Otro papelón del Gobierno de Milei: echaron al superintendente de Salud con un mensaje de wsp
|“Podemos hablar cuando quieras, pero las cosas tienen su dinámica, así que hicimos cambios en la Superintendencia”. Destinatario del mensaje: Enrique Rodríguez Chiantore, desplazado este jueves de la Superintendencia de Servicios de Salud, organismo que dirigió durante 46 días. Canal de comunicación: WhatsApp. Remitente: Mario Lugones, influyente asesor del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, presidente de la Fundación Sanatorio Güemes y de quien se dice que virtualmente conduce el Ministerio de Salud, más allá de que en los papeles figure Mario Russo.
Chiantore, que había cumplido funciones como jefe de Gabinete del ex ministro de Salud Jorge Lemus (en la gestión presidencial de Mauricio Macri), retornó a la escena política de la mano del PRO, y puntualmente, de Patricia Bullrich. Era, de hecho, un referente de salud bien apostado en el riñón de la actual ministra de Seguridad, o al menos así se mostró durante toda la campaña presidencial. ¿Sabía Bullrich que, de un minuto para el otro, lo echarían?
Hay que recordar que, en la repartida de cargos entre La Libertad Avanza y el macrismo, Rodríguez Chiantore había quedado en un lugar que podría parecer menor, pero en todo sentido es un engranaje estratégico del sistema.
Para resumirlo, la “Súper”, como le dicen, es el organismo de control de las obras sociales nacionales (sindicales y empresariales, que son casi 300) y de las prepagas. En esta lista no están ni el PAMI ni las obras sociales provinciales (como IOMA), pero es un ente que no solo debe regular y fiscalizar a las entidades mencionadas sino que funciona como receptáculo de las denuncias de la gente ante posibles incumplimientos.
Y, como si esa fuera poca responsabilidad, la Superintendencia maneja el Fondo Solidario de Redistribución (FSR), una caja de unos 55.000 millones de pesos que salen de una parte de los aportes de los empleados activos; dinero con el que la Súper reintegra fondos que las obras sociales adelantan para cubrir tratamientos de alto costo (por ejemplo, oncológicos), además de lo que en el sector llaman “integración”, en alusión a los gastos de salud, educación y transporte (entre otros) de las personas con discapacidad.
La Súper tiene un nombre larguísimo y, salvo por un par de trámites específicos, su existencia ni siquiera es percibida por la gente. Sin embargo, históricamente los gobiernos han debido conciliar con los sindicatos el nombre de turno que quedará al mando de ese organismo descentralizado del Ministerio de Salud.
Al tener un peso político propio y ser un canal de flujo financiero, en su historial de vida no le faltan (como es de suponer) salpicaduras de corrupción por sobregastos en tratamientos de alto costo nunca utilizados por nadie.
Al mando de ese organismo lleno de ribetes quedaba Rodríguez Chiantore. Pero esta mañana, antes de desayunar, supo que ya no más.
Qué dijo Rodrigo Chiantore sobre su desplazamiento
Rodríguez Chiantore, un hombre de voz tranquila y mesurado en las palabras, se mostró estupefacto durante toda la charla con los colegas de Clarín.
“Con Patricia no hablé. No tengo idea de si le avisaron o no”, explicó. ¿Y con Macri? “Hace tiempo que no hablo con él”, aseguró, antes de aclarar que, si bien muchos colegas le habían transmitido su apoyo, “salvo el WhatsApp de Lugones esta misma mañana” (que él, dicho sea de paso, no respondió), “absolutamente nadie” le había dado explicaciones sobre su compulsiva salida de la Superintendencia.
“Nada me hacía suponer esto. No hubo ninguna controversia, ni discusión ni nada. Hasta ayer a la noche (por el miércoles) estuve mandando proyecciones financieras del Fondo Solidario de Redistribución. Nada indicaba que podría pasar algo así”, reflexionó.
Su mayor indignación, remarcó varias veces, se debe a la modalidad del despido, completamente despersonalizada: “Yo puedo entender que Lugones quiera poner gente de su equipo en el cargo, pero esta no es la manera. No se recibí ninguna explicación de nadie. Y hubiera sido simple. Me llamaban y me pedían la renuncia. Esta no es la forma. Fue un destrato completamente innecesario”.
El ahora ex superintendente también se mostró sorprendido por la explicación que los medios vinieron recogiendo del propio Ministerio de Salud, tras la novedad plasmada en el Boletín Oficial de que, desde ahora, Gabriel Oriolo (ex director de Procesos y Sistemas del Grupo OSDE) quedará al mando de la Superintendencia.
“En los medios están diciendo que había diferencias de criterio, algo que nunca me comunicaron. No tengo ni un mail, ni un expediente, ni un memo, absolutamente nada que hable de una diferencia de criterio”, apuntó.
Clarín le consultó por las versiones que apuntan a un cortocircuito por su supuesta relación con sectores sindicales. Por ejemplo (se dice) con UP. Explicó que “es un absurdo”. “Es sabido que formo parte del PRO hace muchísimos años. Suponer que soy del gremialismo es un delirio total”, enfatizó.
Descolocado y, en cierto sentido, paralizado, Rodríguez Chiantore contó que no había ido a la Superintendencia este jueves. Tampoco pensaba ir ni tiene planeado cómo procederá en las próximas horas: “Realmente, no sé qué voy a hacer. Creo que voy a ocuparme de desmentir las versiones que hablan de una diferencia de criterios con el Gobierno. Son versiones injustas. Un maltrato que no merezco”.