Mundial 2023 FIBA: ¿misión imposible?
|Con el aval de una rica historia en el baloncesto y el apoyo de la inolvidable Generación Dorada, Argentina y Uruguay se ilusionan con un sueño mundialista compartido que este sábado podría hacerse realidad. La Federación Internacional de Básquetbol (FIBA) designará en Ginebra la sede del Mundial de 2023, en una elección mano a mano con la propuesta del poderoso tridente asiático formado por Indonesia, Japón y Filipinas.
El panorama ante el que se encuentra el binomio sudamericano es complejo, porque su rival presentó un proyecto superior desde el punto de vista tecnológico y económico. Pero en la Confederación Argentina (CABB) y la Federación Uruguaya (FUBB) están muy confiados en que el trabajo realizado desde que se oficializó la postulación, en enero pasado, terminará por convencer a la FIBA.
“La candidatura es sólida, es un proyecto sustentable, realizable, con un fuerte legado y transmisión de conocimientos a federaciones emergentes en todo el mundo. Hace un año cuando empezamos a pensar en esta candidatura confiábamos en nuestra potencialidad. Pero quizá hemos sorprendido a propios y extraños con la ponencia expuesta. Vamos a competir con buenas armas y con una expectativa muy grande”, analizó Federico Susbielles, presidente de la CABB.
Bajo el lema “Dos países, un sueño”, el proyecto argentino-uruguayo busca traer el Mundial a Sudamérica por primera vez desde 1990. Ese año, el Campeonato FIBA se disputó en Argentina, que también había sido sede de la primera edición en 1950. Uruguay, en tanto, lo organizó en una ocasión, en 1967.
Y como China será sede de la próxima edición en 2019, resultaría como mínimo sugestivo que se jueguen dos mundiales consecutivos en suelo asiático.
El apoyo de grandes figuras del básquetbol de ambos países le dio más peso a la postulación. Emanuel Ginóbili, Andrés Nocioni y Luis Scola, el entrenador del seleccionado argentino Sergio Hernández, Facundo Campazzo y el uruguayo Esteban Batista, primer jugador de su país en llegar a la NBA, fueron embajadores del proyecto en el mundo.
Argentina y Uruguay armaron una candidatura que presenta una planificación detallada, meticulosa y que excede lo estrictamente deportivo, destacando la riqueza cultural y turística que representan en conjunto los dos países.
En cuanto a la organización propiamente dicha del torneo, se planteó la posibilidad de trabajar sobre infraestructura existente. Del lado uruguayo, la única sede sería el Antel Arena de Montevideo, estadio de primera categoría. Y en Argentina, se propusieron como sedes el Polideportivo Islas Malvinas de Mar del Plata, el Orfeo Superdomo de Córdoba, el estadio de la Villa Deportiva del Parque General San Martín de Mendoza, el Parque Roca de Buenos Aires y el Superdomo de La Rioja, inaugurado hace apenas dos años, donde el seleccionado masculino comenzó hace unas semanas su camino en las eliminatorias para China 2019.
Tan fuerte es el proyecto sudamericano que logró llegar hasta la última instancia con calidad de fuerte competidor, dejando en el camino a poderosos rivales como Alemania, Australia, Israel y Serbia, descartados en una primera instancia.
Turquía, anfitrión del Mundial de 2010, dio de baja su candidatura a fines de noviembre con el argumento de que deseaba gastar los fondos asignados a la organización del torneo para fomentar el baloncesto en el país. Y Rusia se bajó de la pelea casi al mismo tiempo por “el trato negativo de la comunidad deportiva internacional hacia el deporte ruso”, envuelto en un escándalo de doping de estado sin precedentes.
“Fue fantástico el trabajo que han hecho. Los otros dos candidatos que se bajaron lo hicieron porque vieron que había dos potencias. Esperemos que salga todo bien. Obviamente que se sabe dónde tengo mi corazón, pero no puedo decir nada más”, reconoció hace unos días el argentino Horacio Muratore, presidente de la FIBA, en una entrevista con la CABB durante una visita a Buenos Aires.
Con un proyecto serio y el respaldo de una historia de muchos años y muchos éxitos, Argentina y Uruguay tratarán este sábado hacer realidad su sueño mundialista.
Desde la faz económica o teniendo en cuenta la tecnología, el triunvirato asiático nos saca varios cuerpos de ventaja, pero Sudamérica merece que le otorguen la chance de demostrar estar a la altura de las circunstancias, aún sin una infraestructura ideal o los vaivenes de la economía y los conflictos sociales que se viven hoy en día.
Con una mirada realista, estamos HOY lejos de asumir semejante responsabilidad por innumerables vicisitudes que estremecen en especial a nuestra sociedad, en un proceso de cambios, de transformaciones cívico-políticas controvertidas.
Sin embargo, “la fe mueve montañas…” y nos aferramos a esa óptica. A la ilusión de un exitoso trabajo mancomunado con nuestros hermanos “Charrúas”, para cristalizar tan supremo objetivo.