Monseñor Puiggari celebró sus 25 años como obispo en la Catedral de Mar del Plata
|El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, celebró una misa en la Catedral de Mar del Plata por sus 25 años de consagración episcopal. Concelebraron la Eucaristía, el administrador diocesano, presbítero Luis Albóniga, y sacerdotes del clero local.
Ante un grupo numeroso de personas, monseñor Puiggari, cuyo primer destino como prelado fue la comunidad marplatense, manifestó en la homilía: “En este jubileo que vengo con tanta alegría a celebrar acá, quiero agradecer infinitamente la misericordia de Dios y su fidelidad”.
“Pero Dios también usa causas instrumentales, personas, la mediación. El gran mediador es Jesucristo. Yo reconozco grandes mediadores en esta Iglesia de Mar del Plata, que me ayudaron a ser obispo; fue mi primer destino como obispo diocesano, y aprendí a ser obispo acá, con muchos de ustedes. Esto me llena el alma de gratitud y reconocimiento”, continuó.
Además, señaló: “De alguna manera, el Señor nos los dice en el Evangelio, que Él nos usa a todos nosotros para ayudarnos y aprender a vivir su verdad. Le doy gracias a Dios por toda la diócesis de Mar del Plata, por toda la experiencia rica, muy distinta de la que yo venía, con muchas realidades distintas, polifacéticas, con muchas riquezas que me han servido para seguir ejerciendo mi ministerio en otra realidad totalmente distinta, aunque también con muchas riquezas”.
“Siempre he tenido presente a Mar del Plata, especialmente a los sacerdotes y a los laicos, con los cuales he trabajado mucho”, agregó.
A la luz de las lecturas compartidas, el actual arzobispo de Paraná señaló que el Evangelio es “siempre una Palabra actual que nos interpela, es una espada afilada”, al tiempo que advirtió que “podemos caer en el peligro de ser fariseos, y ser fariseo es alguien hipócrita, que habla de una manera, enseña una cosa y vive otra”.
Por eso, aseguró, “hoy en nuestra cultura que es la de la híper imagen, que es parecer, sabiendo que muchas veces que lo que parecemos no es lo que somos, el Señor nos está llamando a la coherencia y, si hay algo que el mundo de hoy necesita, es que los cristianos seamos coherentes; que lo que proclamamos, lo que escuchamos de las enseñanzas de Jesús, lo vivamos a fondo”.
Finalmente, el ex diocesano de la ciudad balnearia animó a “hacer un esfuerzo por ser coherentes y vivir el Evangelio en nuestra vida, que aprendamos a ser humildes”.