Miércoles Santo de Semana Santa 2024: origen, significado y por qué se conmemora
|En el cristianismo, Semana Santa es uno de los períodos más importantes para la Iglesia católica, comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascuas. Durante estas fechas se conmemora a Jesús, su sacrificio y resurrección. Aunque algunas personas aprovechan estos días no laborables para descansar u organizar alguna escapada, los creyentes lo utilizan para reflexionar.
Si bien el Miércoles Santo no es feriado, es una fecha importante que marca el final de la Cuaresma y el inicio de la Pascua. El día varía según el año, este 2024 se celebra el 27 de abril.
El Miércoles Santo conmemora la fecha en la cual Judas Iscariote se reúne con el Sanedrín -la Corte Suprema de la ley judía- para sentenciar a Jesús de Nazaret a la crucifixión antes de la fiesta de Pésaj. La traición por parte del discípulo valió 30 monedas de plata.
Según el Nuevo Testamento, el miércoles anterior a su muerte Jesucristo estaba en Betania, hospedándose en la casa de Simón el Leproso. Una mujer le ungió sus pies y su cabeza con aceite de nardo, acto que indignó a sus discípulos, quienes estaban en la mesa acompañando a Jesús, ya que ese producto era costoso y se podía vender para darle el dinero a los pobres.
Sin embargo los planes de Judas eran otros, queriendo quedarse con aquel dinero. El apóstol fue al Sanedrín con el fin de traicionar a Jesús a cambio de una suma de monedas de plata. Durante el Jueves Santo, el discípulo buscaría el momento para traicionar a Jesucristo luego de la Última Cena. Le dio una señal a los sacerdotes: “Al que yo besare, aquel es: prendedle”, Mateo 26:48.
Los Evangelios de Marcos, Mateo, Lucas y Juan cuentan las versiones de lo que ocurrió después. Luego de aquel beso, se llevan al hijo de Dios a Poncio Pilato, donde es sentenciado. Judas se arrepiente de su acto de traición, culpable de entregar “sangre inocente”, se ahorcó. Sobre su muerte existen dos versiones distintas:
“Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó. Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros. Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: Campo de sangre”, Mateo 27:3-8.
Por otro lado, Hechos de los apóstoles cuenta otra historia. “Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre”, Hechos 1:18-19.