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Murió a los 92 años la fotógrafa Sara Facio, enorme protagonista de la escena cultural argentina

Si a la fotografía argentina hubiera que ponerle un nombre de mujer, ese sería sin dudas el de Sara Facio, una de las personalidades que más hizo por el surgimiento, el desarrollo y la institucionalización de una disciplina a la que dedicó casi setenta años de trabajo. Fotógrafa, curadora, periodista y editora, destacada por sus retratos de personajes de la cultura latinoamericana y por su labor por la promoción de la fotografía, la artista murió esta tarde, a los 92 años, confirmaron desde la Fundación María Elena Walsh-Sara Facio y su entorno familiar.

Facio fue la fundadora de varios de los hitos en la historia de la disciplina en el país: creo la primera editorial especializada, La Azotea; entre 1985 y 1998 dirigió la Fotogalería del Teatro San Martín de Buenos Aires, primer espacio dedicado a esta disciplina; conformó el patrimonio nacional, al donar la mayor colección de fotos al Museo Nacional de Bellas Artes en 1998, al que más tarde también legó su biblioteca; fue miembro fundadora del Consejo Argentino de Fotografía, en 1979, junto con sus colegas Alicia D’Amico, Eduardo Comesaña, Andy Goldstein, Annemarie Heinrich, María Cristina Orive y Juan Travnik, con el objetivo de difundir y estudiar la fotografía nacional y abrir diálogos con la producción internacional.

Junto a D’Amico, creó secciones especializadas en los diarios Clarín, La Nación (1964-1974), y las revistas Autoclub, Fotomundo y Vigencia. Facio luchó por sacar a la fotografía del ámbito de los fotoclubs. Lo hizo, entre otras cosas, desde la redacción de notas de divulgación técnica y reseñas de exposiciones en importantes diarios y revistas nacionales.

En su vida tuvo un propósito: la labor constante por la legitimación de la fotografía dentro del mundo del arte. Ya puede descansar en paz. Con el esfuerzo de toda su vida logró elevar la dignidad de este medio. “¡Una militancia! Siempre digo cuando me preguntan si no milito: sí, soy militante de la fotografía. Porque, además, soy mujer, como habrás notado. Las mujeres siempre somos menos”, dijo en una de las últimas entrevistas.

“No hay duda de que Sara Facio es una de las personas más destacadas y complejas de la historia de la fotografía argentina”, escribió su colega Ataúlfo Pérez Aznar en el libro que dedicó a su obra Ediciones Larrivière.

Su currículum llena páginas con más de 500 exposiciones, expuso en forma individual en museos y galerías de toda América, Europa y Asia. Desde 1968 ha publicado más de veinte libros personales. Las páginas siguen con todos los premios recibidos, las muestras que curó y siete fotos que se convirtieron en sellos postales.

Pero quizá lo más significativo no esté en la enumeración de tantos logros, sino en las cientos de imágenes que deja la mujer que supo convertir en iconos a figuras de la cultura argentina y latinoamericana, que posó su mirada en la gente común, que abrió las puertas a la explosión de la fotografía de autor en la Argentina.

Hay imágenes suyas que ya están inscriptas en la memoria colectiva: Cortázar con el cigarrillo entre los labios, Borges en su biblioteca, Neruda taciturno en su casa, las mil y una sonrisas de su amada María Elena Walsh, los muchachos peronistas mirando a cámara, los chiquitos con la ñata contra el vidrio que hielan el corazón…

Su obra se vio en los últimos años revisitada en exposiciones como Perón, en Malba en 2018, y los homenajes por sus noventa años en 2022 el Bellas Artes y el CCK. Entre las históricas, las que hizo junto con Alicia D’Amico fueron excepcionales: fueron las únicas argentinas en presentar una exposición individual en el Centro Pompidou de París con la muestra de Escritores latinoamericanos.

Lo mismo sucedió con la exposición de Buenos Aires y su gente, que fue la primera muestra individual de fotógrafos argentinos en Brasil, en el Museu de Arte Moderna de San Pablo. Posteriormente, parte de los libros Buenos Aires Buenos Aires y Humanario se exhibieron en la Tsukada Gallery de Tokio.

Las muestras Humanario, La vuelta de Perón y Funerales de Perón debieron esperar al gobierno democrático para exponerse, en 1985, en el contexto de la muestra 25 años de fotografía en el Centro Cultural Recoleta.

