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Mirtha Legrand, medio Gabinete nacional, y todo el staff de la SIDE en el festejo por el Día Nacional de Uruguay

Hay fiestas de embajadas que funcionan como el ejercicio de su poderío, otras por el estado de las relaciones e intereses bilaterales y algunas por los afectos entre un pueblo y otro. La de República de Uruguay ante la Argentina reúne varias de esas condiciones.

Así, el embajador Carlos “Pájaro” Enciso tuvo en la noche del lunes una concurrencia a tope en su celebración por los 199 años de la declaración de independencia uruguaya en la que también los orientales optaron por unirse a las Provincias Unidas del Río de la Plata, el embrión de lo que luego pasaría a ser también Argentina.

En la fiesta de la residencia oriental en Buenos Aires hubo este lunes una imponente fiesta que llenó de luces la Avenida Figueroa Alcorta 3316. Había policías y un importante embotellamiento porque a la misma llegaron ministros del Gabinete, empezando por Sandra Pettovello (Capital Humano), animada como pocas veces se la vio a compartir una actividad social. No había quien no quisiera una selfie con ella.

La canciller Diana Mondino fue quien estuvo en el escenario con Omar Paganini, el canciller uruguayo que vino a la fiesta para acompañar Enciso, astuto embajador y político, ex intendente de La Florida, y a cargo de una fiesta que tuvo sabor también a despedida.

Es el último año del Gobierno de Luis Lacalle Pou en Uruguay, un país en el que no hay reelección y donde ahora, para las próximas elecciones presidenciales, el Frente Amplio lleva la ventaja.

Además de Pettovello y Mondino, a quien su diretor de Comunicaciones, Gerry Díaz Bartolomé, acompañó ante la multitudinaria presencia de periodistas, estuvieron, entre otros, Luis Petri (Defensa) y Mariano Cúneo Libarona (Justicia), pero los invitados en realidad buscaban coquetear, no sin miedos con el secretario de Justicia, Sebastián Amerio, cuyo rol es más fuerte que el del propio ministro porque se lo confirió así el asesor presidencial Santiago Caputo. Amerio y Caputo son amigos.

Igual de demandados estaban en el equipo de Inteligencia armado por el joven Caputo, golpeado porque el Congreso está a punto de voltear los 100.000 millones de pesos de fondos reservados sin control para la SIDE.

En la fiesta estaba el director de la SIDE, Sergio Darío Neiffert, y todo su staff. Alejandro Colombo, a cargo de la Secretaría de Inteligencia de Estado; Juan Bautista “Tata” Yofre, a cargo de la seguridad de la agencia y el enigmático matemático Ariel Waissbein, que está a cargo de la ciberseguridad en la SIDE.

De la política Interior estuvo el gobernador de Entre Ríos Rogelio Frigerio y el secretario de Relaciones Internacionales porteño, Fulvio Pompeo.

Mientras Pablo Garzonio, el encargado de los vínculos diplomáticos en la Legislatura venía de festejar el día nacional de Ucrania, alguien creyó ver entrar a Jaime Stiuso, el emblemático espía. Lo confundieron y no era él.

El champán corría por los salones, no cabía un alfiler en una fiesta que estuvo apagada dos años durante la cuarentena del Covid, y en el pasado por el conflicto de las pasteras, pero las reactivaron Enciso y el mismo Lacalle Pou que vino a la de agosto de 2022.

Había tanta gente que se daban situaciones cinematográficas. El secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, llegó de traje y moño. Los invitados se abalanzaban para comer el alfajor Salchichón de Juana la Loca, que pronto se va a establecer en la Argentina, y alrededor de la mesa se pensaba cómo llegar hasta Mirtha Legrand a quien para cuidarla de tanta gente la llevaron hasta un salón junto a su hija, también estelar, Marcela Tinayre.

A su alrededor una “guardia” pretoriana regía con Mirtha, infaltable en algunas fiestas de embajada. Nacho Viale, el ex de Marcela y papá de Juanita, estuvo por su lado junto a su novia, Elisabet Mühn, mientras que Zulemita Menem también circuló aunque se fue rápido. Con ella estaban Teresa “La Colo” González, el empresario Martín Cabrales y Petri. El canciller Paganini no resistió y pidió una foto con Legrand.

Entre los empresarios estuvieron Eduardo Eurnekian, de Corporación América, que llegó con Carolina Barros. También Daniel Novegil, uno de los miembros de la alta dirección de Techint que mostraba entusiasmo por la recuperación de la actividad que, dijo, era lenta pero persistente. Estuvo Martín Etchevers, presidente de Adepa y gerente de Relaciones Institucionales y Comunicaciones del Grupo Clarín.

Estuvieron Guillermo Stanley, del fondo DyG y el dueño de Puro Cacao, Rodrigo Baume, quien apareció en la fiesta con una caja del chocolate que más le gusta a la esposa del embajador Enciso, María Noel Crucci.

Mauricio Filiberti, accionista junto con Vila y Manzano de Edenor y principal proveedor de Aysa estaba de lo más requerido al compás de la privatización de ese servicio público

También Marcelo Figueiras de laboratorios Richmond que acaba de ampliar su planta productiva.

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