Pepe Mujica en estado terminal: en su chacra, recibe cuidados paliativos para transitar el final “lo mejor posible”

El expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, de 89 años, atraviesa la fase terminal de un cáncer de esófago y permanece en su chacra de Rincón del Cerro, donde recibe cuidados paliativos para sobrellevar el dolor. Así lo confirmó este fin de semana por su esposa, la exvicepresidenta Lucía Topolansky, quien explicó que el objetivo ahora es garantizarle calidad de vida en este tramo final.
“Estamos haciendo lo necesario para que viva este último pasaje de su vida lo mejor posible”, dijo Topolansky en declaraciones a la radio local Sarandí.
“Yo estoy hace más de 40 años con él y voy a estar hasta el final, eso fue lo que prometí. Lo que tratamos de hacer es reservar la intimidad de nuestra familia, pero con un personaje como Pepe es medio imposible“, agregó.
En enero, Mujica había hecho público que el tumor se había extendido a otros órganos, y que, debido a su avanzada edad y otras enfermedades crónicas que padece, no era posible continuar con tratamientos agresivos. “No me cabe ni un tratamiento bioquímico ni la cirugía porque mi cuerpo no lo aguanta”, explicó entonces en una entrevista con el semanario Búsqueda. “Sinceramente, me estoy muriendo. Y el guerrero tiene derecho a su descanso”, acentuó con resignación.
El tema volvió a cobrar notoriedad este domingo, en el marco de las elecciones departamentales y municipales, cuando Mujica no concurrió a votar por primera vez desde 1985, año en que fue liberado tras pasar más de una década preso durante la dictadura cívico-militar (1973–1985), por su militancia como dirigente del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros.
A lo largo de las últimas décadas, Mujica mantuvo una participación activa en todos los procesos electorales, incluso en condiciones adversas de salud. En los comicios presidenciales del año pasado, por ejemplo, se presentó a votar en silla de ruedas durante la primera vuelta, y caminó con bastón hasta su mesa en el balotaje.
Este año, su frágil estado de salud hizo imposible su presencia en las urnas. “El traslado en el vehículo era mucho para él, y la médica le recomendó que no fuera”, explicó Topolansky. Según fuentes políticas cercanas al exmandatario, su participación siempre estuvo supeditada a cómo se sintiera ese día. Finalmente, su ausencia marcó un hecho simbólico: el quiebre de una tradición personal que se remonta al regreso de la democracia.
El presidente de la República, Yamandú Orsi, lo visitó el viernes previo a los comicios y confirmó públicamente la gravedad de la situación. “Está mal”, dijo con tono serio en un breve intercambio con la prensa al salir de su casa para votar en Canelones. Más tarde, en conferencia de prensa, detalló: “Evidentemente está en un estado de salud delicado, no puede moverse, y estamos todos tratando de cuidarlo y que no haga cosas que lo puedan perjudicar”.
Orsi, considerado el heredero político de Mujica dentro del Frente Amplio y del Movimiento de Participación Popular (MPP), pidió respeto y privacidad en este momento íntimo. “Todos debemos aportar a que en todas nuestras etapas de la vida la dignidad sea la clave. No hay que enloquecerlo, hay que dejarlo tranquilo”, dijo. También destacó que, incluso en la enfermedad, Mujica sigue siendo una fuente de reflexión. “Sigue siendo muy útil para esas conversaciones de media hora, una hora, dos horas, donde te traés un paquete de ideas y de sensibilidades que nos vienen muy bien”, reveló.