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Profundo dolor en el básquet argentino: falleció Jorge “Yuyo” Ginóbili, papá de Manu

ESPECIAL.-  Hace algo más de un año que había dejado un vacío en Salta 28. Su ausencia se notaba. No se lo encontraba más a Yuyo ni bien se cruzaba el portón de acceso de Bahiense del Norte, allí donde pasaba gran parte del día. Era su segunda casa. Uno de los mayores referentes de la historia de esta institución, Jorge Héctor Ginóbili, falleció hoy, a los 81 años, producto de una enfermedad que lo fue deteriorando.

La tristeza invade en el ambiente del club y del básquetbol bahiense. Toda una vida vinculado al deporte de los cestos desde que, a los 10 años, debutó en infantiles jugando para Bahiense Juniors.

Se fue formando un base, alto, con su metro ochenta y cinco. De buena línea técnica y efectivo tiro a distancia, según resumen quienes pudieron verlo en acción.

Siempre con la 5 de Bahiense Juniors, club donde llegó a ser campeón de juveniles y debutó en Primera a los 17 años. También, con la camiseta de la selección bahiense, entre 1962 y 1964.

En 1975, cuando se fusionó su club con Deportivo Norte, definitivamente dejó la actividad, para ocupar el cargo de presidente durante 10 años.

Su compañera inseparable, Raquel Maccari, fue su apoyo incondicional, mientras Yuyo repartía el tiempo entre su trabajo -estuvo 39 años en Nobleza Piccardo-, el club y el acompañamiento de sus hijos: Leandro, Sebastián y Emanuel.

Cursó la primaria en la Escuela Nº6 y el secundario en la Escuela de Comercio, siempre vivió en la cortada Vergara: primero en el 17 y después en el 14, donde formó la familia. Apenas a dos cuadras del club donde se lo encontraba cotidianamente, atento a todo, decidiendo como dirigente, sufriendo con el básquet y siendo testigo del crecimiento de la institución.

Su apellido cobró mayor notoriedad desde que se “transformó” en el padre del mejor basquetbolista argentino de la historia. Fue un aprendizaje ser el papá de Manu, a quien llevó de la mano hasta Salta 28, al igual que a sus otros dos hijos. Les enseñó el camino. Y ellos supieron recorrerlo con orgullo.

El club era el lugar de referencia, su apellido, una marca distintiva de Bahiense del Norte.

Como había hecho su papá, Primo, siendo fundador de Bahiense Juniors, Yuyo les transmitió a sus hijos el amor por el básquetbol y la vida de club, donde además de jugar, también supo ser técnico y hasta árbitro, cuando se representaba a los clubes.

Más conocido por su apodo -surgió por tener los pelos parados y alguien lo comparó con “yuyos en la cabeza”- el nombre de Jorge Ginóbili quedará grabado en la memoria y en los archivos del básquetbol bahiense por todo su recorrido.

Entrar a Bahiense y no verlo cambió la fisonomía del lugar, falta alguien. Se extraña su saludo, sus recuerdos y vivencias. El observarlo caminar desde el acceso principal hasta meterse en cada rincón del club, generalmente, acompañado de su amigo Alberto Antón.

Se fue Yuyo, dejó un legado muy valioso y mucho más que un apellido grabado a fuego. Toda una institución.

Sus restos serán velados en Mitre 468, mañana sábado, de 10 a 13.

Fuente: Fernando Rodríguez – La Nueva Provincia.-

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