Mons. Puíggari concede ministerio del lectorado a un viudo
|El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puíggari, concedió el ministerio del lectorado al candidato al diaconado permanente Luis Osvaldo Gómez, de 48 años, viudo y con tres hijos. La concesión del ministerio se llevó a cabo en la parroquia San Juan Bosco y Santo Domingo Savio, de la ciudad de Paraná, la cual aprovechó la ocasión para iniciar formalmente el Año de la Fe. El flamante lector estudia desde hace cinco años en la Escuela de Ministerios y Diaconado Permanente “San Lorenzo diácono y mártir”.
El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puíggari, concedió el ministerio del lectorado al candidato al diaconado permanente Luis Osvaldo Gómez, de 48 años, viudo y con tres hijos. La concesión del ministerio se llevó a cabo el pasado domingo 11 de noviembre en la parroquia San Juan Bosco y Santo Domingo Savio, de la ciudad de Paraná, en la misa de las 9.
La institución de Gómez como lector en la misa es fruto del tiempo de preparación del aspirante en la Escuela de Ministerios y Diaconado Permanente “San Lorenzo diácono y mártir”, fundada en 2007 por decreto del ahora arzobispo emérito de Paraná, monseñor Mario Maulión. Además, la celebración del grado ministerial fue el acontecimiento que inauguró el Año de la Fe en la parroquia.
Junto a monseñor Puíggari, concelebró la misa monseñor Cecilio Paúl, uno de los vicarios generales de la arquidiócesis, y el presbítero Mario Haller, director de la Escuela de Ministerios y Diaconado Permanente. Asistieron, además de familiares y amigos del flamante ministro, los presbíteros Alejandro Pattersson, Juan Carlos López (párroco de San Juan Bosco), Blas Corbalán y Mario Gervasonni.
Para Osvaldo Gómez, candidato al diaconado, la misión que ha emprendido “ha surgido para mayor gloria de Dios”, y es fruto de un largo proceso de discernimiento que comenzó cinco años atrás, con el nacimiento de la escuela de formación.
La escuela
La Escuela de Ministerios y Diaconado Permanente “San Lorenzo diácono y mártir” fue constituida por decreto del arzobispo emérito de la arquidiócesis de Paraná, monseñor Mario Maulión en el año 2007.
Ese mismo año, siete candidatos de diversas edades y estado civil comenzaron la etapa de instrucción inicial, conocida como propedéutico. Provenientes de diversas parroquias de la arquidiócesis y comprometidos en variadas actividades pastorales como catequesis, consejos económicos y ministerios extraordinarios, los aspirantes cursaron estudios filosóficos durante el primer período.
En el transcurso del 2007, el grupo perdió a uno de sus integrantes, que falleció a causa de una enfermedad que lo aquejaba. Ya en 2008, otro candidato se sumó a la escuela de estudios, aunque luego de un breve lapso decidió incursionar en el camino del sacerdocio.
Los seis restantes continuaron el camino de formación espiritual con encuentros y retiros, y siguieron el estudio de la Sagrada Escritura, la teología dogmática y otras disciplinas.
Hacia fines de 2011, uno solo, Luis Osvaldo Gómez, de 48 años, viudo y con tres hijos, permanecía en el instituto. No obstante, la escuela continuó brindando clases, y ya en 2012, se vio fortalecida por el ingreso de cuatro nuevos candidatos, tres de ellos casados y con hijos.
El diaconado permanente
El Concilio Vaticano II restituyó el diaconado permanente como grado propio de la jerarquía y las congregaciones para el Clero y para la Educación Católica, respectivamente, dieron pautas claras para su instrumentación en las diócesis de todo el mundo donde estas vocaciones surgieran.
En palabras de monseñor Agustín Radrizzani SDB, arzobispo de Mercedes-Luján, quien tiempo atrás estableciera en su jurisdicción las formas de abordar tales situaciones, “el diácono permanente es alguien que puede lograr una íntima identificación con Cristo servidor, en el seno y al servicio de la comunidad cristiana”.
“El diácono permanente –señaló- se ha de insertar de manera armónica en la pastoral de la diócesis, en comunión con el obispo, con sus hermanos diáconos, estrechamente unidos al presbiterio y demás miembros del Pueblo de Dios”.
En caso de ser vocaciones de varones ya casados, los aspirantes al diaconado tendrán que contar con la aceptación de su esposa y sus hijos, y el sustento económico dependerá del trabajo, profesión u otros medios lícitos que el mismo candidato posea.
Los aspirantes al diaconado permanente en la Argentina siguen las instrucciones formuladas por la Conferencia Episcopal Argentina en la materia y los consejos emanados del Centro Internacional del Diaconado en América Latina (CIDAL).
Fuente: AICA.-