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¿Llega el mejor Pittman a Sionista?

Hace poco más de una semana desde Sionista se oficializó la llegada de Abdul Joshua Pittman. Sebastián Svetliza se dará el gusto de dirigir a uno de los mejores extranjeros que tuvo en su historia la Liga Nacional. El alero estadounidense llega de plasmar una buena temporada en Libertad de Sunchales, pero con sus 36 años y tantas competencias encima, con glorias y vicisitudes, como con el estigma imborrable de haber sido duramente sancionado por un test anti-doping positivo, es inevitable analizar cuán beneficiosa puede ser su contratación.

 

No nos interesa para nada desempolvar su vínculo con el doble doping que lo alejó por unos años de la Argentina. De hecho, pese a la durísima sanción de la AdeC, el nacido en Winston, North Caroline un 14 de julio de 1976, y 1m97, no dejó de exhibir su luz, su enorme virtuosismo y fue acogido por Halcones de México para luego retornar a nuestro básquet reforzando a Obras y como ya enunciamos, a Libertad en la Liga que está a punto de concluir.

 

Tras egresar de Asheville (NCAA) y sumarse en su primer viaje a Peñarol de Mar del Plata donde estuvo jamás cargó con fracasos de competencia. El club que representó siempre peleó lugares de privilegio.

Entre el ’98 y el ’02 fue figura de los “Milrrayitas” para emigrar por un año a la Lega Due de Italia (Bignami Castelmaggiore) y un breve paso por la NBDL, luciéndose en el Asheville Altitude.

En su regreso sorprendió al unirse a Quilmes de Mar del Plata. Durante dos temporadas siguientes se destacó en Atenas de Córdoba hasta que en diciembre del 2004 se le detectó por primera vez una prueba positiva por consumo de marihuana, siendo suspendido por 3 meses y dejando el país para ser contratado por Gatos de Monagas, Venezuela.

Purgada la pena y recomponiendo relaciones con la hinchada de Peñarol retornó al “Albiazul” participando en dos Ligas sucesivas, aunque con “vacaciones” en Delfines de Miranda (Venezuela).

Ya para la 2007/2008 Libertad de Sunchales confió en él pero otro control lo implicó en una reincidencia en la adicción presunta por estupefacientes, llevándose toda su jerarquía a México hasta que Obras lo repatrió y Libertad renovó la fe, evidentemente sin equivocarse.

 

Pittman será bienvenido por Sionista y en sí por Paraná, arribando a su primer encuentro con un precedente muy halagüeño: no es un jugador foráneo que haya sufrido graves lesiones. Los archivos dicen que padeció:

-un desgarro ligamentario del peroneo astragalino anterior que produjo un esguince de segundo grado de tobillo derecho;

-un desgarro en el recto anterior del cuádriceps de la pierna derecha;

 

-un desgarro en el isquiotibial de la pierna derecha;

-una contractura en la espalda;

-un esguince leve de tobillo izquierdo, entre los distintos informes que logramos recabar.

 

Éste escolta-ala bajo que empezara a jugar a los 13 años luego de jugar fútbol americano y beisbol, pero que en su adolescencia se destacara con los video-juegos (Madden, era su preferido), también logró estudiar en su etapa universitaria como Sociólogo y se dio el gusto de intervenir en dos campus de la NBA. Uno, nada menos que el de Los Angeles Lakers. Pero ese año justo estaba el lockout y se vino a la Argentina donde allá por 2007 dijo que no volvería más a jugar aquí, sintiéndose “perseguido” por la pena que le impusieran y que en FIBA de algún modo le redujeran sus efectos con asesoramiento de Julio Lamas a su representante.

 

Pittman, adicto al rap, al cine y que supo complementar el básquet con el box, acaba la Liga 2011/2012 como 7° goleador de la Serie Regular con 15.3 puntos de promedio, 57 % de Dos, 40 % de Tres y 72 % en Libres. Josh quedó a su vez 7° en la Tabla de Mejores % de Dos.

Evidentemente, pasan los años pero sigue siendo uno de los máximos referentes ofensivos de la Liga. Su talla y forma física lo convierten en uno de los escoltas con proclividad a tirarse de alero con eficaz mecánica de lanzamiento mediante una alta variabilidad de métodos de resolución que lo mantienen como un peligrosísimo atacante.

Más allá de ya no poseer tan veloz repentización sigue esgrimiendo el toque sutil de diferencia creando continuamente situaciones complejas para las defensas con desequilibrios con o sin pelotas y así gestando espacios y ángulos para sus compañeros, al igual que sacando muchas faltas.

Y pese a los 36 años no pierde su ambición por el contragolpe sin caer en el vértigo gracias a su enorme oficio y categoría.

“Pecados” más elocuentes: por lapsos, le sigue costando largar la bola atrayendo demasiadas responsabilidades; en tanto que, en defensa no se le puede pedir milagros a un atacante nato, a un jugador de tanta riqueza ofensiva.

 

Las preguntas por el millón son: ¿podrá adaptarse al estilo de Svetliza? ¿Podrá adecuarse a tanta seriedad o profesionalismo MAYÚSCULO en el cual se prioriza ESENCIALMENTE la disciplina y la BUENA RELACIÓN HUMANA GRUPAL?

Apostamos que ya con 36 años, con tanta JERARQUÍA, con tanto PRESTIGIO, y obrando con INTELIGENCIA en una ciudad donde NO HAY PRESIONES, Pittman se sentirá como en el paraíso y podrá dar una buena mano siempre y cuando el cuerpo no le juegue en contra precisamente por el estilo de trabajo INTENSO que bosqueja año a año Svetliza y su Cuerpo Técnico en busca de una preparación física exhaustiva.

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