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Medicina Privada en Paraná: insatisfacción y bronca generalizada

La capital entrerriana cuenta con excelentes profesionales de la salud, sin embargo, los paranaenses cuestionan agudamente la atención de los nosocomios privados. Durante muchos años se ligó la calidad de las prestaciones en cuanto a la jerarquía de la Obra Social o Medicina Privada, hoy hay un descontento generalizado y es reiterativo el concepto en que basta “cruzar el charco” para comprender las deficiencias del sistema sanitario pago.

 

Ningún catálogo de derechos puede garantizar al paciente la clase de tratamiento que tiene derecho a esperar. Un sanatorio, clínica u hospital debe realizar funciones diversas que incluyen la prevención y el tratamiento de las enfermedades, la educación de los profesionales de la salud y de los pacientes y la realización de investigación clínica.

Todas estas actividades deben estar supeditadas al interés por los pacientes y, sobre todo, al reconocimiento de su dignidad como seres humanos. Este reconocimiento cabal es la mejor garantía para la defensa de los derechos del paciente.

Para conocer la opinión de la gente en lo inherente al nivel de la Medicina Privada en Paraná, se consultó a 600 personas en distintos puntos de la ciudad, zonas neurálgicas de la capital provincial y barrios ubicados en los cuatro puntos cardinales. Las franjas etareas se dividieron en 21 a 30 años; 31 y 50; 51 y 68 años con exacta proporción entre mujeres y varones.

Así, Cuestión Entrerriana tomó muestras de opinión en dos vértices de la Plaza de Mayo (100 consultas) en Peatonal San Martín Sur (50)y Peatonal San Martín Norte (50), como asimismo en Casa de Gobierno (50), Parque Urquiza y Costanera (30) accesos a IOSPER (20), OSECAC (20), y los principales centros médicos privados como Sanatorios La Entrerriana (20), Modelo (20), ICER (20), Centro Clínico (20), Rawson (20), Mater Dei (20), Sanatorio del Niño (20) y Río (20).

Además, en Estaciones de Servicio 5 Esquinas (25), Laurencena (25), YPF Circunvalación (25), El Rutero (25), y Shell-Wal Mart (20).

La pregunta abordada en el sondeo fue:

¿Qué debe mejorar en la atención de sanatorios o centros médicos privados?

Las respuestas fueron variadas y se vuelcan a continuación:

 

ENFERMERIA (132 observaciones, 26. 4 %)

 

49 quejas en torno a que en varios nosocomios UNA sola enfermera atiende a cada paciente, por lo cual en el caso que el mismo tenga pañales y se deba cambiarlo, o el mismo tenga dificultades motrices, el familiar sí o sí debe colaborar, sea cual fuere su edad, posibilidades físicas, etc.

 

46 reproches en cuanto a que se da un trato disímil por categoría de habitación (1ª clase, Común, Compartida, Medicina Prepaga, o cuál es la Obra Social con que se abona).

 

33 recriminaciones en torno a edad avanzada o carácter de algunas/os enfermeras/os que no ocultan disgusto o enfado ante situaciones límites del paciente que exigen sus tareas y provocan esfuerzo arduo.

 

4 votos de contrariedad hacia determinadas muestras de falta de evaluación previa o características de cada paciente en cuanto al trato que necesita tener por las condiciones con las cuales ingresó a la habitación respectiva.

 

ATENCIÓN ADMINISTRATIVA (121 consideraciones adversas, 24.2 % )

 

53 votos en contra por exagerada pretensión de llenar documental antes de internar, en vez de controlar con mayor inmediatez gravedad de casos, y falta de tacto a la hora de exigir rúbrica de dichos documentos en momentos de plena angustia de familiares.

 

42 respuestas negativas en lo inherente a tratos diferentes dependiendo de Obra Social o Medicina Privada.

 

26 expresiones de disgusto en cuanto a falta de contención al familiar del paciente.

 

ATENCIÓN DE PROFESIONALES (93 votos no positivos, 18.6 %)

 

59 muestras de descontento en torno a escaso control específico. Solo dos rápidas recorridas, una por la mañana y otra por la noche de los médicos a cargo. Fueron variadas las apreciaciones de enfado por la actitud de médicos que no tributan toda la información disponible relacionada con su diagnóstico, tratamiento y pronóstico, en términos razonablemente comprensibles. Mucho se enfatizó sobre las premuras de los galenos.

 

34 evaluaciones negativas sobre escaso trabajo interdisciplinario.

 

GUARDIAS (91 desaprobaciones, 18.2 %)

 

53 reproches hacia las Guardias Pediátricas, denunciándose 49 casos de malos diagnósticos.

 

38 recriminaciones en cuanto a las Guardias Generales con médicos poco especializados, o escasa experiencia y hasta falta de erudición en cuanto a algunos temas.

Cabe acotar que en ambos tipos de Guardias hubo un sensible malestar en lo que respecta a tiempos de espera para ser atendidos y sobraron anécdotas de estar esperando atención en condiciones infrahumanas (se dieron 26 quejas por urgencias coronarias) sea por esperar a que llegue el médico como por deber aguardar llenar papeles antes de ser atendidos.

 

INSTITUCIONALES (40 reconvenciones, 8 % )

 

27 quejas en cuanto a los problemas de faltas de camas.

13 muestras de contrariedad por infecciones intrasanatoriales.

 

GASTRONOMIA (23 muestreos de insatisfacción, 4.6 %)

 

19 votos adversos en lo que se refiere a falta de oportuna diferenciación de estados de salud y/o tipo de paciente.

4 desaprobaciones en lo vinculado a porciones escasas, o comida que llega fría a la habitación.

 

Conclusión

 

La gente no inculpa a las o los enfermeras/os. En realidad, el disgusto es contra los nosocomios por obligarlas/los a cumplimentar ese servicio en condiciones desfavorables que arrojan por principal damnificado al paciente y a su familia.

Lo mismo ocurre con el personal administrativo. Si bien se hace hincapié en que sobran ejemplos de pésimo trato, de inexistente obrar con comprensión, sabiduría e intelecto, también masivamente se interpreta que si están ahí es porque el dueño de la clínica o sanatorio le permite ese tipo de expresión, conducta o comportamiento detrás del mostrador.

Diferente es la coyuntura en cuanto a los galenos. Hay una casi unánime disconformidad acerca del proceder de muchos médicos que actúan de manera controvertida, dando signos de escasa sensibilidad de una casi nula humanidad, desprovistos de nobles sentimientos, pendientes más de cuántas operaciones pueden realizar, al mejor estilo “pase el que sigue…” para acrecentar sus arcas, que de salvar o sanar vidas.

Queda claro que hay un clamor inocultable en lo que se refiere a las vivencias en Guardias. El reclamo es trascendente y los argumentos irrefutables.

Sobre la grave crisis en cuanto a falta de camas, no se vislumbra una solución mientras no haya una intervención estatal en el control de si es tan veraz esa especie o si es especulación, en tanto que preocupan las versiones en relación al tema de las infecciones, algo por lo cual tanto se trabaja desde el seno del Gobierno entrerriano, o sea, la prevención.

Para finalizar, un dato interesantísimo: de los 500 entrevistados, 397 (el 79.4 %) han dejado como mínimo un reclamo en el Libro de Queja de distintos sanatorios o clínicas y NINGUNO de ellos tuvo respuesta alguna o llamado para solicitar disculpas o presentar al menos fundamentos a distintas problemáticas denunciadas y/o repudiadas. Lamentablemente, ello se traduce como un desprecio por los Derechos del paciente y/o de sus familiares.