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Mascotas en jaulas: tristeza no tiene fin

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- No UNA vez… En varias ocasiones, formulamos desde nuestras Columnas de Opinión consideraciones agudas, punzantes, acerca de nuestro desvelo e incertidumbre respecto a si se actúa INCORRECTAMENTE y/o si de alguna manera no se está causando DAÑO a mascotas enjauladas en distintas veterinarias de nuestra ciudad. Al parecer, los grupos proteccionistas NO leen Cuestión Entrerriana.

 

Honestamente, con profunda sinceridad, NO TENEMOS IDEA de cómo trabajan, qué motiva a grupos proteccionistas de animales a desarrollar tareas en defensa de sus Derechos. Lo cierto es que en los últimos tiempos NO SE VE la acción de los mismos en lo inherente a evitar que veterinarias sigan exhibiendo en sus vidrieras, o peor aún, en plena calle a pequeños cachorritos.

 

Confesamos que ya no tenemos bronca, ni siquiera fastidio, por la conducta presuntamente DESAPRENSIVA de algunos comerciantes y/o hasta veterinarios que no vacilan en presentar, poner a la vista sus mascotas no solo en jaulas ubicadas contiguamente a las vidrieras de los salones, sino que también, en una actitud que quizás pueda ser ostensiblemente dañina, los exponen al humo de micros urbanos o camiones, a los ruidos de escapes de motos, y hasta a que algún conductor pueda subirse a los cordones y haga volar las cajas-prisiones.

Todo bien con que pasan los chicos y se enternecen con tan divinos perritos, pero a no olvidar que así como les dan mimos, y elogios de toda índole, esos cariños suelen ser muy fugaces y destrozan las ilusiones de los cachorros cuando papá y mamá o hasta abuelos en la mayoría de las circunstancias dice “vamos querido…”, más aun cuando se enteran del precio de esa preciosa mascota y los animalitos se quedan entre los barrotes estremecidos por los ruidos o con el olfato confundido por los olores a gases varios y/o combustibles quemados por toda variedad de motores.

No estaría mal poner a los dueños de éstas casas, a quienes deberían CONTROLARLOS, y/o hasta los funcionarios en jaulas ahí, cerca del cordón de la vereda en la esquina y que sepan lo que se siente. Pero claro… Es verdad… NADIE dice nada. A NADIE parece interesarles éstos perritos. Vivimos en una ciudad donde la INDIFERENCIA ya es moneda corriente para la MAYORÍA, donde el NO TE METÁS se está volviendo TRADICIÓN, y el “adaptarse” al MAL es mejor “NEGOCIO” que tratar de encolumnarse tras el BIEN y aguantarse el remar en dulce de leche, o hasta en petróleo, pues es mucho más fácil la vida de ésta forma. Con el NO COMPROMETERSE…