Maran Suites & Towers

Peregrinación Crespo-Nogoyá en honor de la Madre Maravillas

Los días 12 y 13 de noviembre se realizará la décima edición de la peregrinación a pie que une las ciudades entrerrianas de Crespo con Nogoyá, en honor de la Santa Madre Maravillas de Jesús, una devoción muy arraigada en la provincia de Entre Ríos.

 

Los peregrinos saldrán el sábado 12, a las 17, desde la ermita en honor a la santa construida detrás del convento de las Carmelitas, en Nogoyá, y 24 horas después prevén llegar a la gruta en honor a Madre Maravillas, en Crespo. Allí tendrá lugar la clausura con la celebración de la misa.

 

La iniciativa surgió por impulso de un matrimonio crespense conformado por Mónica Farher y Alfonso Fontana, quienes iniciaron en 2002 una peregrinación desde Crespo hasta Nogoyá con la sola idea de ofrecer un agradecimiento a la entonces beata Madre Maravillas de Jesús, una carmelita de origen español muy venerada en Entre Ríos.

 

El matrimonio Fontana intentó llegar aquella vez hasta el Carmelo de la Preciosísima Sangre, de Nogoyá, con una misión clara para ellos: dar gracias por la evolución favorable en la salud de una amiga de la familia, residente en Jujuy, afectada de un tumor que le impedía moverse.

 

Enterados de los milagros de la Madre Maravillas -a la santa se le atribuye la reanimación del pequeño Manuel Vilar, en Nogoyá, ya dado por muerto, hecho certificado por médicos nogoyaenses- fueron hacia el convento de las carmelitas descalzas para pedir oraciones por su amiga enferma.

 

Volvieron con la promesa de las monjas de que rezarían por la enferma, y con algunas cosas más: el pedido de que la amiga residente en Jujuy iniciara el rezo de la novena en honor a la beata, y además con una pequeña reliquia que, inmediatamente, fue enviada al norte.

 

El matrimonio Fontana prometió entonces que si su amiga mejoraba su estado de salud, harían una peregrinación desde Crespo hasta Hasenkamp. Y así lo hicieron: era el 8 de julio de 2002, dos meses después de haber visitado por primera vez el Carmelo y haber hecho aquel pedido a la Madre Maravillas de Jesús.

 

“A las 22.30 partimos desde casa, solos, sin ningún tipo de apoyo. Hicimos 20 kilómetros y llegamos a Ramírez: todo iba bien. Pero después el tiempo comenzó a desmejorarse, se levantó viento, hacía mucho frío. Seguimos caminando, no podíamos descansar: no había lugar con reparo y si nos quedábamos quietos se sentía más el frío. Caminamos 17 kilómetros sin descansar. Nos faltaban 17 kilómetros para llegar…”, recordó Mónica aquella primera experiencia.

 

La Madre Maravillas, nacida en 1892 en Madrid y muerta en 1974 en el convento de La Aldehuela, fue una carmelita que, en vida, se volcó a las excesivas privaciones y hasta la humillación.

 

Quienes la conocieron hablan de una vida llena de castigos infligidos a sí misma como colgarse de la melena a una viga “para sufrir por Jesús” o dormir vestida y sentada en el suelo, cinco horas cada noche.

 

“Déjate mandar. Déjate sujetar y despreciar. Y serás perfecta”, era una de las frases que se le atribuyen. Pero también esta otra: “Lo que Dios quiera, como Dios quiera, cuando Dios quiera”.

Fuente: Prensa AICA.-