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¿Qué pasa en EL DIARIO?

Menospreciar el prestigio de EL DIARIO de Paraná es ridículo. Su historia integral, las plumas que enriquecieron su otrora línea Editorial, los peculiares comunicadores que pasaron por sus redacciones y dejaron sus sellos indelebles, bastan para calificarlo como uno de los medios gráficos de mayor brillo en el Interior argentino. Sin embargo, desde la venta a un empresario santafesino y a la posterior cesión a otro rosarino, su reputación, su crédito decayó estrepitosamente.

 

P1560658Las sucesivas operatorias empresariales de venta y adjudicación trajeron aparejadas coyunturas profesionales agudas, como hasta división marcada entre unos que no tuvieron temor en pretender hacer valer sus Derechos e INDEPENDENCIA de procedimientos profesionales, y otros que o se sometieron a las nuevas normas, como también aquellos que se sumaron al “proyecto” de presentar ante los lectores un medio involucrado decididamente bajo un perfil o tinte oficialista.

 

Las protestas de todo calibre se hicieron sentir, algunas calificadas como “tácticas” por un grupo para gestar microclimas conducentes a arribar a las precitadas operaciones o transacciones, y otras blandidas procurando una reacción de las nuevas patronales en cuanto a “deudas” relativas a condiciones laborales bajo normas gremiales irrenunciables.

 

Pero lo cierto es que, sin OFICIALIZARSE la influencia política, utópico esperar que ocurra ello, el contenido mutó profundamente, pasaron sus páginas a evidenciar una propaganda de gestión oficial harto remarcada sin disimulo alguno, y así la confiabilidad fue decayendo rotundamente entre los lectores como hasta en cuanto a la pauta publicitaria.

 

Si bien es veraz que día a día casi TODOS los medios periodísticos entrerrianos padecen (o padecemos) gravísimas carencias y/o dificultades para VENDER un producto que se puede contemplar con fácil acceso vía internet y hasta GRATIS, la calidad y actualidad de EL DIARIO sufrió una adversa transformación en prácticamente todas las Secciones.

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Por calle Urquiza, unos invocan que “NO HAY MOTIVACIÓN” por los bajos sueldos y débitos en materia sindical; que “hay vetos y tabúes” para abordar diversas temáticas; o que existe un control incongruente desde Casa Gris de parte de “súbditos” al poder político.

Desde el sector “con la camiseta puesta” se devuelve gentilezas manifestando que hay demasiados “caciques” y “pocos indios” dispuestos a laburar bien.

 

Como otro segmento justifica que se paguen “magros salarios” porque todos tienen varios “kioscos” aparte y casi NADIE le otorga a EL DIARIO primicias, o artículos que no sean “corte y pegue”.

 

El lector común, mientras, se ve afectado por una carencia indisimulable de opinión, de análisis, y cierta falta de “frescura” en las notas. No le interesa LA INTERNA. Solo lo atrae (o rechaza) la trascendencia (o mediocridad) de los artículos y en especial algo tan esencial como  las imágenes, contando ésta centenaria empresa con virtuosos reporteros gráficos pero escaso espacio para reflejar sus pericias, al igual que no podemos negar las cualidades de algunos de sus redactores quienes, por “x” razón, parecen aburguesados, aletargados, adormecidos, ¿cómodos…?

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Días atrás, el hecho motivante de ésta nota, contemplamos en Casa de Gobierno una aplicación de pequeños cartelitos en parabrisas de autos, donde se denotaba que las desavenencias, las discordancias y/o contrariedades se mantienen inalterables por Urquiza casi Pellegrini.

 

¿Será que se ha ahondado la crisis en cuanto a escisión, o se prepara una nueva “venta”? Mientras, la reputación sigue en decadencia. Una pena…