Maran Suites & Towers

Plan Altura 2016: un desperdicio…

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- La Confederación Argentina de Básquet lanzó el Plan Altura 2016, que nuevamente estará coordinado por el paranaense Sebastián Uranga y que apuesta a reclutar a los chicos más altos del país para seguir su desarrollo y evolución. La talla exigible deja a muchos pibes sin ilusiones de proyectarse como perimetrales “altos” y resignándose a ser usados como “lungos”.

 

Los convocados por la CABB son los nacidos entre los años 1999 y 2002 con los siguientes parámetros de estatura mínima: Clase 1999, 2m00; Clase 2000, 1m97; Clase 2001, 1m95 y Clase 2002, 1m92.

O sea… Un pibe de 16/17 años con una altura de 1m99 a 1m92 (promedio), debe ya en sus últimos años de secundaria, y prestos para la educación universitaria, resignarse definitivamente a aceptar que sus entrenadores de U17 los utilicen como “lungos” porque, en verdad, durante su etapa formativa los “educaron” para bajar rebotes y pasársela al “Pitufo” dotado, al petiso talentoso, diestro, hábil.

 

Así, nuestro básquet continúa estancado. Daría la sensación que solo se buscan “Torres”, en vez de segmentar el Plan y también trabajar con chicos que no llegan a los 2m00 pero que el día de mañana pueden ser bases o escoltas de muy buena medida para el puesto.

Y esto que redactamos, lo hablamos con Sebastián Uranga hace unos meses aquí en nuestra ciudad, más específicamente en una larga y jugosa charla en el YPF Shop Full del ACA.

 

Por eso nos extraña que no se hayan dado innovaciones… Y ojo; nos parece buenísimo que esté Seba a cargo de este Programa, como entendemos fecundo que por fin se trabaje seriamente en cuanto a este tema. Y él está capacitado para cumplimentar con éxito semejante responsabilidad.

Sin embargo, creemos que no debería la CABB circunscribirse solo a estos “Pequeños Gigantes” y sí seguir con interés la evolución de los chicos que “pintan” para grandes, en pos de reformular lo que desarrollan en sus clubes.

 

Tal vez hasta no sea insoslayable que se los convoque a Campamentos, sino que se replanteen cambios en la estructura técnica desde las bases. Por lo tanto, se otorgue, se confiera a los entrenadores de Escuelas, de Formativas, de Juveniles, una renovada agenda de desarrollo de entrenamientos, procurando transformaciones, propendiendo a que la evolución de sus orientados contenga un seguimiento pormenorizado no solo de estatura o peso, sino también de otros datos biométricos.

 

Recordamos que coincidimos con Uranga acerca de lo MAL que se viene trabajando no solo en clubes sino en especial en Asociaciones y Federaciones con respecto a citaciones a preselecciones y armado final de selecciones.

Comulgamos similares ideas. Por ejemplo, el estar en contra de la composición de combinados locales o provinciales con chicos altamente virtuosos en el traslado de la pelota, sumamente veloces para correr y dinámicos para defender, marginando a los grandotes y no tan dotados, o hasta con ciertos rasgos de torpeza por falta de una coordinación psicomotriz adecuada desde su primer día junto al básquet.

 

Concordamos en la ignorancia de aquellos que piensan que pueden armar selecciones de Formativas/Menores/Juveniles con “doce bajos que muerdan en toda la cancha y se puedan comer con actitud, intensidad y dinámica a los lungos del rival”.

 

Lógicamente, fuimos al quid de la cuestión, a la esencia, y pactamos que todo parte de lo que se lleva a cabo en los clubes. Como concertamos que el gran mal que perjudica al básquet argentino de Menores, resulta la codicia patética de obtener títulos apoyándose en un par de “pichones de cracks”, por sobre la FORMACIÓN del colectivo.

 

Y convenimos en que no puede avalarse ello y/o darse continuidad a semejante disparate, a tan grotesco absurdo, en una Asociación o una Federación desde donde se debería dar el EJEMPLO.

Por ende, nos causa confusión que la propia CABB incurra en una especie de discriminación irreversible en cuanto a que “se buscan gigantones” de tantos centímetros, y se margina a un montón de pibes a los cuales se podría “salvar” de que terminen a los 18 años con 1m93 a 1m99 jugando de pivotes pues no se los EDUCÓ de manera conveniente.

 

A ver si somos más claros… ¿Qué pretendemos? Que se REVISE el tema de la altura, por lo visto INALTERABLE, y se PROMOCIONE un cisma, una metamorfosis profunda, desterrando la tendencia execrable de “solo servís para bajar rebotes y pasarla”.

Ello implica, una conversión, una reconstrucción de la metodología de trabajo en los clubes y una innovación de los criterios técnicos a la hora de constituir seleccionados o, por qué no, fomentar Planes/Programas Locales/Regionales donde se dé estímulo renovado a tantos pibes de 16/17 años que miden entre 1m99 y 1m92, o a los gurises de las otras categorías (entre 13 y 16 años) que pintan para altos pero no saben picar la pelota, no coordinan apropiadamente las piernas, no corren adecuadamente y por lo tanto no solo tienen dificultades para atacar sino también para defender, siendo utilizados para jugar abajo. O sea… condenados a laburar de internos o a dejar el básquet a los 18 años o antes…

 

Pero cuidado… También hay una franja de chicos que SOLOS se han preocupado o se preocupan por aprender lo que sus técnicos NO LES HAN ENSEÑADO NI LES ENSEÑAN, y esos gurises son los que están en el más condenable de los anonimatos y sufren el ESTANCARSE día a día, mes a mes, año a año, hasta que pasó el tiempo de maduración y nunca lograron proyectarse porque siempre fueron catalogados como “verdes” por los cráneos, los eruditos que tenemos en la dirección técnica de TODO el país.

 

Uranga nos prometió, tanto en el ACA como en la intersección de Cervantes y Peatonal que reconvertiría este tan aciago, tan paradójico presente.

Por ahora, no vemos el cambio. Lo que es más… Creemos firmemente que, al menos en nuestra ciudad, SALVO HONROSAS EXCEPCIONES, se agudiza tanto desprecio por tantos chicos. Y lo peor es que la dirigencia, NO HACE NADA para revertir semejante propensión o directriz abominable.

Foto: Gentileza Prensa CABB.-