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Puiggari: “La santidad de la Iglesia no es afectada por debilidades”

El arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, dijo que los católicos tienen “conciencia de la fragilidad de nuestra condición humana y de la santidad de la Iglesia fundada por Jesucristo, que no es afectada por nuestra debilidades de hombres de barro”.

 

El manifiesto fue expresado durante la homilía que pronunció en la misa que se celebró en la Iglesia Catedral en medio de un doble festejo: el Día de la Patrona de Paraná, Nuestra Señora del Rosario, y de la apertura del Año de la Fe.

 

La celebración religiosa tuvo lugar en la Iglesia Catedral, ante un importante marco de fieles presentes que llenaron por completo el templo. Allí, confluyeron delegaciones de distintos puntos de la provincia, aunque el color lo aportaron alrededor de 900 niños de la Infancia Misionera que se encuentran participando de un encuentro en las instalaciones del Ejército.

 

La organización del festejo debió cambiarse sobre la marcha a raíz de las inclemencias del tiempo. Por ejemplo, no se realizó la procesión con la imagen histórica de la Patrona, como estaba previsto, y la misa se ofició adentro de la Catedral, y no afuera.

 

Puiggari dijo que “con mucha alegría y esperanza, en la solemnidad de nuestra patrona, Nuestra Señora del Rosario, comenzamos como arquidiócesis el Año de la Fe, al cual nos ha convocado nuestro querido Santo Padre Benedicto XVI”. Se trata de un acontecimiento en la vida de la Iglesia Católica que coincide con el 50 aniversario del Concilio Vaticano II, una bisagra en la historia eclesiástica que marcó un antes y un después, con la introducción de un aggiornamiento, y la apertura a los cambios del mundo moderno.

 

Al justificar la convocatoria al denominado Año de la Fe, el arzobispo aludió a “cierto enfriamiento en la fe de muchos cristianos, dramática crisis que afecta a muchos, por muchos motivos pero, ciertamente, que la fuerte influencia del secularismo y materialismos en nuestra cultura y vida personal nos hace pensar que podemos prescindir de Dios”, dijo.

 

“Este año nos tiene que ayudar a recordar que lo que caracteriza nuestra vida: es creer, somos creyentes. Salir del desierto que lleva consigo el mutismo de quien no tiene nada que decir, para restituir la alegría de la fe y comunicarla de manera renovada a sus hermanos”, apuntó.

En ese sentido, Puiggari puntualizó que este año, que se extenderá hasta noviembre de 2013, será “un tiempo de gracia, para hacer presente a una Iglesia que con nuevo ardor, desea ser protagonista –con la fuerza del espíritu– de una nueva evangelización en una sociedad y cultura que desafía redescubrir la identidad cristiana, la cual nos han constituido como pueblo y Nación”.