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“Nacho” Guzmán debutó en Primera: un canto a la vida

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Hace pocos días ocurrió algo especial en una noche de básquet paranaense de lo cual poco se habló periodísticamente. Si bien ya se había presentado -ante el básquet Mayor APB- el potente y corpulento 1m91, Hans Feder Ponce, integrante de la preselección argentina U15, la noticia conmovedora llegó a la semana siguiente. El plantel Superior “Decano” tuvo otro estreno: Ignacio Guzmán, aquel pibe Categoría ’99 guapísimo que se aferró a la vida a finales del 2012 luego de conocerse que debía afrontar una delicada intervención quirúrgica. Un ejemplo de fe y perseverancia.

 

Por aquellos días en el tramo final del 2012, “Nacho” Guzmán brillaba en Paracao, y selecciones APB y FEBER. Abruptamente, tras un control común se le descubrió una patología extraña que se presentaba como una dilatación o ensanchamiento de una arteria cerebral, la cual requirió un excepcional tratamiento terapéutico pertinente, realizándosele una intervención quirúrgica  en el Instituto Cardiovascular de Rosario, ubicado en Boulevard Oroño al 400, centro especializado al nivel de los más avanzados del mundo: en calidad profesional y humana, en tecnología incorporada y en su estructura edilicia específicamente diseñada.

 

La operación fue un éxito y en febrero de 2013, Gabriel, papá de Ignacio, nos confirmó que el pibe había sido autorizado a volver a competir gradualmente, tras apreciarse una recuperación extraordinaria y haber sido dado de alta para acometer una pretemporada y lograr rehabilitarse adecuadamente en su ritmo físico-técnico.

 

Más allá de la inicial angustia, turbación, desasosiego, Ignacio Guzmán nos regaló un enorme ejemplo de tenacidad y volvió a las canchas para deleitarnos con su capacidad y una fabulosa actitud ganadora, con solo un toque distintivo: el pase de la entidad sureña a la institución de Alsina 653.

 

Por esos días, recordamos, rezar y agradecerle a Dios nos parecía poco.

 

Retornamos a la actualidad. El fárrago de noticias que recibimos y generamos en esta humilde Redacción nos impidió centrarnos en acometer el escribir unas sentidas líneas y hoy concebimos como prioritario detenernos en este hecho emocionante.

 

Fuimos, somos y seremos CLAROS en cuanto a nuestras RESERVAS, a nuestra duda, sobre la Promoción de pibitos a una Primera División con tan solo 15 años y una estructura muscular como psicomotricidad absolutamente distinta a la de compañeros y rivales de 18 a 35 años de edad (estimativo).

 

Ello, sin citar características o estilos de juego y hasta rasgos actitudinales de distintos elementos del básquet Mayor Asociativo, habituados a un tipo de roce, digamos que fragoroso/riguroso en extremo.

 

Hemos sido ROTUNDOS en lo inherente a que NO ES LO MISMO el debut de un gurí de 15 años en una Liga Nacional, con medios de TV, radios, revistas especializadas, diarios de primera línea, dos o tres jueces, comisionado técnico, y todas las medidas de seguridad BÁSICAS, que en un juego AMATEUR donde sobra la garra, el fervor, el ímpetu y por allí no falta cierta dosis de fibra exagerada (por no decir mala leche…), sin haber siquiera un traumatólogo en la cancha, siendo el escenario a veces poco ideal, y con árbitros que no tienen la misma severidad que en el profesionalismo.

 

De hecho, sin ir más lejos, comparemos un partido de LNB con uno de TNA, uno de TNA con otro del Federal, o uno del Federal con otro de Liga Provincial. A menor Categoría de espectáculo, más riesgos de incidentes extra-basquetbolísticos.

 

Por ello, somos reacios a que se proyecte de manera tan extemporánea un chico de 15/16 años a Primera en nuestro peculiar baloncesto APB.

 

Sin embargo, LO ADMITIMOS… La novedad saliente del llegar “Nachito” Guzmán a la máxima división del Quique Club nos produjo un cosquilleo especial.

Más allá de la turbación primaria por entender que quizás se corrió (o corre) un riesgo extra ante lo descripto pocos renglones arriba, lo vivificante, lo inspirador, es que Ignacio no solo derrotó esa coyuntura sino que le puso el pecho a cualquier atisbo de angustia o vacilación, y trabajó duro para no solo volver a destacarse en su generación o camada sino comenzar a decirle al mundo del básquet “acá estoy… voy por más”, y su sueño no lo oculta: “quiero ser un basquetbolista profesional” según lo dicho en su entorno familiar y de amigos.

 

Por eso es que su Promoción, en éste caso original, la esparcimos, la irradiamos como un impactante Canto a la Vida y más allá de nuestra incipiente preocupación por ese aspecto privativo de su seguridad/integridad física, nos colmó de emoción la novedad y ojalá esto represente su primer paso rumbo a ese tan anhelado objetivo de convertirse a futuro en un deportista de alto rendimiento.

Paso a paso “Nachito”. Despacio. Tranqui… Hay etapas por quemar. Que sea todo en su justa medida. Sin apresuramientos. Tus Viejos, que te adoran, seguro te van a saber aconsejar interpretando con sabiduría estas palabras.