Liga A: Juan Cantero frustró a Sionista
|Sionista empezó bárbaro, implacable, de la mano de un Junior Cequeira indomable, pero Atenas, sin brillar, comprendió dónde estaba la fórmula ofensiva a controlar y cuáles eran los espacios a explotar de la defensa rival. El team de Juan Pablo Cantero puso la serie 1-0 con un 74-66 que amargó a los paranaenses. El base fue clave en la reacción cordobesa.
Junior Cequeira fue imponente en el inicio, venciendo todo antídoto defensivo dispuesto por Oscar Sánchez. Al conductor chaqueño se fueron agregando poco a poco en el poste alto Clarence Robinson y Alejandro Zilli en ese orden quienes ganaron la lucha interna casi sin concesiones.
Con esas cualidades, Sionista supo estar 9 arriba (7-16) pero hubo esporádicos revulsivos con tonada que permitieron al “Griego” achicar distancias promediando esos 10 de arranque.
Los del Centro entendieron, leyeron, la contra propuesta del rival y volvieron a sacar luz de 9 en la clausura de éste período.
Locatelli acomodó la muñeca en el comienzo del segundo y redujo otra vez la diferencia aunque en los visitantes mejoró el paraguayo Javier Martínez e irrumpieron desde el banco colaboraciones de Daniel Hure y Jimmy Boston para mantener supremacía, aunque con menor contundencia.
Así como el CJS se vio beneficiado con un par de enroques, los accesos a la pista de Juan Pablo Cantero y Federico Ferrini provocaron un cambio decisivo, cambiando la dinámica del perímetro cordobés para modificar el trámite de modo notable.
Juan Pablo Figueroa (9 pts., 2/3 en Libres, 2/2 de Dos y 1/1 de Tres), Juan Manuel Locatelli (7 pts., correcto de Dos y Bajo “0” de Tres), y Diego Lo Grippo (9 pts., no tan eficaz), fueron el soporte “Griego” en la primera parte, agregándose luego desde el banco el paranaense Juan Pablo Cantero (5 pts., 3/3 desde la Línea y 1/1 de Dos) y la Pantera Federico Ferrini (4 pts., 2/2 de Dos) gestores de la enorme reacción “Verde” para concluir solo un punto abajo.
Sionista ganaba ese primer tiempo con un 60 % de Cancha contra un 52 de los cordobeses.
Atenas marcó 5 libres más que los entrerrianos, pero el team de Svetliza hizo la diferencia vía tiros de Dos ante la igualdad en anotaciones de Tres.
Por los paranaenses, Junior Cequeira (11 pts., 4/6 de Dos y 1/1 de Tres) se destacó en la base del Centro Juventud, contando con enorme colaboración interior de Chuckie Robinson (13 pts., 3/5 desde la Línea, 5/6 de Dos y 6 rebotes) y Ale Zilli (7 pts., (1/1 en Libres y 3/5 de Dos). O sea, el 71 % de los puntos entrerrianos eran anotados mediante éste triunvirato.
Todo cambió radicalmente en el tercer cuarto cuando Atenas ajustó la defensa y se escapó por seis (58-52) sin dejar de incurrir en distracciones que le valieron a los de Entre Ríos clavar dos triples consecutivos (Hure y Rodríguez) más un libre adicional que le valieron a Sionista volver a liderar (58-59) reapareciendo (aunque en menor influencia) Cequeira y sumándose Matías Fioretti quienes permitieron que disimular los bloqueos totales de Robinson y Zilli como la ausencia absoluta de Gary Buchanan.
Este tercer período finalizó con una conversión (la única de ésta etapa) de Figueroa que posibilitó dar vuelta el scorer. Cantero, Kanté, y Lo Grippo (pese a que éste bajó sensiblemente su tributo) fueron las vías desequilibrantes en el campeón.
Las planillas de uno y otro remarcaban de modo harto elocuente el nivel discreto de la contienda. Se llegaba a la media hora con 10 minutos en los cuales se vio la paridad de ambos en los Tiros de Cancha (6/17 del local y 6/16 de la visita), siendo el punto a favor del CJS el 2/6 de Tres sobre el 1/6 de su contrincante y el punto muy flaco de los “Celestes” en la escasa visita a la línea de Libres (1/3 contra el 4/5 de su oponente). Aparte, de Dos, fue 5/11 contra 4/10, otra cuota de mayor cotización (dentro de lo malo) para el equipo del Huevo.
La balanza se inclinó en el último chico por cuanto una doble base entre Figueroa y Cantero más la labor interior de Kante le permitió a Atenas reconstituir la ventaja (68-62) y ampliarla con triple del base de Paraná a muy poco del final (71-62) frente a un Sionista que siguió dilapidando libres.
