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McDonald’s y ese mal hábito de no cuidar al cliente

No es barato. Es rico y representa -para quienes formamos parte de una clase “Media Baja”- una salida “de lujo”. McDonald’s, sobre todo para los chicos, se erige en una tentación y los padres cuando se da la ocasión, solemos someternos a la voluntad de los hijos. Sin embargo, NADA ha cambiado en la franquicia de Paraná. Comida fría, atención NO ideal e inseguridad se pueden combinar para pasarla realmente MAL.

 

Viernes a la siesta. No mucha gente en McDonald´s. Sin embargo, por alguna razón, sufrimos -nuevamente- una atención poco acorde a lo que uno eroga allí.

Primero que te cobren una cosa y luego, cuando estás esperando el producto para llevar a la mesa, quienes preparan comida y bebida se percatan que no se cobró tres “agrandes” de gaseosa y papa.

 

Vuelta a la cola, otra vez a pasar la tarjeta. Segundo, una vez que ya tenés las combos en la mesa, te percatás que de las cuatro CBO pedidas, TRES están FRÍAS. Sí… FRÍAS, como recién salidas del freezer.

 

La jovencita de camisa azul DUDA de ello y toca el pan, pero el punto era que el trozo de pollo estaba casi CONGELADO. O sea… Al HORROR de cocina le sumamos la desconfianza de lo requerido por el cliente. Patético.

 

A esperar unos minutos más comiendo papas fritas… Mientras, una indigente, con muestras que no todo andaba bien en la cabecita, se acerca a la mesa a pedir.

Le ofrecimos sin vacilaciones un recipiente lleno de papas fritas. Sin siquiera un “gracias” continuó deambulando por otras mesas del sector lateral que da a calle España.

 

Pasa de nuevo por nuestra mesa, pide algo de tomar, le explico que todo estaba siendo consumido y que no podíamos dividir los vasos.

 

Se desplazó hacia la mesa contigua donde estaba un reconocido funcionario provincial donde NO TUVO ÉXITO y entonces volvió a la carga… Ya lucía desencajada, ya no pedía, exigía un vaso de gaseosa y directamente ARREBATÓ UNO.

 

Voló el vaso y el líquido se derramó sobre tres CBO, dos papas, la remera y el celular de uno de los niños comensales.

De inmediato exigimos que se saque a esa persona que, raudamente, se dirigió a otra mesa a demandar una gaseosa también.

 

Demoró DEMASIADO la decisión del Personal en sacarla del local.

 

Un joven observó todo lo dañado en materia alimenticia y SÍ se encargó de reponer todo lo inherente a comida y bebida. Mientras, NADIE más OFRECIÓ AYUDA PARA HIGIENIZAR EL LUGAR ni se presentó ante nosotros una Encargada solicitando disculpas por el mal momento que habíamos soportado el cual debería estar filmado en las cámaras de Seguridad.

 

¿Saldo?… Fuimos mal atendidos, mal servidos, mal auxiliados, se arruinó una remera de calidad de un adolescente de 14 años, el celular está siendo limpiado pues le entró Coca Light, y esperemos que funcione.

 

Comimos MAL, perturbados, nerviosos de lo PÉSIMO que pudo haber terminado todo, teniendo en cuenta el estado de enajenación de dicha señora. Y, retirándonos, NADIE, NADIE, se acercó a decirnos siquiera “PERDÓN por lo ocurrido”.

 

Mc Donald´s es una firma que NO DEBERÍA generar esta mezcla de sentimientos en sus clientes. ALGUIEN debería hacerse cargo y saber PEDIR DISCULPAS, saber ponerse en el lugar del indignado cliente.

 

Pero no… En Mc Donald’s NADIE pone la cara. Total… tienen la vaca atada. La gente, inclusive nosotros, sigue yendo.

 

Quiera Dios que bendiga a algún capitalista e instale Burguer King en la capital entrerriana. Ese día, el paranaense ya no dirá “Me Encanta” McDonald’s pues -al menos- estará la competencia para intentar marcar la diferencia y AMBOS, no nos cabe la menor duda, bregarán incansablemente por satisfacer todas las pretensiones de sus consumidores. Ninguno querrá quedar en desventaja.

Lo cierto, lo concreto, que hoy, McDonald’s sigue sin cumplir en Paraná con el precepto de “servir comida de calidad, proporcionando siempre una experiencia extraordinaria”. Lejos está de ello…