Miércoles de Ceniza: obispos llamaron a la renovación espiritual
|Los obispos argentinos compartieron con las respectivas feligresías diocesanas el comienzo de la Cuaresma, tiempo de preparación, conversión y renovación espiritual con vistas a la Pascua, que se celebrará en 40 días. En sus homilías, los prelados recordaron el sentido de este tiempo litúrgico e invitaron a una vivencia más consciente y profunda de la fe.
Los obispos argentinos compartieron con las respectivas feligresías diocesanas el comienzo de la Cuaresma, tiempo de preparación, conversión y renovación espiritual con vistas a la Pascua, que se celebrará el 31 de marzo. En sus homilías, los prelados recordaron el sentido de este tiempo litúrgico e invitaron a una vivencia más consciente y profunda de la fe.
El arzobispo de Corrientes caracterizó este itinerario litúrgico hacia la Pascua como “un tiempo exigente”, que hace al cristiano pensar si está cumpliendo con la voluntad de Dios y con los compromisos que implica la fe. “Pero también es un tiempo para recordar todo lo bueno que Dios ha hecho por nosotros –agregó-. Esa memoria nos llena de esperanza para no dilatar más nuestra conversión a Dios”.
El arzobispo de Buenos Aires y primado argentino, cardenal Jorge Mario Bergoglio, invitó en el mediodía de ayer a reconciliarse con Dios y a “animarse a estrenar un corazón nuevo”, al presidir la misa de imposición de cenizas en la catedral metropolitana.
El purpurado porteño precisó que el inicio de este tiempo litúrgico es “un paso más en el camino de acercarse al Padre, que es misericordia y perdón”.
“Todos los años vamos a encontrar algo para dejarnos reconciliar con Dios, por eso este año hagamos el poquito que podamos. Animémonos a estrenar un corazón nuevo. Que Jesús lo vaya renovando, pero que digamos: Me levantaré e iré a mi Padre; estrenaré un corazón nuevo”.
En sintonía con sus compañeros obispos, el pastor diocesano de la Iglesia en Catamarca, monseñor Luis Urbanc, animó a los católicos a introducirse en un camino de conversión, arrepentimiento y cambio “para revitalizar nuestra fe”.
“Este es un tiempo de conversión y renovación interior a la luz de la Palabra de Dios –reflexionó el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan-. Recibir las cenizas es una muestra de arrepentimiento en un tiempo de profunda espiritualidad y encuentro con Dios”.
El obispo de Puerto Iguazú, en la provincia de Misiones, monseñor Marcelo Raúl Martorell, comenzó su homilía recordando que las palabras de Dios a Adán –“Eres polvo y en polvo te convertirás”- recuerdan al hombre su naturaleza caída y la muerte que le espera. Por ello, explicó, la Iglesia invita el Miércoles de Ceniza a inclinar las cabezas en señal de humildad y pedir perdón por todos los pecados.
No obstante, señaló el obispo, la desobediencia de Adán trajo la obediencia de Cristo, y por esto, la Cuaresma es un tiempo de renovación espiritual. “Pertenece a cada cristiano hacer de él un momento decisivo para la historia de la propia salvación personal”, enseñó monseñor Martorell.
En la catedral de los santos Pedro y Cecilia, el obispo Antonio Marino recordó que en la Cuaresma “se intensifica la conciencia de la necesidad de nuestra conversión a Dios”. Al referirse al Evangelio del día, el prelado enseñó que ahora los fieles emprenden un camino de libertad, de conversión a Dios que se caracteriza “por un esfuerzo consciente de oración perseverante, de renuncia voluntaria a gustos legítimos y de una atención esmerada a las obras de caridad”. Lo resumió en tres palabras: oración, ayuno y caridad.
Mediante la oración, dijo, se logra un mayor contacto con Dios, por lo cual la Cuaresma es una invitación al encuentro personal, reforzado en la escucha atenta y la lectura frecuente de la Sagrada Escritura.
También enseñó que el ayuno “recuerda la necesidad de aprender a dominar los gustos mediante renuncias voluntarias a cosas legítimas, para llegar a ser dueños de nosotros y no esclavos de nuestras pasiones”. Finalmente, el obispo cerró su mensaje citando el Mensaje de Cuaresma del Santo Padre.