Maquinaria agrícola: los fabricantes contra la importación de usados

Poco tiempo duró para la industria metalmecánica el entusiasmo que transmitía el productor agropecuario al referenciar una buena cosecha, con rindes especiales y en compañía del clima. Es más, se pasó de la preocupación centrada en el tipo de cambio bajo, al igual que la de los precios internacionales, a la angustia que viene generando la resolución del gobierno nacional con la apertura de las importaciones de maquinaria agrícola usada.
Para la mayoría de las fábricas (tanto nacionales, como multinacionales), un dolor de cabeza que se acentúa día tras día, por encima del alivio para muchos productores y pooles de siembra que ven la posibilidad de comprar una cosechadora a u$s 100 mil, cuando el mismo modelo (2012) en el país sale por arriba de los u$s 255 mil.
En este contexto, varios referentes ya vaticinan una invasión de productos importados, a precios de chatarra y con un fuerte impacto negativo en la comercialización de nuestro país.
“El productor va a tomar bien la alternativa, ya que le permitirá conseguir con menos plata un bien de capital de trabajo. Igual, está claro que la medida no será gratis para el ecosistema en general, ya que va a generar demasiadas complicaciones entre las que prevalecerá el análisis sobre si vale la pena seguir produciendo”, alertó Enrique Bertini, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma).
También remarcó que frente a un contexto de márgenes muy finos, problemas de liquidez de muchos productores y un campo que aún no está dejando los beneficios esperados, la desesperación termina haciendo que todo lo que sea más barato te termine conviniendo.
“Igual hay que decir que este tema de los costos altos de cosechadoras, tractores y otros máquinas agrícolas, en Argentina, es más comercial que de producción”, explicó Bertini. Destacó que la mayoría de los mismos implementos que se fabrican en Brasil y llegan a nuestro mercado, cuestan un 40 % menos que acá en otros países del Mercosur.
Según este funcionario, el gobierno debe analizar el problema de comercialización y los precios de oportunidad que ponen estas empresas multinacionales que son, desde hace años, de impacto negativo para el productor agropecuario.
“Nadie arbitra sobre esto. Al contrario, se lanza un decreto de espaldas a la industria nacional, con la complejidad que van a ingresar al mercado productos de EEUU, y otros regiones del mundo, con una conformación muy diferente a la que se utiliza en la región, identificada con la industrialización brasileña”.
Por ahora, las cámaras están anticipando que no habrá una respuesta inmediata en los servicios de posventa de cada empresa instalada en el país, incluidas las ocho multinacionales que cuentan con doce plantas distribuidas en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. “Los repuestos, ajustes y otros elementos técnicos tendrán que ser solicitados a los países de origen de cada maquinaria”, advirtieron.
Para las empresas locales, la disociación en el entendimiento sobre el papel preponderante de Brasil, es uno de los principales factores que debe analizar el productor antes de realizar la compra. Por otra parte, también han salido a explicar que si por algún motivo, en un marco de tantas guerras arancelarias, de golpe de cerraran las importaciones podría haber dificultad para recibir repuestos de EE.UU. y los países de Europa, como ha sucedido en reiteradas ocasiones y frente a diversos gobiernos.
“Acá el productor sabe que el tiempo, la demora, son costos. Si la apertura de importaciones de maquinaria usada es por un lapso indeterminado, aquellos que compraron cosechadoras o tractores mediante créditos van a ver una fuerte desvalorización de su producto y esfuerzo; como consecuencia de la ruptura del ecosistema económico del país”, subrayó Cafma anticipando la dificultad que tendrá la salida de usados en los concesionarios de maquinaria agrícola, junto a una brutal descapitalización del sistema comercial argentino.
Por ahora, todo es solo una advertencia, aunque el reclamo va directo al Estado nacional, que terminará siendo parte del daño.
“A un costado o en la vereda de enfrente, instando a que las empresas privadas se arreglen por sí misma, no condice con la cantidad de impuestos que nos están cobrando. De manera abusiva nos sacan por todos lados, ya que estamos pagando un 30 o 33 % de impuestos para producir, mientras que Brasil lo hace con solo un 14 %. La paradoja es que muchos producen en varias regiones brasileñas y luego venden en nuestro país a un 30% ó 40 % más caro. Nadie se preocupa por solucionar el problema comercial y lo único que faltaría es que los bancos nacionales y demás, terminen financiando la compra de maquinaria agrícola usada, en un futuro inmediato”.
Esta semana, algunas estimaciones indicaron la posibilidad de pérdida de fuentes de trabajo si la situación se acentúa. En una primera etapa, podría ser de 5 a 8 mil puestos en toda la industria metalmecánica, aunque no se descarta una cifra cercana a los 17 mil empleados, si no se anuncian medidas paliativas o de equiparación sobre el tema.