Municipalidad pasiva: Paraná sitiada entre vendedores ambulantes y manteros
|¿Cuántas notas destinamos a los vendedores ambulantes de Paraná y/o manteros? ¿Cuántas veces hablamos sobre sus derechos inalienables a ganarse el sustento de cada día? ¿Cuántas veces admitimos que es más honrado laburar que robar, pero que el derecho de ellos terminaba cuando primaba el derecho de los comerciantes del microcentro capitalino? La bronca se recrudece y empiezan a darse choques violentos.
La Constitución Argentina contempla en su Artículo 14 que todos los habitantes de la Nación gozan del Derecho a trabajar conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio. El trabajo en sus diversas formas goza de la protección de las leyes, las que aseguran al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor.
Ahora bien… ¿Dónde y cómo están registrados los manteros y los vendedores ambulantes? ¿Cumplimentan con todas las normas y/o reglamentos que deberían regular su actividad?
Pero aparte… ¿venden artículos originales, mediante comprobación de compra adecuada de los mismos a las firmas respectivas?
La Constitución les confiere a todos los habitantes de este suelo, ese Derecho, permitiendo a los ciudadanos elegir la profesión que desea seguir para su abastecimiento, de elegir el lugar donde el individuo desea ejercer su servicio.
Pero… ¿un sector de la vereda es un “lugar habilitado” para tal fin? ¿Una esquina lo es? ¿Los artículos denominados “truchos” son mercaderías lícitas?
La Constitución lo expresa de modo tajante, permitiendo el ejercicio de cualquier industria mientras que ellas sean lícitas, es decir, que no vayan en contra de la Ley y mientras que se cumplimente con todas las normativas vigentes.
Los comerciantes del centro paranaense deben alquilar un local, pagar impuestos municipales y provinciales, contratar empleados, pagar luz, cumplir con la presentación de facturas, abonar tasa de higiene y profilaxis, si se atrasan son multados.
¿No es una competencia desleal la que soportan ante la presencia de los manteros y/o vendedores ambulantes? ¿No configura un perjuicio económico descomunal?
Los vendedores y/o manteros declaran tener un “Permiso Provisorio” otorgado por la Municipalidad de Paraná… ¿Quién les tributó este Derecho que pone al comercio de Paraná en flagrante desigualdad y notoria injusticia?
¿Avala ello la intendenta? ¿Avalan ello los concejales?
Ahora surge algo más complicado…y por partida doble… La paciencia de los comerciantes se acaba y de diálogos poco cordiales se ha pasado a insultos y amenazas. Lo peor es que, algunos manteros habrían hecho alarde de sus fuerzas con actitudes intimidatorias y al no sentirse protegidos por la Policía de la Provincia, los propietarios de comercios estarían decididos a contratar a custodios habituados al choque, ejemplo los denominado “Patovicas” para que estén listos a actuar.
Hay una verdad inocultable: el mantero no está solo. No llega y tira su manta con sus productos para la venta. No, no… Llega con familia, amigos y hasta “EMPLEADOS”… Sí señor… Con personal que los asiste. Y suelen ser no una manta la que tiran sino varias, y no solo arranca la actividad “mercantil”, sino que también la jarana, la bulla, a veces por lo extrovertidos que son los muchachos y en otros casos por la presencia de numerosos niños de corta edad que no pueden ser controlados por sus madres o padres quienes están ganándose el pan de cada día.
De este modo, no solo caminar por el centro de Paraná es un caos, sino que entrar y/o salir de los negocios es incómodo en horas pico.
Pero además, también se les prometió a los vendedores ambulantes y/o manteros reubicarlos en el Mercado de Pulgas, establecimiento creado por la Comuna de Paraná al mejor estilo La Salada, donde se pueden adquirir asombrosamente, indumentarias de todo tipo, en especial deportivas, calzado, y hasta CD/DVD’s de juegos, películas y música, a precios irrisorios al lado de lo que se ofrece en los locales que respetan todas las normas legales pertinentes.
Y vaya paradoja, en esa “Feria” -donde la mayoría de los puesteros no son de Paraná-, han surgido disidencias con que se colme el lugar con nuevos “inquilinos” y se reclaman nuevas pretensiones en cuanto al acuerdo para ocupar ese predio.
Tan pesado es el microclima que se vive por calle Perú que se dieron en la víspera airadas protestas, con piquetes incluidos.