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Oficial APB: la U13 solo ganó en espectadores

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Por el mero hecho de tener hijos en Premini y Mini, fuimos testigos de algunos juegos de U13, en los que observamos a algunos Mini’s promocionados en varios equipos con el fin de cubrir plazas vacantes y en un par de entidades procurando dar anuencia a la nueva división de categorías en el básquet Federado. La medida, recordemos, fue impuesta por CABB absurdamente a partir de un proyecto sin fundamento alguno y el que se respetó en otras provincias con temor a represalias sin importar el futuro de los chicos. Nuestra óptica se mantiene firme. Es una ridiculez EXIGIR que un niño queme etapas.

 

Tuvimos el honor de compartir dichos partidos de la U13 con profesionales como Profesores de Educación Física y médicos, que observaron diferencias psicofísicas notables entre el chico de 13 y el de 11, o hasta en el modo de dirigir de entrenadores, tratando por igual a chicos con desparejas edades y maduración no solo deportiva sino también personal. Idem, con los jueces, ya no “Amigos” sino ejerciendo el rol común de árbitros que no dirigen a “niños” sino a pre-adolescentes.

Y así afianzamos la idea del por qué sigue generándose una irrefrenable deserción de chicos cuando ya no tienen edad de Mini. Mientras estuvieron en las divisiones formativas más bajas, no se los educó ni capacitó para los futuros cambios, prevaleciendo el interés de ganar y si es posible por 50 puntos, sujetando a los más altos a que bajen rebotes y la pasen de inmediato sin darle chances a que aprendan a picar, temiendo que pierdan la pelota y sus “rivales” amenacen la victoria tan anhelada por esos Monitores, en algunos casos quizás arengados por entrenadores mayores codiciosos de éxitos pueriles.

Pero no solo los “lungos” son los afectados… También los más petisos no tan hábiles, o los “Gorditos”, los poco coordinados, no reciben la atención preferencial de los talentosos a quienes se presupone como futuros cracks y no solo se les otorga asistencia perfecta en cada cuarto sino que se les da la potestad de que se adueñen de la pelota, tiren hasta de 9 metros buscando el “Triplazo”, formen duplas o tríos con los diestros compinches y hasta regañen o reprochen a los “no hábiles” por sus imperfecciones o carencias.

También hay casos que se les contempla desobediencia, actitudes agresivas con sus compañeros, posturas al mejor estilo “yo soy el dueño del club…”, todo por el simple hecho que son “promesas”.

Ello, es contemplado amargamente por esos chicos que son educados, que traen desde sus casas valores diferentes, quienes en la mayoría de los casos -paradójicamente- son los menos sagaces (con o sin la pelota en sus manos) y aquellos que -generalmente- los monitores o instructores tradicionalmente consideran con ínfimas chances de “triunfar” en el básquet de alto rendimiento.

Y son justamente los que cuando empiezan la etapa secundaria acumulan más horas de estudio intra y extra escolares, siendo responsables y comprometidos con su formación didáctico-pedagógica, lo cual implica darle al deporte los horarios estrictos de entrenamiento y si es imprescindible (por un examen o trabajo práctico) optar por la Escuela y no por el club.

Pero ojo… No porque sean “traga libros” sino que sus formadores deportivos los menoscabaron, no los motivaron, y vieron con qué vara se medía actitudes, comportamientos de todo el grupo, perdonándose y/o hasta premiándose a las “neo estrellitas” que vayan o no a entrenar, se porten bien o mal, SIEMPRE JUEGAN más tiempo y gozan de la pelota como nadie en cada juego.

