Más allá de quien lo presida en el 2020 el país necesitaría tomar nueva deuda
|Con un semestre ya cursado, son varios los analistas que consideran que este año no se cumplirá la meta fiscal, incluso con los “permitidos” que otorgó el FMI, que dan la posibilidad de un rojo primario de 0,5% del PBI. En ese sentido, entre economistas la gran preocupación es lo que significaría ese incumplimiento en términos de credibilidad y de necesidades de financiamiento. Lo cierto es que, incluso con déficit primario 0%, el próximo Gobierno tendrá que endeudarse por el abultado déficit de divisas que generarán las deudas ya contraídas y la fuga de capitales crónica.
En ese sentido, el economista de la Fundación Germán Abdala, Juan Balasini, dijo a BAE Negocios: “Hoy el equilibrio fiscal no es condición necesaria y suficiente para resolver las necesidades de deuda. En todo caso las atenúa. Hay vencimientos de deuda que no se pueden pagar”. En ese sentido, dejando de lado el déficit público en pesos, la clave es mirar el rojo de divisas, incluyendo la dinámica privada, para el año que viene. El CESO calculó un déficit de dólares de US$19.219 millones, en base a la demanda para fuga y vencimientos de deuda y la oferta limitada a los desembolsos del FMI y un leve superávit de bienes y servicios. Esos US$19.219 M equivalen a las necesidades de financiamiento para el 2020.
Retomando lo fiscal, con el ojo puesto en el factor credibilidad y en términos de cumplimiento de la meta, la consultora Economía & Regiones (E&R) señaló en su último informe que, por el flojo desempeño de la recaudación tributaria, espera que el rojo primario cierre el año en torno al 1%. Semejante número empeora si se observa que el déficit total cerraría en 4,2%, teniendo en cuenta una proyección oficial de 3,2% para la carga fiscal generada por los intereses de la deuda. Según el promedio del REM, el rojo fiscal será del 0,6% del PBI. Cinco de los consultados consideraron que cerrará en torno al 1%.
Además, en su último informe de research, el Grupo SBS consideró: “No esperamos que se cumpla la meta fiscal de este año”. También la economista principal de la consultora LCG, Melisa Sala, señaló: “Aun cuando el Gobierno siga concentrando su esfuerzo en reducir el desequilibrio fiscal, estimamos un déficit primario en torno a 0,8% del PBI”.
Hasta acá, mirando los números hasta el 2018, el Gobierno nunca logró achicar la brecha fiscal. Recién el arreglo con el FMI llevó a una corrección de ese déficit. En 2015 el déficit total cerró en 5,9% del PBI. En 2016 saltó a 6,7%, por el impacto de la recesión post-devaluación sobre la recaudación tributaria. En 2017 terminó con un idéntico 6,7% por el efecto electoral keynesiano. En 2018 cerró en 6,1%.
El impacto de la recesión sobre la recaudación tributaria es un fenómeno conocido: implica una menor recaudación. De ahí el problema de que un ajuste fiscal recesivo achique los ingresos y exija nuevos recortes del gasto. Desde el Grupo SBS reseñaron: “Los ingresos volvieron a sufrir la recesión, la fuerte caída de la masa salarial y un nuevo desplome de las rentas de la propiedad. Las retenciones tampoco terminan de despegar”.