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Presentaron un libro sobre Juan Pablo I y un milagro en Entre Ríos

“¿Qué han hecho? Juan Pablo I. Conspiración en el Vaticano y milagro en la Argentina”, es el título del libro de Nunzia Locatelli y Cintia Suárez, publicado por Editorial Catapulta, que se presentó el martes 17 de mayo en la librería El Ateneo Grand Splendid, en la avenida Santa Fe 1860.

El libro trata distintos aspectos de la vida de Albino Luciani, desde su niñez en una muy pobre familia italiana, que sufrió graves penurias durante la Primera Guerra Mundial, y su acción pastoral como sacerdote, patriarca de Venecia y sucesor de San Pedro hasta su repentina muerte y las versiones conspirativas que la rodearon. La obra subraya su relación con la Argentina, país donde en 1913 su padre vino a trabajar unos años pensando traer a su familia y donde casi un siglo después, el 23 de julio de 2011, se produjo el milagro que la Congregación para la Causa de los Santos acreditó para su beatificación. También relata su intervención en el conflicto con Chile por el canal de Beagle.

Coordinó el acto e hizo preguntas a las autoras el periodista Carlos Pagni, licenciado en historia y autor del prólogo, quien advirtió cierto desajuste entre la personalidad y el papel en una persona extremadamente sencilla a la que la vida va llevando a posiciones cada vez más elevadas, de responsabilidad. Manifestó la fascinación e interrogantes que plantean los santos, personas misteriosas “para los que no tenemos fe” (se confesó agnóstico) y que motivan a los creyentes.

Nunzia Locatelli, periodista italiana, explicó que el título “¿Qué han hecho?” recoge la frase que, con asombro, dijo el cardenal Albino Luciani cuando lo eligieron Papa, casi como una broma. Pero entre broma y verdad, agregó, dudó mucho en aceptar el cargo. Aunque meditó que “si Dios te da un peso tan grande, te dará las fuerzas para llevarlo”. Opinó que lo eligieron… y lo dejaron solo, aludiendo a las circunstancias cuando se transmitió la noticia de su muerte, al cabo de apenas 33 días de pontificado.

Al respecto, Cintia Suárez , licenciada en Periodismo por la Universidad del Salvador, indicó que lo encontró una religiosa pero se estimó que quedaba mal decir que una hermana le llevaba un té a las 5 de la madrugada, por lo que se transmitió que lo había hallado muerto un secretario, lo que dio lugar a algunas incongruencias. Más allá de esa torpeza de la primera información, tras haber analizado distintas versiones conspirativas sobre el fallecimiento de quien no hubiera querido ser papa -pensando que no era él quien debía ocupar ese cargo-, que decía que se quería morir y rezaba la oración de la buena muerte, las autoras, citando varias fuentes, dijeron que no hay ninguna evidencia de que lo hayan matado, como sostuvieron algunos libros y artículos, contradichos por otros autores.

Más bien se centraron en detalles de su vida, como que fue un Papa que recibió el bautismo de manos de una mujer, la partera que ayudó a nacer a todos los hijos de Giovanni Luciani; que pasó hambre durante la Primera Guerra Mundial, cuando comían pan hecho con un poco de harina y aserrín de abeto; que era muy austero y usaba ropa prestada; que sus días más felices habían sido los de cura de montaña; que una familia judía le pagó el seminario.

Luego habló Roxana Sosa, la madre de la niña que tenía once años cuando se puso grave, quedó en coma y estaba desahuciada. La escuchaba un centenar de personas, la mitad de ellas de pie, en un recinto adjunto al salón de lo que fue un gran cine teatro. Recordó que los médicos le habían dicho que no había ninguna posibilidad de que viviera su hija. Pero que tras invocar a Juan Pablo I, ella recuperó la memoria, empezó a caminar, cambió al cabo de cuatro años sin hablar y hoy hace vida normal. La hija estaba a su lado en el acto.

Al final habló el presbítero José Ignacio Dabusti, que era párroco de Nuestra Señora de la Rábida, en la avenida Belgrano 1502, de la ciudad de Buenos Aires, donde Roxana, que era de Paraná, iba todos los días a rezar por su hija, internada en Buenos Aires, y que fue quien le recomendó a ella pedir la intercesión de Juan Pablo I, dándole una estampa. Recordó que él tenía 13 años cuando Albino Luciani fue elegido papa y quedó impactado por su sonrisa, por su alegría. Comentó que a algún amigo le pidió que rezara en la tumba de Juan Pablo I para que fuera un buen cura.

Contó que cuatro años después de haberle dado la estampa, vio a Roxana con “una hija rebosante de vida”. Dabusti fue sobrio en la explicación del milagro. “Hay cosas que no se pueden responder porque están dentro del misterio de Dios”. De todos modos, la presentación no pretendía agotar el contenido del libro, sino en todo caso darlo a conocer y estimular su lectura.

Fuente: Prensa AICA – Jorge Rouillon.

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