Nacida en San Isidro, el 18 de abril de 1932, desde sus 14 años, Facio estudiaba el arte en el museo mayor, el Bellas Artes. Pero la relación profesional comenzó cuando acercó la propuesta de conformar una colección de fotos, que en la actualidad cuenta con más de 1500 imágenes. Desde su creación en 1998 hasta 2012, la artista estuvo a cargo de gestionar el crecimiento de este acervo. En esas décadas, además, realizó otras cinco donaciones al museo de piezas de su colección particular.

La última fue en 2014 y dio lugar a la muestra Latinoamérica, que también contó con su curaduría. Facio donó el 25% de sus fotos al patrimonio del Bellas Artes. En 2022, cedió su biblioteca personal, constituida durante sesenta años en los que trabó vínculos con artistas e instituciones de todo el mundo a partir de su actividad como fotógrafa, editora y gestora cultural. Son mil volúmenes dedicados a la historia del medio, colecciones especializadas y ensayos fotográficos.

Facio estaba formada en bellas artes, obtuvo el grado de Profesora Nacional de Bellas Artes en 1953. Dos años más tarde, viajó a París para estudiar artes visuales con una beca del gobierno francés: fue en ese viaje compartido con Alicia D’Amico, otra futura gran fotógrafa, cuando una cámara de fotos cayó en sus manos. Al regresar a Buenos Aires, el padre de Alicia, fotógrafo profesional, las incentivó a interiorizarse en ese arte.

En 1957, comenzó a practicar fotografía en el estudio de Luis D’Amico. Con ayuda del Fondo Nacional de las Artes, Facio logró comprar su primera cámara fotográfica profesional. Con la tutoría de Annemarie Heinrich, se sumergió en el fotoperiodismo, al que se dedicó durante muchos años.

Entre 1960 y 1985, compartió estudio con Alicia D’Amico. Juntas decidieron tomar fotos de Buenos Aires, que recorrían en su Fiat 600. Buenos Aires Buenos Aires, publicado en 1968, marca un antes y después en su carrera, y en la fotografía argentina. La exhibición de 30 obras originales como marco de la presentación del libro, que iba a inaugurarse en la sede de Avenida Corrientes del Museo de Arte Moderno en 1968, fue suspendida, y fue la primera muestra fotográfica censurada en la Argentina, probablemente por el texto de Julio Cortázar, quien tiempo antes había criticado –desde París– a la dictadura militar de esa época.

Sudamericana había publicado el libro con una condición: que Julio Cortázar escribiera el texto. Y escribió: Sara y Alicia han fotografiado Buenos Aires con un soberano rechazo de temas monumentales, e itinerarios pintorescos o insólitos; sus imágenes nacen de algo que participa de la caricia, de la queja, de la llamada, de la complicidad, de la amarga denuncia, todos los gestos interiores de una sensibilidad coincidiendo con la razón estética para que cada apertura sobre la ciudad tenga algo de velo de la Verónica, de lino enjugando una cara mojada por la vida.

“A los dos o tres días de ese primer encuentro, como estaba convencido de que las fotos no iban a salir, me dijo: Vamos a la Unesco, así hacés algunas fotos. Él estaba trabajando como traductor, y ahí fue donde le saqué esa foto que le gustaba tanto y que me dijo que tenía que ser su foto oficial”, recordaba Facio. Es la foto de Cortázar fumando, el ceño apenas fruncido… icónica.

“Sara pretendía, a partir de la inserción y desarrollo de su obra en su tiempo, promover la comprensión de la evolución de la fotografía como medio de expresión en el país y sus aportes, no solo a partir de sus propias imágenes, sino como autora y posteriormente como editora, curadora y crítica”, señaló Pérez Aznar, estudioso y testigo de su vida y obra.

La serie Humanario, un relevamiento llevado a cabo en 1966 sobre el estado crítico de los nosocomios nacionales, tomó forma de libro en 1976. Luego de estos dos trabajos, se abocó casi por completo a los retratos de gente de la cultura, entre los que se destacaron las fotos de escritores latinoamericanos: los ya mencionados, Borges, Cortázar, Neruda, Walsh, pero también Ernesto Sabato, Astor Piazzolla, Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Doris Lessing.

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