Y claro que hay padres y padres… Están los que no tienen idea de lo que es el básquet y no reaccionan oportunamente por desconocimiento; están los que tampoco saben nada de éste hermoso deporte pero u optan por no preguntar o no les interesa un comino lo que le ocurra a sus hijos; están los que tienen una vaga erudición porque alguna vez lo jugaron y aceptan de modo cómplice lo que ven con el solo fin de estar bien con Dios y el Diablo; están los que paladean la satisfacción que sus hijos son los “mimados” y se los imaginan en Liga o hasta en la NBA; o estamos los MUY POCOS que actuamos ante coyunturas que puedan de alguna manera causar daño a nuestros hijos.

Paradójicamente, somos los “enemigos” de subcomisiones, o los “bichos raros” para esos padres que no saben o no quieren darse cuenta cuánto daño a futuro van a recién palpar ese día en que sus hijos no tengan ganas de seguir practicando básquet o cuando lo vean frustrados por quedarse solo en un “proyecto”, siendo utilizados por su altura y/o pericia en la etapa de Inferiores y cuando llegan a Primera siempre son desplazados por otro “mejor” que para colmo viene “reclutado” de otros pagos.

No queremos dar nombres para NO HERIR SUSCEPTIBILIDADES, pero SOBRAN ejemplos de “gigantes” que han concluido desilusionados y hasta jugando en Ligas del Interior, tras resignar sus mejores momentos del paso de la adolescencia a la juventud, y hasta dejando estudios. Quien quiera la lista entre el ’97 y hoy, nos ponemos a disposición para dar un repaso EN PRIVADO de todos lo que fueron “inflados” por sus técnicos y no llegaron a nada en el campo profesional.

Entonces, ahí está la razón de semejante deserción… Pero parece que NADIE quiere admitirlo. Hay Monitores dependientes de Entrenadores Jefes que cuidan su laburo y no se oponen a la tendencia; hay Monitores o Instructores independientes de “palabras Mayores” quienes no tienen control pues sencillamente solo tienen la supervisión de los padres “rebeldes” o de miembros de subcomisiones que los adulan ante la “mal crianza” deportiva de sus hijos.

También están las Comisiones Directivas que luchan por mantener los clubes lo más digno posible y depositan su confianza en aquellos padres que conforman subcomisiones y generalmente esas mesas directivas no actúan con celo por sobre las subcomisiones pues suele suceder que las mismas contribuyen a paliar algunas carencias institucionales y así facilitan sus quehaceres dirigenciales o simplemente NO SE OPONEN.

Y después está la Asociación Paranaense de Basquetbol, manejada también por dirigentes amateurs, que tributan esfuerzo y hasta sacrificios encomiables, pero que sigue sin monitorear lo que acontece en los clubes pues falta una Comisión Paranaense de Minibasquetbol integrada por especialistas en distintas áreas que propendan a la Seguridad Integral de los niños en cuanto a su formación basquetbolística, sus conductas, proceder de los educadores e infraestructuras de las instituciones.

Mientras todo esto sucede, algunos niños van dejando la actividad desde pequeños y  muchos terminan de alejarse a los 13 o 14 años.

Algo bueno sí logramos apreciar en los partidos de U13: la promoción de algunos gurises de Mini consiguió que las canchas no luzcan vacías. Otro de los factores que también inciden en el nivel de abandono. La falta de compañía que tienen muchísimos pibes cuando dejan el Mini los termina frustrando y por ello, en parte, el “Ascenso” de los Minibasquetbolistas dio ésta mejoría al marco de los partidos de U13.

Ahora bien… Uds. se preguntarán… ¿Pintan algunos en la actualidad para cracks?… Casi imposible y hasta ridículo elevar conjeturas, pero sí se han visto algunos chicos que por altura y peso dan signos inherentes a que se está ante potenciales jugadores de buena talla. Lástima que se los sigue considerando como “Internos” en vez de darle vuelo a sus ganas de tener la pelota en el perímetro y tomar más decisiones que solo marcar al más grande del equipo contrario, o bajar rebotes.

Pero seguimos insistiendo… Mientras nadie SUPERVISE el trabajo de los entrenadores, vamos por mal camino.