno o incluido en la jalá.
GRANADA
Este fruto típico del otoño es un tema recurrente en el arte y cultura judíos. También lo es en su iconografía, además de en las mesas festivas. Se cree que el rimón, otro fruto dulce de tantos en esta celebración, tiene un total de 613 semillas, la misma cantidad de preceptos que se inscriben en la Torá. Esta fruta se suma a las mesas del Rosh Hashaná como un deseo de que las buenas acciones del año siguiente sean tantas y tan buenas como los numerosos granos que se encuentran en su interior. En algunas ocasiones, se sirve en ensalada, helado o acompañando un plato de carne.
ALUBIA
Más allá de las frutas, hay otros alimentos que tienen cabida en la mesa judía durante el seder de Año Nuevo. Uno de ellos es la rubia (habichuela), una legumbre que remite a la palabra irbú en hebreo y que hace referencia a llenar en un sentido espiritual. Esta legumbre es simbólica porque hace referencia al deseo de sumar méritos y llegar a la abundancia, siempre teniendo presentes a aquellos más desfavorecidos, y suele cocinarse en guiso. En otros lugares, como Libia, los judíos acostumbran a usar semillas de sésamo mezcladas con azúcar para proyectar la prosperidad, ya que son tantas que no pueden contarse.
VERDURAS
Del hebreo ikartú, que significa arrancar, el karti (puerro) se sirve en la mesa como muestra de la intención de que ese año se “arranquen” de la vida los enemigos y obstáculos, y se llene de buenas compañías. En algunas partes del mundo, el alimento se pela y se lanza sobre los hombros, recitando en ocasiones los nombres de aquellos que quieran ver alejados de sus vidas. La kará (calabaza) es otra de las estrellas de la mesa. Con una fonética similar a las palabra proclamar, la bendición que se le asocia pide que las peticiones se escuchen. En cuanto a la guézer (zanahoria), remite al vocablo ligzor, que significa decretar, y que refiere al deseo de ser juzgados positivamente. Una de las recetas más conocidas para servir verduras es el trifle, una receta en la que se colocan los ingredientes por capas, o la sopa de las siete jodras (verduras).
REMOLACHA
Esta hortaliza tiene un papel importante en la consecución de las metas y en encontrar un camino libre de obstáculos. Por eso, la palabra silka, similar a lehistalek, que significa retirarse, invoca el poder hacer que los enemigos se batan en retirada y dejen el camino libre para alcanzar los objetivos y retos personales que cada uno se imponga. Suele servirse en ensalada o acompañando platos de carne o verdura.
PESCADO
El dag (pescado) que se sirve durante el Rosh Hashaná simboliza la capacidad de multiplicarse y ser fructífero, lo que también se considera un deseo de fertilidad y crecimiento de cara a ampliar la familia. A pesar de que es uno de los alimentos más simbólicos del judaísmo, en algunas ocasiones se suele utilizar alguna receta que no contenga pescado, pero sí que se pueda presentar en forma de pez para tener presente su importancia en el seder.
CABEZA DE PESCADO O CORDERO
La rosh (cabeza) de un animal no es, en sí misma, una preparación para saborear durante el Año Nuevo, sino que se coloca en la mesa para hacer el paralelismo del Rosh Hashaná (cabeza de año), simbolizando el inicio de algo nuevo, un espacio en blanco que está aún por llenar. Esto lleva a una de las creencias judías, en la que se asegura que Dios coloca a quienes siguen sus preceptos en la cabeza, es decir, en lo más alto, en la mejor posición. En muchos hogares judíos se cocina el guefilte fish, una receta con pescado, huevos y harina como ingredientes principales y cuya presentación recuerda a la cabeza del pescado.
MANZANA Y MIEL
La Tapúaj Bidvash es probablemente la receta o tradición más típica y conocida del Rosh Hashaná. Aunque en otros lugares se comen variantes, como manzana asada con azúcar o membrillo, en definitiva, el deseo que se realiza es el mismo: un año nuevo dulce, en el que la actitud para con los demás también habrá de serlo. De este modo, no solo se pide entrar en un nuevo periodo de bienestar y bondad, sino que se consigue literalmente al probar el dulzor de la miel y la fruta juntas. En ocasiones, también se hacen tartas de manzana u otros postres que contengan estos ingredientes, ya que lo que importa es el simbolismo.
UNA FRUTA NUEVA
En el segundo día en el que se celebra el seder de Rosh Hashaná, muchos judíos acostumbran a añadir al ritual una fruta nueva que no se haya probado durante ese año. Tras el kidush del vino, trozos de frutas como la pitaya o la yaca se reparten entre los comensales para representar un nuevo comienzo y las vivencias diferentes que depara ese próximo año.