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Producción casi paralizada: Denuncian recortes, deudas millonarias y abandono en Lácteos Verónica

La empresa Lácteos Verónica, una de las históricas del sector alimenticio argentino, atraviesa una de las peores crisis desde su fundación. Con plantas en Santa Fe y centros de distribución en distintas ciudades del país, hoy tiene paralizada buena parte de su operación. Más de 700 trabajadores iniciaron una retención de tareas por tiempo indeterminado invocando el incumplimiento en el pago de salarios, el retraso en los aportes a obras sociales y la falta de transferencia de cuotas alimentarias.

Las plantas ubicadas en Lehmann, Suardi y especialmente la que se encuentra entre Totoras y Clason trabajan a un ritmo mínimo. “Pasamos de procesar un millón de litros diarios en todas las plantas a no llegar ni a 200 mil”, denunció el delegado Rodolfo Rodríguez, quien además apuntó que los tambos cortaron la provisión de leche por falta de pago, lo que directamente impactó en la cadena de producción.

La planta ubicada en Totoras tiene unos 200 empleados, muchos de ellos vecinos de San Genaro, Clason y la propia Totoras, una localidad que apenas supera los 14.000 habitantes. “Hoy hay compañeros que no tienen para comer”, aseguró Rodríguez en declaraciones a Radio Con Vos. “Nos pedían desdoblamiento de sueldos, y los trabajadores aceptaban cobrar en cuotas para sostener la empresa. Pero esto se fue agravando de manera terrible”, explicó.

Según el testimonio de los delegados, los empleados recibieron solo el 54% de sus salarios de abril al día de hoy, y hasta ahora no hay fecha cierta para cobrar el resto. A esto se suma una situación aún más grave: la empresa retiene aportes que deberían destinarse a obras sociales y cuotas alimentarias, pero no los transfiere a sus destinatarios.

“Verónica se queda con la plata. Hay trabajadores con tratamientos oncológicos, con hijos en situaciones delicadas, que hoy no tienen cobertura ni cobran lo que les corresponde. Nos están robando”, lanzó Rodríguez.

La compañía, además, acumula una deuda financiera que supera los $9.224 millones, con compromisos mensuales por casi $288 millones. En marzo, se rechazaron cheques por más de $460 millones, lo que encendió todas las alarmas internas y externas sobre su situación contable. Pero el panorama se oscurece aún más por el silencio total de los dueños.

Las medidas de fuerza no se limitan a las plantas de Santa Fe. También se replican en centros de distribución de Rosario, Mar del Plata, Buenos Aires y Cipolletti. Desde el gremio Atilra, que representa a los trabajadores lácteos, se habilitaron líneas de crédito de emergencia para intentar contener una situación económica que empeora día a día. Mientras tanto, continúan tareas puntuales como portería y carga de camiones, realizadas por personal fuera del convenio.

Este miércoles se espera una nueva audiencia presencial en Buenos Aires en el Ministerio de Trabajo, a la que asistirán representantes gremiales de todas las seccionales y el Consejo Nacional del sindicato. “Esperamos que esta vez se presente algún dueño o alguien del directorio y dé una respuesta. Nosotros estamos desesperados”, cerró Rodríguez.

El conflicto sigue abierto y sin resolución concreta. La audiencia prevista en la capital podría ser clave para definir los pasos a seguir. Mientras tanto, más de 700 familias siguen dependiendo de una definición que no llega, y en los pueblos como Totoras la angustia crece. La situación de Verónica también reabre el debate sobre la fragilidad del sistema productivo lácteo argentino, que desde hace años viene sufriendo recortes, cierre de tambos y concentración del mercado.

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