¡Pobre Grindetti…!: A la Copa Sudamericana de Racing se le sumó olvidarse de una hoja del discurso ante la Legislatura
|Llevaba más de cuarenta minutos de exposición pero, a veces, un instante te hace meme. Así le pasó a Néstor Grindetti presentando -ante la Legislatura porteña- su obligatorio informe de gestión como jefe de Gabinete de Ministros de la Ciudad. El funcionario de Jorge Macri llegaba al final de su primera intervención cuando, leyendo, notó algo que no podía subsanar: le faltaba la última página de su discurso escrito. “Un papelón, qué desastre”, se quejó -sangra italiana al fin-, vertiendo reclamos a sus asistentes.
Raudos, los asesores corrieron para alcanzarle la carilla perdida al estrado y Grindetti retomó su discurso sin más, apenas 38 segundos después de su incómodo momento de pausa. Pero el instante fue suficiente para que la oposición porteña viralizara el momento desorientado del jefe de ministros porteños.
"ES UN PAPELÓN"
El Jefe de Gabinete porteño y presidente de Independiente de Avellaneda, Néstor Grindetti, se olvidó de imprimir la última página de un discurso que evidentemente nunca leyó, y que su nula capacidad no le permitió interpretar para continuar. Son una vergüenza. pic.twitter.com/1ET6UuaKUL
— Editor✍ (@Editor_76) November 27, 2024
“Insistimos en la urgencia de aprobar…” llegó a leer Grindetti ante la Legislatura porteña las últimas palabras de los papeles que tenía en la mano. Improvisó completar la frase, con “una ley nacional”, al saber de lo que hablaba, pero luego cabeceó con la mirada hacia su equipo y abordó lo que sucedía.
“Me falta un cacho de discurso”, se quejó el jefe de Gabinete porteño y miró también hacia las gradas, buscando la explicación.
Hojeó los papeles bajo su mano izquierda y giró hacia la derecha. “Me faltó la última hoja… Papelón”, adjetivó él mismo sobre lo que le sucedía.
“Qué desastre”, sigue lamentándose. “Los voy a matar”, le salió decir mientras hacía ruido con los papeles apilados.
Y siguió mascullando un poco más, por lo bajo, tratando de relativizar la condescendencia de quienes lo rodeaban. “No, bueno, pero somos la presidencia”, dijo Grindetti. Segundos eternos.
En ese momento, un hombre corpulento y calvo corrió raudo entre los estrados con una hoja entre sus manos, a contratono con el ambo oscuro que vestía: la última hoja del discurso. Y Grindetti, todo en una interminable brevedad, continuó como si nada.
Pese al traspié, no hubo enojo en el funcionario. Casi siete horas después -y varias decenas de preguntas mediante- Grindetti cerró su ponencia en la cámara legislativa con palabras gratas para los suyos y también para el resto.
“Le agradezco a todo el equipo que estuvo trabajando, recogiendo las preguntas de ustedes y procurando el acercamiento de las respuestas. A mi equipo más cercano que me acompañó, a la presidenta de la Legislatura (por la vicejefa de Gobierno Clara Muzzio) y a todos ustedes (los legisladores) por la paciencia de estas horas de compartir. Espero haber respondido todo y lo que no, lo trataremos de responder en los próximos días”, cerró. Aunque entonces no hubo momento viral.