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Paraná conmovida: Falleció la hermana Mariana

La partida de la hermana Mariana, a sus 94 años, generó gran tristeza en la comunidad paranaense, muy especialmente en el populoso Barrio Gaucho Rivero ubicado en el sudoeste de la Capital entrerriana. Allí llegó la muy querida religiosa en 1987 y nunca más se fue. Sus restos son velados desde las 11 en centro de día Virgen de la Esperanza, situada en Montiel 1695.

 

Su labor incansable quedó plasmada en varias obras, ya que fundó la capilla San Francisco de Asís, el centro de día Virgen de la Esperanza y la escuela Privada de Recuperación e Integración Nº 207 Juana Teresa Crombeen. Su objetivo, lograr un futuro más digno para los niños y adolescentes del barrio y zonas aledañas.

 

A pesar de haberse jubilado continuó su labor en calle Montiel 1695, trabajando siempre por los más necesitados, dándole batalla a la vulnerabilidad social. “Agradezco a Dios el hecho de poder seguir andando. Creo que estar en movimiento hace que uno esté activo”, supo expresar.

 

La hermana Mariana nació como Elvira Bustos en medio de una familia numerosísima, 18 hermanos, en pleno campo, en Villaguay, y a los 21 años se anotó como religiosa en la congregación de las Franciscanas de Gante, una orden religiosa fundada hace más de tres siglos, en Bélgica, por Johanna Theresia Crombeen.

 

Crombeen imaginó una especie de confraternidad, “hijas espirituales” llamó a las primeras religiosas que se sumaron a su iniciativa, hasta que, debido a sucesivas reformas de sus estatutos, pasan a denominarse, en 1883, como Hermanas Franciscanas de Gante, por el pueblo de Bélgica donde nació la congregación. Ese mismo año desembarcaron las primeras monjas en Latinoamérica, venidas aquí en misión, más precisamente a Argentina, más concretamente en Entre Ríos: en Villa Urquiza, donde dieron nacimiento al hogar La Providencia, siguiendo así el rumbo que les había marcado la fundadora, de apostar por la educación de los más chicos.

 

Dos años más tarde, se expandieron e instalan su casa general en Paraná (dirigen el Instituto Cristo Redentor), y luego llegan hasta Villaguay, en 1908. Hacia 1930, de las 520 religiosas que tenía la congregación en todo el mundo, 60 estaban en Argentina. En aquel momento Elvira Bustos sintió el ardor de la vocación, el llamado de Dios, y se anotó en el noviciado, y dejó todo, casa, familia, el pueblo, y se marchó con un objetivo: misionar en el sur, junto a los mapuches, como Franciscana de Gante, al lado de la Orden de los Predicadores, fundada por santo Domingo de Guzmán. Los dominicos, a secas.

 

No pudo, porque la enfermedad de su madre la ató a destinos más próximos y de un momento a otro se dio cuenta que ya no podía abandonar su nuevo lugar en el mundo, Gaucho Rivero. Los dominicos fueron a buscarla, pero ella ya tenía otro proyecto.

 

La hermana Mariana no pidió nunca nada para sí misma, sino para el prójimo. Su búsqueda fue siempre brindarles los recursos y promover que los chicos no dejen la escuela y puedan superarse.

 

El pesar de la Clase Política

 

Gustavo Bordet: “Recibimos con un hondo dolor la noticia del fallecimiento de la hermana Mariana, un verdadero testimonio de amor y de trabajo. Incansable y profundamente solidaria, Mariana ayudó a transformar la realidad de numerosas barriadas de Paraná, las mismas que hoy expresan su cariño profundo. La recordamos con la convicción de que su partida es solamente física, porque su ejemplo de lucha nos guiará para siempre”.

 

Laurita Stratta: “Hondo pesar por la partida de la hermana Mariana, un verdadero ejemplo de lucha por el bien común y entrega desinteresada. El testimonio que nos ha dejado, su vida puesta al servicio en el trabajo del día a día para transformar vidas y esa realidad que muchas veces duele tanto será, sin dudas, nuestra guía”.

 

Sigrid Kunath: “Profunda tristeza por la partida de la Hermana Mariana. Nos deja un gran ejemplo de entrega, trabajo y compromiso con los y las que más lo necesitan. Una mujer llena de amor y solidaridad, que sin duda vamos a extrañar en Paraná”.

 

Marisa Mazza: “estimadísima Hermana Mariana: que en paz descanse. Que su compromiso siempre nos inspire a seguir trabajando por un mundo mejor”.

 

Nicolás Mathieu: “Que el dolor de tu partida se transforme en guía para la lucha cotidiana. Sin duda, se fue un gran ejemplo de la militancia al servicio desinteresado por los demás”.