Monseñor Ojea advierte sobre la hipocresía que maquilla la realidad
|El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, recordó que en el Evangelio de este domingo “los fariseos y los escribas se quejaban ante Jesús porque sus discípulos no respetan ciertas normas legales, ciertas prescripciones externas que tenían los judíos como lavarse las manos, lavar las copas”.
“Jesús les responde muy duramente: ‘¡Hipócritas! Bien dijo de ustedes el profeta Isaías, este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí’. El Señor denuncia una disociación entre este cumplimiento externo que necesitaban los fariseos y los escribas y el corazón; en el fondo la falta de coherencia entre lo que se hace exteriormente, lo que se representa y la vida misma, la realidad misma”, señaló en su reflexión semanal.
El prelado sanisidrense destacó que el papa Francisco, en el mensaje de la catequesis del pasado miércoles, habló de la hipocresía y la describía como “un miedo a la verdad” y planteó: “En el fondo aquel que cumple solamente lo externo pero no compromete su corazón sino que lo divide, no está aceptando la realidad, está fuera de la realidad”.
“El papa -agregó- dice que la ‘hipocresía maquilla a la realidad para presentarla de una manera, para que quede de una manera hacia afuera, pero en realidad teme la realidad y la verdad’”.
El presidente de la CEA hizo hincapié en el tema del cumplimiento externo de la norma religiosa, afirmando que “muchas veces escuchamos gente que dice y que nos denuncia: ‘fulano o fulana está mucho tiempo en la Iglesia rezando pero su vida no es generosa, es egoísta, es una persona que no es coherente’; cuando pasa esto corremos un riesgo muy grande“.
“En realidad a Dios no se lo puede comprar, a Dios no se lo posee. Se puede poseer una casa, se puede poseer un objeto, pero a Dios no se lo posee. No podemos poseer a Dios como algo más. A Dios no se lo seduce. No lo podemos seducir a Dios con actos externos. Dios no se somete a la magia, no podemos hacer magia con Dios, no lo podemos manipular, no lo podemos comprar”, advirtió.
“Dios se siente atraído solamente por el corazón humilde, esta es la novedad de Jesús, la religión del corazón. Primero el Evangelio pasa por el corazón. A Dios le atrae el corazón que se reconoce frágil y que se abre ante su misterio. María es el modelo y el ejemplo del Evangelio, la estrella del Evangelio. ‘Él miró con bondad la pequeñez de su servidora’. Allí es atraído el Señor. Podemos decir que el Señor ‘se enamora’ del alma humilde que se sabe frágil y que conoce su verdad, entonces sí puede comenzar a ser coherente y puede vivir según la verdad de su corazón”, puntualizó.
Monseñor Ojea finalizó pidiendo: “Que el Señor nos enseñe a no vivir disociados, a vivir desde el corazón y alejarnos de toda hipocresía que busca muchas veces quedar bien con todos hacia afuera y no queda muy bien con nadie. Que Dios los bendiga”.
Fuente: Prensa AICA.-