Svetliza vio resignado como se escapaba la victoria y el primer punto, más por defectos propios que virtudes ajenas.
Prueba innegable: Robinson pasó de los 13 puntos de la primera etapa, a solo 2 en los cuartos siguientes. Zilli, de 7 a 1. Cequeira, de 11 a 6. Buchanan, Martínez y Boston no incidieron pese a los amagues y en esos 10 de clausura convirtió solo 7 puntos.
Obviamente, no puede negarse la lucidez de Sánchez en algunos cambios de fichas y de dispositivos. Sionista solo anotó 22 puntos (15 en el 3° y 7 en el 4°) y en ello tuvo influencia indiscutible la intensidad defensiva que le dieron Lo Grippo y Kanté o como mutó en ese aspecto el perímetro, especialmente impidiendo “alimentación” de afuera hacia adentro a través de los sistemas que se arman para que lastimen los grandes.
Destacada la virtud cordobesa queremos acentuar lo que fue el ataque paranaense: recordemos como fue la planilla de lanzamientos de Sionista: 5/8 en Libres, 15/27 de Dos y 3/7 de Tres. Bueno… Atención… En los dos siguientes períodos fue así: 2/9 en Libres, 7/17 de Dos y 2/10 de Tres. Notable. Un contraste profundo donde se puede elogiar la defensa del oponente pero es inevitable reconocer que el CJS mermó también por falta de ideas propias y otro argumento inmodificable es que lanzó 7/17 en Libres, o sea, un 41 %. Terrible!!!. Un regalito increíble.
Este domingo puede llegar la reivindicación aunque nos queda, imborrable, la sensación que Sionista sintió un progresivo deterioro en su intensidad psicofísica y nunca pudo recomponer la imagen de los primeros 12 a 15 minutos.
Ganó con la defensa
Peñarol de Mar del Plata volvió a derrotar a Boca Juniors y se aseguró la ventaja deportiva que posee en la serie semifinal. Esta vez la victoria de Peñarol fue por 71-62 en medio de un partido discreto en el que ganó el que falló menos y defendió mejor y tuvo a Rodríguez (19 puntos, 5/10 triples) como protagonista.
A diferencia del primer punto Peñarol lejos estuvo de poder repetir su eficacia en los tiros triples (12/36), desnudó contratiempos para poder hilvanar sus ofensivas (36 tiros triples contra 24 tiros dobles) y debió apelar a su defensa para poder sacar el juego adelante, más allá que en el balance ganó de forma clara.
En el primer tramo Peñarol (que falló sus primeros seis tiros triples y pronto debió desprenderse de Leiva por llegar a su segunda infracción) tomó una máxima de siete en base a algunas apariciones de Lamonte (7) y un par de triples de Rodríguez (22-15). No obstante, el local no pudo mantener la diferencia porque sus desajustes defensivos le dieron opciones a Moodie (6) y Boca estrechó con libres de Ingles (22-21).
En el segundo período -y después de volver a escaparse por cinco (26-21)- Boca confundió algo a Peñarol modificando varias veces la defensa y entonces fue el conjunto xeneize quien -encontrando puntos en su banca de suplentes con Woodward y Martina- estampó un parcial de 10-0 que le permitió situarse arriba (26-31) y forzó a Hernández a parar el partido y hacer reingresar a Rodríguez. Precisamente éste más un par de incursiones de Lamonte dejaron al dueño de casa (¡1/8 triples!) con ventaja mínima (35-34).
La paridad se extendió por cinco minutos más en el tercer cuarto (37-37) hasta que Rodríguez convirtió el cuarto triple de su cosecha personal y desde ese momento Peñarol ya nunca más miró el resultado desde abajo (40-37). En tres minutos Peñarol amplió a nueve capitalizando los problemas que Boca, controlado Moodie (sin puntos en el segundo y tercer cuartos), padecía al momento de atacar (50-41). Como mucho Boca estrechó a cuatro con triple de Aguirre (52-48) pero luego Campazzo respondió con otro (55-48).
El partido quedó sentenciado en el inicio del último segmento cuando Peñarol consiguió dos triples (Mata y Campazzo) y dos tiros libres de Leiva que implicaron una corrida inicial de 8-0 para imponer una máxima de quince (63-48). Sin embargo, después Peñarol atravesó pasaje de cuatro minutos sin anotar mientras Boca completó los primeros siete sin sumar de cancha. En esas condiciones la calidad del espectáculo, en declive desde el inicio, encontró su piso y un cierre con tanta imprecisión favoreció al que tenía la ventaja.