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Nacional B: Patronato hundió “La Fragata”

Patronato consumó una victoria extraordinaria en Isidro Casanova por la 16ª fecha de la B Nacional Derrotó por 2 a 1 a Almirante Brown con goles de Gabriel Graciani y Leopoldo Gutiérrez. Julio Moreyra, en contra de su propia valla, decretó el empate transitorio para “La Fragata”. El árbitro Capraro tuvo una tarea nefasta.

Un acierto táctico enorme de su entrenador le valió al “Santo” conquistar un triunfo inolvidable en un estadio donde no es habitual que la visita robe las tres perlas del tesoro en juego.

Zielinski apostó y ganó. Sufrió cuando su rival lo acorraló y se denotaron algunas dudas en la zaga, especialmente por el lado de Víctor Soto o ciertas intermitencias del “Indio” Moreyra que provocaron intervenciones angustiosas de un Sebastián Bértoli extraordinario. Pero de mitad de cancha para adelante hubo signos que éste Patronato puede convertirse de aquí en más en un adversario temible para cualquiera, sea donde sea.

Los dos comenzaron tensionados. Estudiándose, evaluando cual brecha atacar, por que lugar hacer daño.

Y fue el dueño de casa el que intentó primero con mayor peligrosidad. “Chanchi” Estévez asistió a Bazán Vera quien amenazó con su temible vigencia y Bértoli le dijo “acá estoy Viejo…”.

Contestó la visita vía Gabriel Roth quien hizo lucir a Monasterio con un zapatazo colosal desde fuera del área, y en simultáneo Fernando Fayart casi abre la cuenta en un córner, cabeceando el balón que salió acariciando el horizontal.

Con el correr de la contienda se denotó la pretensión de Zielinski. Patronato se adueñó de la posesión del esférico brillando las gestiones de Roth y del “Chino” Urresti que trataba a la bocha con talento y sabiduría. En uno de los avances “Rojinegros”, Iván Centurión -bajando una pelota dentro de su área con el brazo- cometió penal pero Capraro no vio la acción como en sí toda la noche pareció estar en Tierra del Fuego permitiendo que suceda de todo.

Almirante, sin la tenencia de la redonda, cayó en la necesidad de tirarle toda la responsabilidad a su experimentado artillero con pelotazos, en especial de Rodrigo Díaz, capitalizándolos para generar inquietud.

La gestión del cuadrado central en la presión sin concesiones fue clave para partir en dos a los “Aurinegros”.

Roth brillaba por su oficio, por su inteligencia, pero su socio Echagüe lo ayudaba, y mucho, como Urresti y Cravero ponían lo suyo, para plasmar una de las mejores producciones del medio juego “Santo” en lo que va de la temporada.

Sobre los 39’ el Gaby Graciani explotó un pase fenómeno de Diego Jara (que un par de minutos atrás había desperdiciado una situación gestada por Echagüe) y entrando por la derecha fusiló a Monasterio como si fuese un goleador de primera línea.

Se fueron los 45 con un triunfo parcial justo de los paranaenses.

El complemento

Patronato no se relajó en el vestuario ni se trastornó por la belleza de las “Marineritas” y salió resuelto a repetir el esquema aún en ganancia. Mantuvo la mentalidad, convicción y consistencia en el sistema empleado, defendiendo con la pelota y alejando de su área todo peligro posible.

Echagüe siguió siendo importantísimo, con un despliegue incansable y juntándose con los delanteros. Así volvió a asistir a Jara quien nuevamente no tuvo eficacia.

Brown era puro tumulto. Cero claridad, en especial porque paulatinamente Díaz perdió la brújula y se dependió repetitivamente de centros muy anunciados que culminaron en las manos del ultra seguro Bértoli.

Por esa razón Giunta movió el banco, poniendo en cancha al delantero Román Díaz, por el volante Joan Giunta, y al creativo Gabriel Mandarino por un Juan Huertas generalmente dedicado a destruir las virtudes del oponente en la zona media.

En tanto que Zielinski volvió a sorprender cuando mandó a las duchas a Roth que aparentaba estar bien, relevándolo por Marcelo Guzmán y en ésta sí se confundió el DT. Patronato perdió el rumbo por algunos minutos, bache que supo usufructuar el anfitrión.

Así alertó el conjunto de Isidro Casanova. Román Díaz enganchó por derecha dejando en ridículo a Graciani y a Moreyra, pero su remate besó el vertical del arco visitante.

No conforme, “Huevo, Huevo” Giunta agotó las alternativas y suplió a Estévez con José Luis García.

Brown iba de modo insistente pero desprolijamente y Bértoli se hacía inexpugnable pese a algunas desconexiones de sus centrales, en especial de Moreyra, o algunas dificultades en el flanco izquierdo donde Soto era a veces embarullado con las fintas de quien pase por allí.

Y en una de las tantas garrafales fallas de Capraro, cedió un córner que no era pues se vio una y otra vez que la pelota había sido impulsada a línea final por un jugador de Almirante. De ese tiro de esquina llegó un despeje defectuoso de Moreyra que descolocó a Bértoli. Empate. Uno a uno para nada justo. Sea por el desarrollo de la contienda como por el grotesco error de un juez al que deberían descenderlo a la H.

Zielinski entendió que la salida de Roth lo dejó sin fútbol y por eso confió en el “Flaco” Devallis (impresionante como bajó de peso por su problema gastrointestinal de las dos últimas semanas…), entrando el talentoso Cristian por Urresti.

En su primera intervención, el “Rulo” dejó mano a mano a Jara con Monasterio, quien le ahogó el grito al goleador concordiense que se lamentó toda la noche las “morfadas” de un Gutiérrez exageradamente codicioso.

El cierre era electrizante. Brown no pudo en dos acciones con un Bértoli monumental, y luego el palo izquierdo impidió el desnivel a favor del equipo de Giunta tras un misil de Olmedo.

En el otra área, Gutiérrez no le cedía un balón a Jara y moría por terco en su intención de convertirse en héroe, y a dos minutos del final, Mariano Echagüe reventó el travesaño tomando el rebote Gutiérrez quien se salió con la suya luego de tantas “comilonas” y no le deben haber faltado ganas de terminar abrazado con las “Marineritas”.

Ganó Patronato. Hizo tácticamente los deberes de manera ejemplar en casi un tiempo y medio. Luego, sin Roth, se complicó y permitió que Almirante se acredite méritos como para mínimamente repartir el tesoro en partes iguales.