Pese al desastre productivo por la sequía, la recolección de trigo en Entre Ríos tiene el mejor rendimiento del país
|La cosecha de trigo ya avanzó sobre más de la mitad de la superficie implantada con el cereal y acelera los trabajos de recolección de cara a lo que se será una de las peores campañas de la última década, debido a la sequía y heladas tardías durante momentos críticos de su desarrollo.
En su último informe sobre estimaciones agrícolas a nivel nacional, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) aplicó un nuevo recorte en la estimación de producción del cereal de 300.000 toneladas hasta las 11,5 millones de toneladas, volumen que de concretarse significará una caída del 50% respecto de las 23 millones de toneladas en la campaña anterior.
Así, la cosecha 2022/23 sería la tercera más baja desde 2015/16, según apuntaron desde la entidad bursátil, mientras que el rendimiento promedio de 23 quintales por hectárea (qq/ha) se posiciona como el peor desde 2010.
Con nuevos ajustes en las proyecciones de producción en Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe, las cosechadoras ya avanzaron sobre el 62% de las 5,9 millones de hectáreas aptas, mientras que 900.000 hectáreas no serán trilladas por el mal estado del cultivo.
Pero más allá del “desastre productivo” ocurrido en las tres provincias antes mencionadas, Entre Ríos se destacó como una de las que tuvo el mejor rendimiento, superando inclusive los resultados de campañas anteriores.
“En Entre Ríos hay rindes excelentes que compensan buena parte de la caída productiva. El factor temperatura fue clave. La tasa de llenado fue excelente con temperaturas de alrededor de 15°C. Tuvimos un clima parecido a Tandil”, comentan los técnicos de la Bolsa de Cereales de la provincia litoraleña.
Más allá del “desastre productivo” ocurrido en las tres provincias antes mencionadas, Entre Ríos se destacó como una de las que tuvo el mejor rendimiento.
Así, se pasó de estimar un promedio de 24 qq/ha en noviembre a 34 qq/ha en diciembre, con lo que Entre Ríos “deja un extra de más de medio millón de toneladas que compensa pérdidas y mantiene la productividad nacional en 11,5 millones”.
Por su parte, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) mantuvo su proyección de producción en 12,4 millones de toneladas, sobre un área de 6,1 millones de hectáreas, lo que marca una caída esperada en el volumen a obtener de 10 millones de toneladas.
La BCBA calculó un rinde promedio de 19,6 qq/ha hasta la fecha, cuando ya se recolectó el cereal sobre el 53,5% del área apta, con un volumen acumulado de 5,8 millones de toneladas.
No obstante este mejor guarismo, la entidad bursátil remarcó que en gran parte del territorio cordobés los rendimientos obtenidos se ubicaron 60% en promedio por debajo de los registros de la campaña pasada, mientras que en zonas como el norte de La Pampa y oeste de Buenos Aires la caída se posicionó en torno del 42%.
Por supuesto que esta caída del 50% de la producción tiene su correlato en los volúmenes exportados hasta la fecha.
Según la Bolsa rosarina, tomando los buques de trigo despachados entre el 1° y el 15 de diciembre y lo programado a embarcar hasta el 31 de dicho mes, se estima que se despacharán al exterior 540.000 toneladas del cereal, un 66% menos del volumen despachado en todo diciembre de 2021, cuando se embarcaron 1,6 millones.
“Este menor volumen despachado respecto de años anteriores responde, obviamente, a la limitada producción consecuencia de la terrible sequía que azota a nuestro país”, explicó el trabajo de la entidad bursátil.
Por otro lado, si se compara el volumen de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) declarado para el trigo 2022/23 según los datos informados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca en diciembre del corriente año, que alcanza las 2.926.800 toneladas, se puede estimar que sólo un 19% de lo declarado se embarcará en el mes actual.
Esta situación también es posible gracias a la medida implementada por el Gobierno nacional a principios de noviembre último, que permite prorrogar los embarques declarados por 360 días para así poder asegurar el consumo interno del cereal y los contratos de exportación.