Punto final a la trayectoria de Elisa Carrió en Diputados
|Este domingo 1º de marzo, el mismo día en que Alberto Fernández abra por primera vez las Sesiones Ordinarias del Congreso, se hará efectiva la renuncia de Elisa Carrió a la Cámara Baja, tras 25 años de actividad.
“Quiero pedirles que no estén tristes. Siempre voy a estar espiritualmente y voy a poner el cuerpo y el alma cuando me necesiten. Pero ya no resistiría nuevos rechazos y humillaciones por parte del Parlamento”, escribió la diputada en su cuenta de Twitter, el pasado 12 de noviembre, a días de anunciar su jubilación, en un texto en el que también dejó en claro, que más allá de no tener causas judiciales, junto a su banca también deja los fueros.
“Lilita”, como se la conoce en el mundo de la política, tuvo una amplia trayectoria que no estuvo exenta de polémicas y entredichos. Con una fuerte personalidad y carisma y un discurso muchas veces irreverente, la chaqueña supo siempre estar en el centro de la escena y protagonizar diversos momentos de la historia argentina, tanto la real como la mediática.
Carrió inició su carrera en la UCR, apadrinada por Ricardo Alfonsín, y asumió por primera vez como diputada nacional por su provincia natal en 1995, tras haber sido convencional constituyente en 1994. Años antes, se había recibido como abogada y ejercía como profesora de Derecho Constitucional en la Universidad del Nordeste.
En 1978, en plena dictadura, ingresó a la justicia chaqueña donde primero fue asesora de la fiscalía del Estado provincial y luego secretaria del Superior Tribunal de Justicia. Sobre esta etapa, muy cuestionada de su vida, dijo alguna vez en la Cámara: “Era joven y debí haberme dado cuenta de algunas cosas, y otros también debieron haberse dado cuenta”, al tiempo que reivindicó sus años de trabajo en pos de los Derechos Humanos, como la redacción de la ley que da jerarquía constitucional al Tratado de Desaparición de las Personas.
Durante el gobierno del presidente Fernando de la Rúa, se alejó del radicalismo y tiempo después fundó el ARI, partido que encabezó y con el que regresó en 2005 a la Cámara de Diputados -tras dos años de ausencia- como representante de la Ciudad de Buenos Aires. Allí, se convirtió en una férrea opositora al kirchnerismo.
En 2007, ya con la Coalición Cívica-ARI se candidateó por primera vez a la Presidencia de la Nación, junto al socialista Rubén Giustiniani como vice. Obtuvo el segundo lugar, detrás de la dupla Cristina Fernández de Kirchner y Julio Cobos.
En su segundo intento por alcanzar la primera magistratura, en 2011, cuando su principal rival política accedió a un nuevo mandato con el 54% de los votos, solo cosechó el 1,8% y quedó sexta detrás del líder del Partido Obrero, Jorge Altamira.
Su último gran giro político fue su alianza impensada con Mauricio Macri, que dio paso a la conformación de Cambiemos, de cara a la carrera presidencial de 2015. En 2003, Carrió había tildado al líder del PRO de “contrabandista” y lo había acusado de formar parte del “saqueo de la Argentina” en los 90.
En las primarias de ese año, “Lilita” fue precandidata presidencial y enfrentó al radical Ernesto Sanz y al propio Macri, quien finalmente derrotó a Daniel Scioli en el balotaje.
Durante todo el macrismo, Elisa Carrió osciló entre un apoyo explícito a la labor de Macri y diversos desplantes que pusieron a la coalición gobernante varias veces al borde de la ruptura. En 2017, se enfrentó por última vez a la voluntad popular y renovó su banca por la Ciudad de Buenos Aires con más del 50% de los votos.
Fue la dura derrota del expresidente Mauricio Macri en las PASO y posteriormente en las elecciones generales del 27 de octubre, frente a Alberto Fernández, lo que precipitó su renuncia el pasado 29 de octubre.
En su largo paso por la Cámara de Diputados, tuvo un papel destacado en la llamada Comisión “antilavado” -que presidía- y que en 1996 contribuyó a llevar adelante acciones penales que llevaron a la cárcel a banqueros involucrados en el lavado de dinero. Además, en 2003, fue miembro informante del proyecto de nulidad que declaró “insanablemente nulas” las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
También, se opuso por sus convicciones religiosas, a la sanción de la ley de Matrimonio Igualitario -aunque había dado libertad de acción a su bancada-, como al proyecto de legalización del aborto en 2018.
En 2008, durante el conflicto del campo por la Resolución 125 que aumentaba las retenciones a las exportaciones agrícolas, tuvo un rol fundamental en su apoyo a las organizaciones agrarias, en detrimento del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Su oposición al kirchnerismo creció durante el segundo mandato de la expresidenta, con múltiples denuncias sobre irregularidades en la obra pública que dieron lugar al inicio de diversas causas aún en trámite en la Justicia. Su principal objetivo fue el exministro de Planificación Federal, Julio de Vido.
Carrió también fue objeto de infinidad de críticas debido a sus reiteradas ausencias, tanto a las sesiones de la Cámara de Diputados, como a las reuniones de comisión. En 2018, tuvo un 71% de inasistencias, mientras que en 2019 se ausentó al 50% de las sesiones.
En los últimos años, hizo un uso cuasi satírico de las redes sociales que le valió el festejo de sus admiradores y el repudio de sus detractores. Uno de los puntos álgidos de su paso por Twitter fue la aparición de “Republiquita”, una muñeca con la que Carrió se fotografiaba en lugares y que representaba una especie de Argentina en pañales, que había que criar bien para lograr un futuro promisorio.
Para la posteridad quedarán sus frases más polémicas como cuando tras la aparición del cuerpo de Santiago Maldonado, en el río Chubut, dijo en el estudio de TN: “Es como Walt Disney”; o sus vaticinios sobre el dólar, al asegurar en mayo de 2018 que la divisa estadounidense iba a “quedar en $23”.
La banca de Elisa Carrió quedará en manos hasta 2021 del exlegislador nacional del PRO, José Luis Patiño, luego de que la Cámara Nacional Electoral fallara este viernes a su favor –en una judicialización por la Paridad de Género- en lugar de aceptar el ingreso de Patricia Holzman, exjefa de Gabinete del Ministerio de Ambiente del rabino Sergio Bergman.
Está por verse cómo Carrió seguirá moviendo los hilos en su nuevo rol de outsider de la política. Por el momento, trascendió que se dedicará a escribir y a dar clases y charlas sobre humanismo. Con seguridad, tras su partida, el Congreso de la Nación no será el mismo.